Para obtener agua potable para su restaurante comunitario, Ranulfa Flores debe caminar cuesta abajo casi un kilómetro acompañada de un burro con dos galones.
Es una tarea pesada, pues el trayecto no está pavimentado y en la parte final debe sortear las piedras y hendiduras del terreno irregular. Además, con 40 litros no es suficiente, por lo que a veces debe hacer varios recorridos para abastecerse de agua, lo que implica caminar varios kilómetros al día.
En la comunidad de Ayotoxtla, enclavada en la montaña alta de Guerrero, casi no hay agua y este es el principal problema al que se enfrentan las mujeres indígenas de la colectiva Tachi A´gú, que en mè´phàà significa “voz de las mujeres”.
Ellas mantienen una lucha constante contra la violencia machista de esta región desde hace 10 años y entre sus logros se encuentra el restaurante comunitario llamado Tsíma, el cual fue inaugurado el año pasado. Ranulfa es una de sus integrantes.
Pero el agua que obtienen es insuficiente y recolectarla es un trabajo muy arduo y desgastante para ellas, por lo que lanzaron una campaña de fondeo en donadora.org para obtener al menos 80 mil pesos y construir un sistema de captación de agua pluvial con el cual resolver el problema de escasez que padecen.
“No tenemos agua”
“Desafortunadamente no tenemos agua, ahorita iniciamos una campaña de recaudación de fondos, con ese dinero vamos a construir un sistema de captación de agua, un filtro y una cisterna para ahorrar agua de la lluvia porque ya será el tiempo de la lluvia y nosotras vamos a ahorrar esa agua para tiempos de sequía”, menciona Adriana Basilio, otra de las integrantes.
Con esta iniciativa, la colectiva busca captar el agua de lluvia y llenar un tinaco de agua diariamente, lo que resolvería el problema de desabasto al que se enfrentan durante casi todo el año. La campaña para recolectar los recursos durará todo el mes de marzo.
El 24 de abril, en Ayotoxtla se realiza la fiesta de San Marcos, que es una celebración a la lluvia, donde toda la gente del pueblo sube al cerro a rezar a la piedra sagrada. Es el inicio de la temporada de lluvias y esa tarde siempre llueve, dicen, por lo que esperan construir este sistema antes de que comience esta temporada.
“Ya voy a tener mi cisterna y nomás pienso que le voy a echar ganas a trabajar, ya sé que tengo mi trabajo y no me voy a preocupar por nada, yo digo: solamente Dios me va a ayudar y ojalá que la gente también nos pueda ayudar”, dice Alfreda.