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La espera duró un sexenio completo.
Alrededor de mil 800 estudiantes del Tecnológico de Monterrey se congregaron en el auditorio Luis Elizondo de la capital de Nuevo León para escuchar el proyecto de país del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.
El tabasqueño fue el único de los candidatos a la Presidencia que en 2006 no asistió al foro electoral que el Tec organiza cada seis años.
En esta ocasión el político abarrotó el auditorio, luego de que un día antes cientos de estudiantes se quedaran fuera del evento al no conseguir pases.
“Tenemos un gobierno faraónico”, criticó, “tenemos un gobierno mantenido y bueno para nada”.
En repuesta, el público coreaba “¡Presidente!”, mientras el discurso de AMLO transcurría por lugares comunes: el combate a la corrupción y la pobreza, la necesidad de un gobierno austero y la recuperación de la paz social.
El discurso se extendió. Entonces ocurrió algo impensable hace seis años antes: la oradora anunció que los horarios de los exámenes finales se recorrerían de las 14:30 a las 15:30 horas.
“Tenemos que moralizar a nuestro país”, mencionó frente a dos miembros de su gabinete, graduados del Tecnológico de Monterrey y aspirantes a las secretarías de Desarrollo Económico y Energía, Fernando Turner y Adolfo Hellmund.
Las promesas vinieron en cascada.
AMLO prometió acabar con los cacicazgos sindicales, como la líder del SNTE, Elba Esther Gordillo, e insistió en combatir la corrupción desde los niveles más altos de la administración pública federal.
Juró recortar en un 50 por ciento los sueldos de los funcionarios públicos, incluido el suyo.
Además, prometió reuniones diarias con el gabinete de Seguridad y visitar cada 15 días Monterrey.
Propuso la eliminación del IETU, aumentar el salario mínimo y no nacionalizar sectores de la economía.
Mencionó que “apagar el fuego con el fuego”, en referencia al combate a la delincuencia organizada, no es la estrategia más adecuada del gobierno federal, sino que es necesario una política social que incorpore a la juventud en la vida productiva y educativa.
Al concluir su discurso, unos 50 jóvenes esperaban afuera del recinto la oportunidad de toparse con el candidato y tomarse una fotografía con él.
Tanto medios de comunicación como estudiantes se arremolinaron en torno a AMLO, quien iba acompañado de la candidata al Senado por el Movimiento Progresista, Cristina Sada, y el empresario Alfonso Romo. Antes de abordar su vehículo, extendió sus manos en señal de victoria. Las muestras de apoyo fueron tan espontáneas como inesperadas.
AMLO hizo el milagro en tierras regias, enamoró al Tec.
