Alfareras de Cohuecan aprenden a trabajar sin plomo

Debido a los estragos que causa el uso de plomo en la alfarería tradicional, la organización Pure Earth México enseña a las mujeres que se dedican a esta actividad a elaborar sus productos sin este elemento
Laura Islas Laura Islas Publicado el
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En la comunidad poblana de San Bartolo Cohuecan, en Puebla, un grupo de casi 20 alfareras aprenden a trabajar el barro libre de plomo.

El proyecto forma parte del programa Barro Aprobado, Pure Earth México, una organización civil que tiene el objetivo de tratar problemas de intoxicación por metales pesados.

“Específicamente nos interesa la intoxicación por plomo, que afecta a casi al 20 por ciento de la población mexicana como consecuencia del uso del barro vidriado que contiene óxido de plomo, mejor conocido como “greta”, y que se usa en platos, cazuelas, tazas y ollas de muchos hogares y restaurantes en México”
Netzy Peralta DelgadoCoordinadora de Barro Aprobado

Peralta Delgado menciona que se encontró que la mejor estrategia para entrar a las comunidades alfareras para resolver este problema es a través de las mujeres, quienes forman parte del ciclo productivo de la alfarería.

“Ellas nos han abierto las puertas de sus hogares y es a partir de ellas que comenzamos a tener una mayor aceptación en el aprendizaje del uso de los esmaltes libres de plomo”, menciona.

Proyecto desde lo local con alfareras

Netzy explica que la organización comenzó a trabajar en este proyecto, desde lo local con las mujeres, en el 2020. Gracias al apoyo de la Fundación Clarios y Fondo Canadá se constituyó el programa Círculo de Mujeres Hechas de Barro que actualmente se encuentra operando en cinco comunidades de tres estados del país: Morelos, Guerrero y Puebla.

“Nosotros iniciamos con círculo de mujeres en un proceso de concientización de los problemas del plomo en la salud porque muchas veces no son tan visibles. Digamos que son una enfermedad silenciosa o que provoca problemas en el cuerpo de manera silenciosa que muchas veces no son fáciles de entender, entonces nos habíamos encontrado con respuestas como: ‘mi abuela vivió 100 años y todo el tiempo puso sus frijoles en la ollita de barro y no pasó nada’. Y entonces eso hacía muy difícil la entrada o el proceso de concientización”, relata.

La experta explica que entre los problemas se encuentra la descalcificación y afectaciones al sistema nervioso, al cardiovascular, al renal e incluso al reproductivo. El programa no busca imponer, sino que sea un proyecto colaborativo y cuando las mujeres alfareras conocen estas situaciones, empieza el trabajo en equipo.

“Una vez que empezamos a establecer este primer vínculo, tomamos una segunda parte que es la investigación participativa comunitaria, ¿en qué consiste? En enseñar desde lo local el mejoramiento de los usos de esmaltes libres de plomo, con ellas adoptamos los distintos materiales para que ellas puedan tener acceso y usarlos en su alfarería, respetando siempre las formas tradicionales de producción y los aspectos estructurales de cada comunidad”, dice.

La siguiente fase tiene que ver con un comercio justo de las piezas y que se entienda su valor, lo cual muchas veces es complicado en México porque la mayoría de las personas están acostumbradas al regateo, por lo que el reto es encontrar una revalorización del oficio tradicional.

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