Los sonidos y movimientos inesperados se han vuelto motivo de pánico y desconfianza para los mexicanos.
Ya sea el ruido descomunal de un celular, la sirena de una ambulancia que pasa a toda prisa o el repicar de un pie nervioso contra el piso provoca que los ahí presentes se pongan alerta, pelen los ojos y se tensen listos para salir a toda prisa de donde sea que se encuentren.
Los sismos de septiembre no sólo destruyeron casas y resquebrajaron calles y avenidas, también acabaron con la tranquilidad de un país que teme a cada instante volver a ser golpeado antes de haberse podido poner de pie nuevamente.
Por ese motivo la ciudadanía solicitó al gobierno que actualice sus protocolos de Protección Civil y se valga de las herramientas tecnológicas como los teléfonos inteligentes, el internet y los servicios de mensajería digitales para emitir una alerta que prevenga a los ciudadanos en caso de un desastre natural.
Ante la petición, el Instituto Federal en Telecomunicaciones (IFT) solicitó la ayuda de Protección Civil para juntos crear los lineamientos y reglas necesarios para poner el plan en marcha.
Durante el foro Retos de la Competencia en las Telecomunicaciones y la Radiodifusión 2017, Adriana Labardini, presidenta del IFT, dijo que ya se establecieron mesas de trabajo con Protección Civil para que el Sistema Sismológico Nacional, el Sistema Meteorológico Nacional, el sistema de Alerta Volcánica y el Sistema Anticiclones y Tsunamis se coordinen a través del Centro de Comunicación y Operación (Cenacom) y se diseñe un protocolo que manden alertas de emergencia ante cualquier riesgo de catástrofe.
Aún no se sabe para cuándo quedará listo el proyecto, ya que de acuerdo con Adriana Labardini se lleva tratando de concretar este nuevo sistema de alertas desde el 2015.
De acuerdo con The Competitive Intelligence Unit (CIU) en México se contabilizaron al finalizar el segundo trimestre del año un total de 112.4 millones de líneas móviles de las cuales 95.9 por ciento se utilizan a través de Smartphones.
Esta evolución en las telecomunicaciones brinda una amplia gama de oportunidades para innovar en materia de prevención y salvar cientos o hasta miles de vidas humanas cada vez que se presente una catástrofe natural, sin importar cuál se presente.
El internet, la factor base y motor de la revolución tecnológica en las telecomunicaciones no se limita únicamente a la prevención, sino que tras una catástrofe también permite que la comunicación entre las víctimas sea mucho más rápida y eficaz en comparación con las redes de telefonía móvil o fijas cuyo servicio se satura fácilmente volviéndolas inservibles tras una emergencia.
Actualmente ya existen servicios similares al de la alerta sísmica para teléfonos inteligentes como lo son la ahora popular SkyAlert o Alerta Sísmica Df.
Sin embargo, estas aplicaciones móviles creadas por desarrolladores privados tienen un costo que ronda entre los 60 y 80 pesos y debe pagarse a través de algún método electrónico, como una tarjeta de débito o crédito.
Este hecho evidentemente pone en desventaja a todas aquellas personas en una situación económica desfavorable, un factor que no debe interponerse a la hora de garantizar la seguridad en caso de una eventualidad como las que México constantemente sufre; ya sea en caso de un sismo, un huracán o una erupción volcánica el Estado tiene la obligación de proteger a todos y cada uno de los habitantes más allá de su situación económica o de su capacidad para acceder a una red móvil o a un teléfono inteligente.
Movimiento los alertó
El miedo de la ciudadanía se reforzó cuando las personas que fueron testigos de la fuerza de la naturaleza se dieron cuenta que la popular alerta sísmica que funciona por zonas y cuyo sonido se transmite por medio de bocinas instaladas en altos postes ubicados en diversos puntos de las zonas identificadas como sísmicas no fue suficiente para salvar a cientos de personas que fallecieron tras los hechos del pasado 7 y 19 de septiembre.
Para quienes se encontraban lejos de alguna de las bocinas, fue el movimiento debajo de sus pies lo que los alertó del peligro, pues nunca escucharon alarma alguna que les diera, aunque sea, unos cuantos segundos de ventaja ante el inesperado suceso.
Familias completas y trabajadores que les tocó estar en lo alto de algún edificio donde el viento disuelve cualquier sonido que se emite a nivel de calle tampoco contaron con ningún tipo de ventaja que les permitiera ponerse a salvo.
Ahora se sabe que el tiempo de aviso previo al temblor depende de la cercanía del lugar con el epicentro donde se origina el movimiento de las placas tectónicas, no obstante, esto no excusa a las autoridades de un país que a sabiendas de los constantes riesgos que se corren por ser un territorio altamente sísmico nunca se tomó la molestia de invertir en un sistema de alerta de avanzada que cuide de las vidas de la población a la que representan.
En una entrevista realizada por la revista Forbes al creador del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano, Juan Manuel Espinosa Aranda comenta que perfeccionar la cobertura del sistema de alerta sísmica actual requiere una inversión aproximada de 800 millones de pesos.
“Con esa cantidad se pasaría de 96 a 156 sensores sísmicos, de 33 a 55 repetidoras de señales de radio, de seis a 65 emisoras de señales de alerta y de ocho a 69 transmisores multialerta que requieren los receptores del Sasmex”, asegura el experto. Sin embargo, la inversión actual, aportada principalmente por el gobierno de la Ciudad de México es de apenas 40 millones de pesos anuales.
Al día de hoy únicamente la Ciudad de México, Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Colima, Michoacán y Puebla cuentan con alerta sísmica, lo que deja desprotegida a una gran cantidad de personas que habitan en el resto del territorio nacional ante otra eventualidad como la que se vivió en 1985 o apenas hace unas semanas.