Mujeres de distintas expresiones artísticas se unieron para tejer la resistencia, desde sones jarochos hasta performances y murales. Crédito: Karina Corona / Reporte Índigo.

Arte y resistencia en la marcha del 8M: entrelazando lemas y manifestaciones culturales

Miles de mujeres marcharon en la Ciudad de México el 8M 2024, donde con el sonido del tambor hasta sones jarochos expresaron una poderosa resistencia artística y feminista

Las jacarandas saludaban el despertar del 8 de marzo de 2024 con sus pétalos morados, un recordatorio de la belleza y la resistencia que florecen en cada rincón de la urbe. Bajo el cielo azul salpicado de nubes, miles de mujeres se congregaron para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

Desde temprano, las calles se inundaron de pancartas y lemas vibrantes, reflejando la diversidad de voces y luchas que convergen en este día. “La igualdad no es un sueño, es un derecho”, “si me ven marchando no es por moda, marcho por todas y por mí. Para que ser mujer no nos cueste la vida”, proclamaban algunas, mientras que otras coreaban “Ni una menos, vivas nos queremos”, recordando la urgencia de poner fin a la violencia de género.

Entre sones jarochos, el sonido del tambor resonaba como el más sonado, acompañado por las voces fuertes y decididas de las mujeres del colectivo de Son Jarocho Feminista. Cantaban “¡Ay arriba, arriba porque soy feminista, yo lucharé!”, llenando el aire con un himno de empoderamiento y compromiso. Además de mucho baile, zapateado, canto y resistencia.

Miles de mujeres se congregaron en las calles de la Ciudad de México, dispuestas a alzar la voz y denunciar las violencias y malos tratos que persisten en la sociedad. Entre la multitud, distintas expresiones artísticas, creando un tapiz de resistencia y solidaridad. Incluso, en algunas de las paredes, hubo muros para denunciar a diversos agresores, entre ellos, figuró el actor Tenoch Huerta, a quien denunciaron por abusador sexual y de retirarse el preservativo durante el acto sexual sin consentimiento, acto que es un delito.

Crista, una de las músicas que se unió a la marcha, compartió: “Siempre tocamos, no por dinero, sino acompañando a colectivas con fines políticos”. Las hermanas García, cantantes de Guerrero, expresaron su emoción al participar por primera vez en una manifestación tan poderosa, utilizando la música como un medio para buscar justicia.

“Es nuestra primera marcha y como costeñas venimos de un lugar muy machista. Nos motiva y emociona ver a tantas mujeres luchando. Estamos agradecidas son las mujeres que gritan y hacen valer nuestros derechos”, dijeron las cantantes a Reporte Índigo.

Los muralistas, artistas multidisciplinarios y bailarinas, resaltaron la importancia de las formas de hacer arte que las hacen sentir libres. Para ellas, hacer performance es un acto de amor hacia ellas mismas y hacia el arte, dejando una huella efímera pero significativa en el tiempo limitado que comparten con quienes pasan.

Paulina Ornelas, egresada de la licenciatura en danza folklórica y Selva, artista visual y muralista, destacaron la necesidad de hacer algo propio y auténtico en la marcha. Como muralistas, están acostumbradas a ver sus obras desaparecer, pero saben que su impacto perdura.

El contingente de la escuela de danza folklórica del INBAL llevó consigo una de sus principales peticiones: acabar con el acoso y garantizar oportunidades equitativas para todas las mujeres. En un ambiente hostil y patriarcal, donde a menudo se menosprecia el talento y la dignidad de las mujeres, ellas se unen para reclamar su espacio y su derecho a bailar con libertad.

Las chamanas y las artistas del colectivo Las tamboreras que han sufrido la falta de respeto por ser mujeres, resaltaron la importancia de unirse y reivindicarse como fuerza propia. Con el sonido del tambor, honraron la sabiduría transmitida por sus abuelas, conectando corazón y memoria ancestral en un solo canto de resistencia y dignidad.

En la marcha del 8M 2024, la fuerza de la resistencia se manifestó en cada ritmo, en cada danza, en cada voz que se alzaba para dignificar los valores y avanzar con dignidad hacia un futuro más justo y equitativo. El sonido del tambor y los sones jarochos se unieron a este coro de empoderamiento, marcando una jornada donde el arte y la cultura se convirtieron en poderosas herramientas de cambio y expresión.

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