El presidente Andrés Manuel López Obrador develó su cuadro oficial como último acto público en Palacio Nacional. Aprovechando la ocasión para asegurar que había cumplido su misión como jefe del Ejecutivo federal, si bien reconoció que aún hay pendientes que corresponden a Claudia Sheinbaum continuar atendiendo.
“En lo público sí puedo decir misión cumplida. Sí, cumplí con el mandamiento constitucional y, sobre todo, se hizo realidad la democracia. Eso es muy importante”, dijo a medios de comunicación en la Galería de los Presidentes de Palacio Nacional tras develar el cuadro de oleo sobre lino que pintó el artista Ermilo Espinosa.
En el cuadro muestra a López Obrador en un balcón de Palacio Nacional con la banda presidencial y el bastón de mando de los pueblos indígenas en la mano izquierda. Tras él aparece el Zócalo de la Ciudad de México lleno de gente y al fondo la Torre Latinoamericana, cuyo reloj muestra la fecha del 15 de septiembre.
La pintura del primer mandatario comparte la misma pared de la galería con las de sus predecesores Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Además de que, sobre el mismo pasillo, la presidenta electa Claudia Sheinbaum colgará su retrato dentro de seis años cuando también concluya su administración.
“En seis años no es posible terminar”
En ese sentido, se le cuestionó a López Obrador si deja pendientes a su sucesora. A lo que respondió que “sí, cómo no. Mucho atraso todavía, es que fue mucho tiempo de predominio de una política de corrupción, de injusticias, de privilegios. Fueron muchos años, décadas. Entonces, en seis años no es posible terminar de limpiar”.
Sin embargo, insistió en haber cumplido con sus promesas y objetivos “en la medida de nuestras posibilidades, en circunstancias difíciles, pero siempre con mucho optimismo. Lo difícil lo hacíamos y lo imposible lo intentábamos”. Señalando que durante su sexenio enfrentó importantes retos, comenzando por la pandemia de coronavirus.
Sobre si tenía alguna recomendación para evitar que haya retrocesos, López Obrador se limitó a asegurar que dar marcha atrás a lo hecho en su sexenio “ya no se puede porque ya es un movimiento de masas, un movimiento colectivo. No es el cambio de mentalidad de una vanguardia, de un grupo. Son millones de mexicanos”.
Al concluir este intercambio con la prensa, López Obrador reiteró a sus seguidores que “los quiero mucho. Mucho, mucho, mucho. Que lo más importante es el amor al prójimo”. Tras lo cual su esposa Beatriz Gutiérrez Müller pasó por él para llevarlo a una sala aledaña de Palacio Nacional donde fue recibido con aplausos.