Anarquía ciclista
Es el cruce de Paseo de la Reforma y Periférico, el tránsito es fluido pues ya pasó la hora pico. Un ciclista que viene circulando sobre Reforma da la vuelta en U y se incorpora a la banqueta para continuar su trayecto.
Carlos Salazar
Es el cruce de Paseo de la Reforma y Periférico, el tránsito es fluido pues ya pasó la hora pico. Un ciclista que viene circulando sobre Reforma da la vuelta en U y se incorpora a la banqueta para continuar su trayecto.
Esta maniobra que apenas duró unos instantes la realizó sin frenar, y al dar la vuelta pasó a un par de metros de un agente de tránsito. Un peatón que estaba por cruzar el paso peatonal tuvo que frenar para evitar ser embestido por el ciclista.
Tan solo en unos instantes, el conductor de la bicicleta cometió al menos tres infracciones al reglamento de tránsito de la Ciudad de México, y lo hizo de manera impune.
En primer lugar, no redujo la velocidad para permitir el paso de peatones, atravesando un paso peatonal sin frenar y sin tomar alguna precaución; en segundo, circuló un considerable tramo en sentido contrario a la vía; y tercero, circuló sobre una acera o vía peatonal, lo cual tienen prohibido.
Este tipo de situaciones se está volviendo cada vez más constante en la Ciudad de México. Algunos de los ciclistas que a diario utilizan las vialidades locales, quizá por desconocimiento, incurren en constantes violaciones al reglamento y podrían poner en riesgo la integridad de los peatones.
Aunque es cierto que no se puede generalizar, y que la mayoría de los ciclistas usan este medio de transporte de manera responsable, las quejas y la inconformidad por algunos actos de los ciclistas parecen ir en aumento.
Los ciclistas comienzan a establecer un cierto tipo de anarquía en una ciudad que, en el discurso formal, quiere fomentar el medio de transporte no motorizado, y que cuenta desde 2015 con un reglamento de tránsito en donde se les reconocen sus derechos y obligaciones.
Reglas sin sanción
En el reglamento existen disposiciones y obligaciones para los ciclistas, pero es un reglamento en donde no está contemplada ninguna sanción cuando se salgan del mismo. En el documento de la Secretaría de Seguridad Pública se establece que:
“Los conductores de vehículos no motorizados que no cumplan con las obligaciones estipuladas en el presente artículo, de acuerdo a la naturaleza de su vehículo, serán amonestados verbalmente por los agentes y orientados a conducirse de conformidad con lo establecido por las disposiciones aplicables”.
Por lo tanto, a lo más que se exponen los ciclistas es a una llamada de atención por parte de los agentes de tránsito, sin embargo esta amonestación rara vez llega.
Uno de los agentes de tránsito asignado a una zona donde circula diariamente un importante número de ciclistas, señala que el reglamento establece que ante una falta se les tiene que llamar la atención, aunque reconoce que él nunca lo ha hecho.
Poca cultura vial
El agente de tránsito J. Flores afirma que una de las situaciones más habituales es la de ver a los ciclistas en vía peatonales, incluso en zonas donde hay un carril confinado para las bicicletas.
Esto podría deberse, señala, al riesgo que existe para los propios ciclistas de ser embestidos por un vehículo motorizado, ya sea particular o del transporte público, por lo que el origen del problema
podría estar en una falta de cultura vial de todos los involucrados.
“Falta mucha cultura vial en la ciudad, de parte de todos, para que todos puedan circular tal y como se debe, sin afectar a los demás”.
En algunas zonas de Polanco, según testimonios, los ciclistas están dejando de respetar las banquetas y los pasos peatonales.
“Hasta se enojan, tú vas caminando y ellos se quieren pasar, se molestan contigo”, comentó un peatón habitual de la zona.
En un recorrido por avenidas de la ciudad, Reporte Indigo pudo constatar las faltas al reglamento en las que incurren algunos ciclistas, muchas veces frente a agentes de tránsito que simplemente ignoran estos actos.
Distracción al conducir
En las inmediaciones del Museo de Antropología un joven transitaba por la banqueta en una de las bicicletas del Programa Ecobici, durante un trayecto de por lo menos 50 metros solo tenía una mano sobre el manubrio, pues con la otra revisaba su teléfono celular.
Todo esto fue observado por un agente de tránsito que venía caminando en dirección contraria y que durante unos segundos lo tuvo de frente.
Sin embargo, siguió su camino sin reprender al ciclista, aún cuando en esa zona hay un carril confinado para vehículos no motorizados.
En el Parque España otra persona circulaba con su bicicleta, aunque solo sostenía con una mano el volante, ya que con la otra sujetaba las correas de los tres perros a los que había sacado a caminar.
De acuerdo con una vecina de la colonia Condesa, esta es una actividad común tanto en el Parque
España como en el Parque México, y en algunas otras calles, e incluso ha sido testigo de ciclistas que sacan a pasar hasta seis o siete perros a la vez.
Otra situación que se está volviendo común es el hecho de que los peatones sean los que tienen que tomar la precaución antes de atravesar una calle, aunque el semáforo esté en rojo y en teoría puedan pasar.
Pues en muchas ocasiones los ciclistas no están respetando este señalamiento, ni tienen la precaución de frenar para permitir el paso del peatón.
Los ciclistas no son, en ningún sentido, el mayor problema de la vialidad en la Ciudad de México, pero algunas personas consideran que algunas veces proceden con imprudencia y sin precaución, por lo que es necesario establecerles multas ante sus violaciones al reglamento de tránsito.