De nada ha servido que desde el 27 de noviembre de 2017, el archipiélago de Revillagigedo haya sido nombrado Parque Nacional y se haya prohibido la pesca, como en otras áreas marinas protegidas.
Ese día se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto firmado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto que amplió el área natural: de Reserva de la Biosfera se convirtió en un Parque Nacional, el más grande de América del Norte.
“Con la declaratoria de creación de Parque Nacional y el status de Área Natural Protegida de competencia federal se da un gran paso para lograr la máxima protección posible en esa región”, anunció el Gobierno federal en un comunicado.
El objetivo era salvaguardar y conservar los ecosistemas característicos y propios, por ello implementó la prohibición en tres aspectos: actividades pesqueras dentro del polígono; la extracción de cualquier recurso natural y la construcción de todo tipo de infraestructura”, se lee en el documento.
Sin embargo, una investigación de la organización Oceana revela que a partir de ese año, siete embarcaciones —tanto con sistema de monitoreo satelital VMS (Vessel Monitoring System) como con AIS (Automatic Identification System)—, han realizado actividades pesqueras en la zona de uso restringido.
“Respecto a las embarcaciones con sistema AIS, se encontró que estas utilizan el arte de pesca de cerco para capturar atún, ya que en la zona se distribuye el aleta amarilla. Esto indica que a pesar de la prohibición de pesca decretada en el año 2017, embarcaciones siguen realizando actividades de pesca en la zona”.
Así lo señala el informe “Zonas de protección marina bajo amenaza: casos de pesca ilegal en Áreas Marinas Protegidas y Zonas de Refugio Pesquero”, publicado por la organización Oceana y dado a conocer a finales de mayo pasado.
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Actividad sin control
Desde el 2012 y hasta febrero de 2021, al menos 236 embarcaciones mexicanas ingresaron a siete Áreas Marinas Protegidas (AMP) en el país para realizar presunta actividades de pesca, lo cual representa una amenaza para las especies que ahí habitan.
Así lo revela la organización Oceana en su investigación más reciente, en la cual se explica que muchas de estas embarcaciones realizaron sus actividades en zonas de no pesca y otras violaron las restricciones respecto al tamaño de embarcación o arte de pesca permitido.
Una de ellas es justamente Revillagigedo, el área marina protegida más grande de América del Norte, donde sigue habiendo embarcaciones pesqueras que ingresan ahí para pescar.
Mariana Aziz, directora de Campañas de Transparencia de Oceana en México, dice que pese a que se convirtió en la zona más grande de América del Norte donde se prohíbe la pesca, siguen ingresando embarcaciones a realizar estas actividades.
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Castigo a los responsables del daño a áreas marinas protegidas
El estudio de Oceana se realizó a través de un análisis de embarcaciones pesqueras que tienen sistema de monitoreo satelital, dice Mariana Aziz, directora de Campañas de Transparencia de esta organización en México.
De acuerdo con la metodología de la investigación, los datos y la posición de la embarcación se obtuvieron mediante la plataforma Global Fishing Watch (GFW), la cual es de acceso público y gratuito.
“A partir de este análisis buscamos qué embarcaciones ingresaban a distintas áreas marinas protegidas y realizaban posibles actividades pesqueras ilegales”, explica.
Así fue como encontraron que habían 236 embarcaciones en zonas donde se prohibía la pesca realizando posibles actividades de este tipo, lo cual es poco más del 10 por ciento de las naves registradas en el sistema de monitoreo satelital que está a cargo de la Conapesca y donde se recopilan estos datos.
“Nosotros lo detectamos en este reporte en siete Áreas Marinas Protegidas y una es una zona de refugio pesquero. Donde encontramos un mayor número de embarcaciones realizando posible actividad fue en el Parque Nacional de Arrecife de Alacranes que se encuentra en la península de Yucatán, aquí encontramos 106 barcos que realizaron posible actividad ilegal”, relata.
Aunque Aziz explica que existen sanciones para evitar este tipo de actividades que van desde multas hasta el retiro de embarcaciones, lo que se debe confirmar es que efectivamente se realizaron este tipo de acciones, lo cual es difícil.
“Por eso también consideramos que es de gran importancia que estos datos sean transparentes, porque lo que nosotros ahorita estamos presentando es actividad que ya sucedió, o sea, es algo que ya pasó, si tuviéramos los datos disponibles en un tiempo cercano al real en el que ocurrió la actividad pesquera, podríamos verificar más fácilmente si realmente ocurrió y podría facilitar la labor de la autoridad.