La ley es clara cuando se refiere al cambio de poderes en México y, más aún, cuando se trata del cambio de banda presidencial.
Ante los acontecimientos de descontento social y la toma de tribuna en San Lázaro en las dos últimas transiciones de poder: la de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, el poder legislativo tuvo que reformar la ley que regula la investidura presidencial para prevenir cualquier inconveniente.
Cuando Peña Nieto asumió el poder, en 2012, la ceremonia de cambio de banda presidencial sólo duró cuatro minutos y el mexiquense tuvo que trasladarse, casi inmediatamente, a Palacio Nacional, desde donde dio su discurso de toma de posesión.
Seis años antes, ante la toma del Congreso de la Unión y las acusaciones de fraude electoral, Felipe Calderón tuvo que dar su discurso de posesión en el Auditorio Nacional incluso antes de recibir la banda presidencial.
Con la reforma a la ley, el artículo 87 de la Constitución establece que el Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquél, la siguiente protesta: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.”
Si por cualquier circunstancia el Presidente no pudiere rendir la protesta en los términos del párrafo anterior, lo hará de inmediato ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión.
En caso de que el Presidente no pudiere rendir la protesta ante el Congreso de la Unión, ante la Comisión Permanente o ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión lo hará de inmediato ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En 2006, Calderón rindió protesta en el Congreso en 5 minutos ante silbidos y la toma de la tribuna por parte de legisladores de Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), quienes intercambiaron uno que otro golpe.
En el 2012, Enrique Peña Nieto rindió protesta sin la tribuna tomada pero también en medio de protestas y gritos de los partidos de oposición, aunque afuera de San Lázaro la violencia se hizo presente y decenas de personas resultaron lesionadas.