Agua, saciedad urbana

El suministro de agua que recibe la Zona Metropolitana de Guadalajara ha provocado el desabasto en otras regiones, las cuales han pasado a segundo plano en la entidad
Jonathan Ávila Jonathan Ávila Publicado el
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La advertencia de los problemas del agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara estaba sobre la mesa desde el 2001. Hoy, 17 años después, el conflicto se ha agudizado y urgen soluciones para el abastecimiento del vital líquido.

“Se tiene que reconocer que Guadalajara, y particularmente la zona conurbada, está en una situación crítica que los pone en desventaja y los obliga a competir por fuentes de agua con otros estados y otras regiones del mismo Jalisco”, se leía en un artículo en el 2001.

El texto de los académicos Ofelia Pérez Peña y Gabriel Torres González parecía predecir el actual conflicto que vive una de las urbes más importantes del país por su requerimiento de agua.

Aunque el abastecimiento parece garantizado para la zona aledaña a Guadalajara, según las propias autoridades de la Comisión Estatal del Agua, la voracidad de la urbe en Jalisco ha venido deteriorando las fuentes de origen del líquido.

Mientras se argumentaba la necesidad de dar abasto a la capital, por la creciente demanda de agua y la proliferación de proyectos que azotan a otros municipios, se había olvidado la relevancia que ha tenido la mancha urbana para crear esos conflictos.

El impacto hidrológico que genera la metrópoli proviene de cambios en uso de suelo y modificaciones recientes en los planes parciales de los municipios, donde se realizan obras de construcción que impactan en la cantidad de agua por las grandes poblaciones, así como la afectación a los acuíferos y corrientes subterráneas.

“Se recomienda que se prohíba o se suspenda la construcción sobre mantos y corrientes subterráneas o superficiales –continuas o torrenciales– ya sean torres u obras públicas que impacten el sistema hídrico”, se lee en las recomendaciones del Observatorio del Agua.

Sin embargo parece peor el remedio que la enfermedad, pues mientras se pretende dotar a la Zona Metropolitana de Guadalajara del fluido que requiere, se está impactando en las regiones rurales de donde se busca extraer el agua, con afectaciones ambientales y poblacionales, al redistribuir el líquido para las personas de estos entornos.

Actualmente el gobierno de Jalisco enfrenta la demanda de una población que se opone a los intentos de construir presas

Los últimos enfoques en materia de agua, desde la autoridad, se han centrado en el incremento de la atención que esta problemática requiere en el terreno urbano. De tal modo que se ha destacado la preponderancia de una inversión en abastecimiento mayormente para la capital tapatía.

De los 397 millones de pesos que se gastaron en proyectos de abastecimiento de agua u obras enfocadas con este rubro, 345 fueron para municipios que integran el principal núcleo urbano del estado, lo que deja ver la relevancia que ha tomado este tema para una metrópoli que está dejando en detrimento a su contexto rural que le abastece del vital líquido.

Uno de los aspectos más importantes a considerar es el crecimiento de las poblaciones y su concentración en los espacios urbanos. De acuerdo con datos de Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco, los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara para 2017 sumaron cerca de los cinco millones, un crecimiento de alrededor de dos millones en los últimos 27 años.

Este tipo de crecimiento ha llamado la atención en el tema del agua, pues el aglutinamiento urbano ocasionará la disminución del líquido renovable a nivel nacional conforme pasen los años.

2001
Año en que se comenzó a advertir del inicio del problema hídrico en la zona.

No sólo la población será un detonante de la necesidad de buscar más fuentes de abastecimiento, pues conforme pasan los años y debido al incremento de la voracidad urbana e industrial que utiliza el agua sin tomar en cuenta su escasez futura, la Comisión Estatal del Agua ha tenido que registrar la disminución de acuíferos en Jalisco.

Acuíferos en riesgo

Un estudio elaborado por la Comisión Estatal del Agua establece que 26 de los 59 acuíferos de Jalisco contaban con un déficit del vital líquido.

En el mismo tenor, para 2016 se expresó que el 44 por ciento de los acuíferos jaliscienses estaban en esta condición, según señalamiento de Fabiola Giovana Amaya Acuña, coordinadora de cambio climático de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial.

En México, actualmente existen 653 acuíferos. Este tema es importante, pues se trata de los principales puntos devastados por el asedio de los intereses de abastecimiento urbano y su utilización para la industria agroalimentaria.

82%
Del agua es usada para la agricultura en varios estados de la región del Bajío.

Otro de los puntos clave en el abastecimiento es la calidad renovable del agua. El agua sustituible por habitante en México es de tres mil 692 metros cúbicos por habitante al año.

Se estima que para 2030 en algunas regiones hidrológicas administrativas, según la división de la Comisión Nacional del Agua, el vital líquido renovable per capita alcanzará los niveles cercanos o inferiores a los mil metros cúbicos por habitante al año, una estimación que se cuenta como condición de escasez.

Riesgo de disturbios

Una de las regiones hidrológicas-administrativas más importantes de la región es Lerma- SantiagoPacífico, que atraviesa los estados de Jalisco, Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Edomex Michoacán, Nayarit, Querétaro y Zacatecas.

Aunque en esta región hídrica se pondera la distribución del agua para sectores privados, el 82 por ciento del agua que corre por este afluente es utilizado en la agricultura y la agroindustria, mientras que el nueve por ciento va a parar al abastecimiento público urbano.

Sin embargo, de acuerdo con el portal Stratfor, enfocado en el análisis geopolítico desde Estados Unidos, se estima que esta región tiene un 41.5 por ciento de estrés, es decir, es alta zonas acuíferas que hoy registran sequía o diminución en su oferta de agua debido a la extracción, según estimaciones realizadas con información de la Conagua.

Justo en esta región, el mismo portal reconoce la preponderancia de la industria para la utilización del vital líquido, y hace una relevante advertencia en torno a que la amenaza del suministro podría llevar a disturbios sociales conforme las poblaciones locales protesten por acciones que amenacen la distribución.

Actualmente el gobierno en Jalisco enfrenta la demanda de una población que se opone a los intentos por construir presas para dar certeza al agua de la metrópoli, mientras que la población del campo se niega a entregar los recursos que requiere para su supervivencia.

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