Alianza para sobrevivir, PRI y PRD hacia 2021

Con el objetivo de tener posibilidades para aspirar a la mayoría de cargos posibles en la próximas elecciones el PRI, PAN y PRD formarán una alianza que en el pasado resultaba inimaginable
Montserrat Sánchez Montserrat Sánchez Publicado el
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El PRI y el PRD harán algo que se creyó imposible en años anteriores: se unirán con el propósito de no desaparecer y ser competitivos durante el proceso electoral de 2021.

La alianza PRI-PRD resulta paradójica. El Sol Azteca fue fundado por corrientes de izquierda que buscaban impulsar un proyecto alternativo de nación y hacerle frente al autoritarismo del tricolor.

El Partido de la Revolución Democrática, que vio la luz en 1989, también se formó de personajes que abandonaron el PRI pertenecientes a la “Corriente Democrática” como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, entre otros.

El panorama político actual en el que Morena detenta la mayoría de las preferencias entre la ciudadanía provocó que partidos que eran antagonistas en el pasado ahora busquen aliarse para mantener su registro y en idear estrategias para convertirse en protagonistas otra vez.

Alejandro Moreno, presidente del PRI, anunció desde julio que su instituto está abierto a una alianza con el PRD.

A través de un comunicado, Moreno manifestó que el entonces líder perredista, Ángel Ávila, es “un político profesional y congruente, pues ambos estamos conscientes de los puntos de coincidencia que tienen nuestros partidos políticos”.

Por su parte, Jesús Zambrano Grijalva, quien asumió la dirigencia nacional del PRD a finales de agosto, adelantó que una posible alianza no solo ocurriría con el PRI, también dejó entrever la intención de cerrar filas con el PAN en al menos cuatro estados: Michoacán, Nuevo León, Sonora y Zacatecas.

Frente a las críticas que provocó el anuncio, el PRD externó en sus redes sociales que la unión que se establecerá con el PRI “no es una traición”, debido a que ellos “cambiaron la línea política” durante el anterior Consejo Nacional, donde se dejó abierta la puerta a que ocurran más alianzas que ayuden a evitar una violación a la ley.

Pablo Becerra, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), considera que este tipo de coaliciones entre los partidos es una de las pocas medidas electorales a las que se puede recurrir en la actualidad para hacer un contrapeso a Morena.

Vivimos un momento en el que cualquier cosa es posible en el ámbito electoral. Si se toma en cuenta que desde el gobierno del presidente López Obrador se muestran cada vez más tendencias autoritarias y se permite pensar que ya no es imposible ver cierto tipo de alianzas que antes eran inimaginables
Pablo BecerraAcadémico de la UAM

Becerra asegura que, desde 2018, los partidos se dieron cuenta de que Morena contaba con un importante respaldo popular, por lo que recurrieron a la opción de las uniones con el objetivo de ser una opción alterna para los ciudadanos.

“Hace dos años el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano fueron juntos en candidaturas fuertes como a la Presidencia y la Jefatura de Gobierno en la Ciudad de México, ahora, con las próximas elecciones en puerta, no es imposible que se alíen de nuevo. Claro que esta unión va a depender de los estados, por ejemplo, Dante Delgado, coordinador parlamentario de los senadores de Movimiento Ciudadano, afirma que ellos no estarán en esa lógica de abrigarse bajo las grandes alianzas”, explica.

En la jornada electoral del 6 de junio de 2021 estarán en juego más de 21 mil cargos de elección popular, diseminados en la renovación de la Cámara de Diputados, el Congreso local en 30 entidades, además de ayuntamientos y alcaldías en 30 estados, así como gubernaturas en 15 estados.

Estrategia repetitiva

Pablo Becerra opina que las alianzas entre los partidos no son algo nuevo, pues esta estrategia se ejecuta desde hace casi 20 años.

“Cuando el PRI era el partido en el poder, la derecha y la izquierda se unieron en algunas elecciones locales durante la década de los 90, incluso hubo amplias coaliciones para derrotar al tricolor. Una de ellas fue la Alianza por Chiapas para la gubernatura conformada por el PRD, PAN y el Partido del Trabajo con Pablo Salazar”, precisa.

Otra ocasión en la que se recurrió a la alianza de partidos fue en las elecciones presidenciales del año 2000 con la Alianza por el Cambio, que estuvo formada por el PAN y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y con la que se postuló como candidato al panista y exgobernador de Guanajuato, Vicente Fox Quesada, quien resultó ganador.

Sonia Juárez Moreno, profesora de la carrera de Derecho en la UNAM, destaca que las alianzas son un claro ejemplo de lo que se conoce como “factor chapulín”, pues los funcionarios inscritos en un partido pueden pasarse a otro con mayores posibilidades de ganar.

No hay que olvidar la historia. Tan solo Porfirio Muñoz Ledo, que ahora busca ser dirigente de Morena, estuvo en las filas del PRI y del PRD. Aunque las coaliciones son prácticas políticas legales se olvida que su función es traer beneficios a la sociedad y lo que hacen ahora es solo ir al partido que les brinde mejores oportunidades personales
Sonia Juárez Moreno Profesora de Derecho de la UNAM

La profesora enfatiza que, para que una alianza funcione, es necesario tener presente que esto debe ser en beneficio de la sociedad y no solo de los intereses de los partidos.

“Cuando las fuerzas políticas se unen vemos, lamentablemente, que al final es para ponerse el pie entre los propios partidos. Por ejemplo, ahora que en el Senado y la Cámara de Diputados la mayoría son de Morena los demás quieren juntarse y ser un contrapeso para frenar las iniciativas que el partido de la mayoría trae y dejan de lado que su trabajo al ser funcionarios públicos siempre debe ser buscar el bienestar de la colectividad”, expresa.

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