El Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) de Jalisco presenta problemas de descoordinación entre las instituciones que lo integran, e incluso carece aún de objetivos comunes que guíen las acciones de sus miembros, de acuerdo con un diagnóstico que elaboró la asociación Jalisco Cómo Vamos.
Con base en una encuesta realizada a los funcionarios de las ocho instituciones que conforman el sistema, la asociación Jalisco Cómo Vamos evidencia que, a dos años de la puesta en marcha de este esquema anticorrupción, no se ha logrado establecer aún una articulación efectiva entre las actuaciones de sus integrantes.
Son múltiples los reactivos de la encuesta publicada en el “Diagnóstico Sobre Corrupción en Jalisco 2020” que exhiben la descoordinación al interior del sistema, empezando por la pregunta de “¿cuál es la principal debilidad del Sistema Anticorrupción del Estado?”.
El primer lugar lo ocupó la “falta de coordinación”, con el 38.2 por ciento de las respuestas; seguido de “su estructura, la forma de operación”, con el 14.7 por ciento; y en tercero, la “intromisión de intenciones políticas o individuales”, con el 11.8 por ciento.
Por ello, el diagnóstico advierte: “En cuanto a debilidades, remarcan la ‘falta de coordinación’, lo cual es fundamental para que como tal un sistema funcione. También mencionan ‘su estructura, la forma de operación’ e ‘intromisión de intenciones políticas o individualidades’, ambas pudieran ser las causantes de esa falta de coordinación”.
Incluso, cuando se le cuestionó a los funcionarios del SEA “¿cuál es el o los mecanismos de coordinación y vinculación que existen actualmente entre las instancias que integran el Sistema Anticorrupción?”, la variedad de respuestas llevó a la siguiente conclusión en el estudio:
“En general, no parece haber claridad entre las instituciones sobre cuál es o son los mecanismos de coordinación y vinculación del sistema, aún y cuando la propia Ley del Sistema Anticorrupción del estado plantea que es obligatorio que dichos mecanismos existan y se implementen. Y además, para que se pueda operar a manera de sistema, también dichos mecanismos o canales de interlocución resultan fundamentales”.
La descoordinación volvió a surgir cuando se cuestionó por los “tres pendientes más urgentes de atender a través del SEA de Jalisco”, pues el número uno fue: “Debe existir mayor presencia, coordinación y fortalecimiento del Sistema en relación con otras instituciones”, a lo que el diagnóstico añade:
“Entre los principales pendientes identificados por las y los funcionarios, encontramos que la principal necesidad tiene que ver con la coordinación institucional, para que el resto de los planes, investigaciones y cambios normativos que debe realizar el sistema puedan tener cauce”.
Objetivos desvinculados
La carencia de objetivos unificados entre los miembros del SEA salió a relucir con el reactivo de “¿cuál es la principal área de mejora del Sistema Anticorrupción?”, pues las dos principales respuestas fueron “coordinación/comunicación” (23.5 por ciento), y precisamente:
“Enfocarse en combate a la corrupción/Unificar objetivos” (11.8 por ciento).
El diagnóstico acota que: “La principal área de mejora es la ‘coordinación/ comunicación’, lo cual parece elemental al ver las debilidades que mencionan. Llama la atención que la segunda respuesta con mayor proporción de respuestas fue ‘enfocarse en combate a la corrupción/ Unificar objetivos’ lo cual ya debería ser un tema en ejecución pues es la razón de existir del sistema”.
Entre las respuestas textuales que dieron los miembros del SEA a este reactivo, en lo concerniente a la necesidad de enfocarse en el combate anticorrupción y unificar objetivos, están estas:
“Los temas que discuten al seno del sistema tienen que ver con aspectos de organización y funcionamiento más que con estrategias claras para combatir el fenómeno de la corrupción”, “la definición de una agenda que sea verdaderamente común, no cada quién en lo particular tener la propia” y “fortalecimiento de la agenda sistémica”.
Las deficiencias del SEA impactan en su relación con el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), pues la mayoría de los funcionarios locales calificó como inexistente, mala o regular la articulación entre ambos entes: “Respecto a la coordinación entre instancias del Sistema Estatal con las del Sistema Nacional, la mitad de las funcionarias y funcionarios la califican como regular o mala, mientras que 14.7% indica que no existe tal coordinación”.
La conclusión del diagnóstico sobre la descoordinación del SEA, es esta: “Un elemento indispensable para que el Sistema Anticorrupción pueda operar en tanto sistema es la coordinación entre sus componentes. Dado que los resultados del estudio reflejan poca claridad y limitada información sobre la existencia y operación de una plena coordinación, es de suma urgencia que se desarrollen mecanismos de coordinación entre las instancias”.
Salarios y resultados del Sistema Anticorrupción
Estas deficiencias de desarticulación y carencia de agenda común en el SEA, se están dado a pesar de que se crearon estructuras burocráticas con altos sueldos justo para atender los asuntos de dicho sistema, tales como la Secretaría Ejecutiva y el Comité de Participación Social (CPS).
En el caso de la Secretaría Ejecutiva del SEA, sus 40 burócratas cuestan 28 millones 355 mil 456.39 pesos al año, destacando su secretaria técnica: Haimé Figueroa Neri, cuyo sueldo bruto es de 109 mil 148 pesos (considerando prestaciones ese puesto cuesta al año un millón 857 mil 349.19 pesos, o 154 mil 779.09 pesos mensuales).
Con respecto al CPS, sus cinco integrantes perciben 88 mil 435 pesos, no obstante que sus contratos no los obligan a laborar un determinado número de horas por día, y por el contrario, se les permite tener labores académicas, por lo que se desconoce cuánto tiempo realmente trabajan en el SEA.