América Latina será la región más afectada por el cambio climático, una realidad que ya está causando graves daños a la salud, a la vida, a la comida, al agua, a la energía y al desarrollo socioeconómico de los países que la conforman.
A su vez, los fenómenos hidrometeorológicos extremos, como las tormentas, las inundaciones, las sequías, las olas de calor y sus efectos representaron el 93 por ciento de todos los desastres ocurridos durante ese período.
“América Latina se proyecta como una de las regiones del mundo donde los efectos e impactos del cambio climático, como las olas de calor, la disminución del rendimiento de los cultivos, los incendios forestales, el agotamiento de los arrecifes de coral y los aumentos extremos del nivel del mar, serán más intensos”, advierte la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su investigación titulada “Reporte del Estado del Clima en América Latina y El Caribe”.
El informe es contundente al asegurar que poner límites al calentamiento global por debajo de dos grados centígrados, según lo dictaminado en el Acuerdo de París, es vital para reducir los riesgos en una zona que de por sí enfrenta muchas desigualdades económicas y sociales para su desarrollo.
Adaptación y resiliencia
Para poder revertir esta situación, la OMM explica que el cambio climático debe entenderse en conjunto con el nivel de intervención humana en el entorno como la urbanización descontrolada, la destrucción de ecosistemas, así como su relación con otros factores de riesgo asociados como la pobreza, la desigualdad y la corrupción, entre otros.
Entre las principales acciones que se deben llevar a cabo para atender el problema destaca en primer lugar reforzar el monitoreo de las amenazas climáticas, le sigue el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana y se recomienda la creación de planes de acción temprana para reducir el riesgo de desastres y sus impactos.
El informe también sugiere promover la protección de los manglares como un recurso excepcional para la adaptación y la mitigación al cambio climático, ya que este ecosistema presenta la capacidad de almacenar de tres a cuatro veces más carbono que la mayoría de los bosques del planeta y brinda otros servicios como estabilización de costas y conservación de la biodiversidad.
A pesar de estos beneficios, las zonas de manglar se redujeron en cerca de un 20 por ciento en las primeras dos décadas del siglo XXI.
Para entender la realidad a la que países como México se enfrentan, el Maestro Jesús Enrique Castelán Crespo, especialista de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad La Salle, explica que en buena parte esto se debe a una falta de visión del gobierno en turno.
“Desafortunadamente lo que estamos viendo es que las políticas públicas no están dirigidas al cuidado del medio ambiente, sino todo lo contrario, la apuesta de esta administración son los combustibles fósiles, dejando de lado las energías limpias.
Cuatro indicadores de la situación de nuestro clima, las concentraciones de gases de efecto invernadero, el nivel del mar, la temperatura de los océanos y su acidificación, volvieron a batir récords en 2021. https://t.co/zY96cg5dKO
— Programa ONU Medio Ambiente (@unep_espanol) May 23, 2022
Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, incluso ha asegurado que las energías limpias son el único camino para garantizarnos un futuro sustentable.
“Las energías renovables son el único camino hacia una verdadera seguridad energética, hacia precios estables de la electricidad y hacia oportunidades de empleo sostenibles. Si actuamos en unión, la transformación de las energías renovables puede ser el proyecto de paz del siglo XXI”, dijo.
Prueba del daño del cambio climático
Durante el 2021 fueron cuatro los indicadores clave que dieron muestra del cambio climático y su avance: las elevadas concentraciones de Gases de Efecto Invernadero, la subida del nivel del mar, el contenido calorífico de los océanos y su acidificación, los cuales registraron valores sin precedentes.
Según la Organización Meteorológica Mundial, esto se trata de un nuevo ejemplo patente de que las actividades humanas están provocando cambios a escala planetaria en la tierra, el océano y la atmósfera, y de que esos cambios vienen con repercusiones nocivas y duraderas para el desarrollo sostenible y los ecosistemas.
“Las condiciones meteorológicas extremas, que dejan ver en nuestra vida diaria los efectos del cambio climático, provocaron pérdidas económicas por valor de cientos de miles de millones de dólares, cobraron un alto precio en vidas humanas y socavaron gravemente el bienestar de las personas, además de alterar profundamente la seguridad alimentaria e hídrica y agravar los desplazamientos. En 2022, todas esas consecuencias se han agudizado”, revela la investigación.
Además, el informe de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2021, confirma que los últimos siete años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia.