Un video de Facebook muestra el momento en el que a Valeria, una niña de Puebla, le colocan la peluca de cabello natural. En la transmisión que realiza Rizos de Amor y Alegría A.C. también está Yazmín Lara, quien hace la entrega 233.
“Se me salen las lágrimas. Es un regalo que yo quise hacer porque falleció mi bebé, entonces, todo lo que no le pude comprar a él, lo quiero compartir. Teníamos ese dinerito guardado y dijimos ‘vamos a ver una sonrisa en alguien más’ y esto me hace feliz, ayuda a mi corazón a sanar’”, pronunció la madrina.
Esta forma de ser parte de la asociación civil consiste en hacer una aportación económica para una peluca y la persona que realiza el donativo puede conocer al paciente que va a recibirla.
“Da mucha emoción y es el motor para decir que esto que estamos haciendo vale la pena y hay que seguir”, expresa Karina Avendaño, una de las presidentas fundadoras, en entrevista con Reporte Índigo.
El que era su proyecto escolar de la Maestría en Alta Dirección y el diplomado de Líderes Sociales desde 2009, en 2016 se convirtió en asociación civil.
“Originalmente nada más se llamaba Rizos de alegría. Muchas veces cuando somos pequeñitos las mamás tienden a guardar nuestro ‘chinito’ de cabello, aunque sea lacio. De ahí tomamos la idea pero resulta que era un nombre que ya estaba registrado y decidimos agregar la palabra amor porque la gente que hace un donativo lo da así”, explica.
Su madre enfermó de cáncer el año pasado y aunque no perdió todo su cabello, a Karina Avendaño le permitió comprender que una persona no se cura con una peluca, pero sí le ayuda a sentirse mejor. Para ella es importante visibilizar la lucha contra este padecimiento crónico y otros que también ocasionan la pérdida de pelo, como la alopecia.
“Nosotros no nada más trabajamos con gente que padece cáncer, hay muchas otras razones por las cuales se puede perder el cabello y casi no se hablan. Cuando esto pasa no nada más tienes afectada la parte física, también la emocional y esto tiene una implicación social”, afirma.
Las donaciones de trenzas de mínimo 30 centímetros sin tinte, canas o cabello decolorado son la base de esta asociación.
“Cuando recibimos el cabello lo primero que se hace es clasificarlo de acuerdo al largo, al tipo (chino, lacio, ondulado) y al color (negro, castaño oscuro y castaño claro). Cuando recibimos una solicitud de peluca y la persona nos dice cómo la va a querer, detona el proceso de tener entre seis y siete trenzas y entonces empieza la fabricación. Se hacen a mano, es un proceso artesanal que dura alrededor de cuatro o cinco semanas”, detalla.
La asociación Rizos de Amor y Alegría es donataria autorizada y otorga el recibo deducible de impuestos por apadrinar una peluca.