[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_ue4543bp” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Hoy arrancan de nuevo los trabajos en el Congreso de la Unión y aunque el periodo de sesiones será breve, servirá para terminar de sentar las bases del gobierno de Andrés Manuel López Obrador
Entre febrero y abril, el Poder Legislativo deberá discutir temas como la creación de la Guardia Nacional y la prisión preventiva para algunos delitos, asuntos que quedaron pendientes del periodo anterior.
También estarán sobre la mesa la discusión de algunas medidas que serán fundacionales para el Gobierno federal: las nuevas reglas de la consulta popular, la desaparición del fuero y la revocación de mandato; así como diversos nombramientos en otros poderes y órganos del Estado.
Se verán otros asuntos de extrema importancia para el gobierno del presidente López Obrador, como la contrarreforma educativa, que fue bandera de campaña, y el reforzamiento del combate al robo de combustibles, primera gran cruzada de la nueva Administración.
Varias de estas reformas significan cambios a la Constitución Política mexicana, por lo que la mayoría de Morena y sus aliados no será suficiente para tener las aprobaciones que se necesitan; peor, si sobreviene la ruptura por algunos temas controvertidos.
Morena, el partido del presidente López Obrador, se verá obligado a hacer alianzas con otras fuerzas políticas para sacar adelante esos asuntos.
Para la aprobación de la Guardia Nacional en la Cámara de Diputados, Morena se unió con el PRI y el PVEM; sin embargo, la duda subsiste: ¿se unirá el tricolor al partido del presidente para dar marcha atrás a temas impulsados el sexenio pasado? ¿La reforma educativa, por ejemplo?
Serán tres meses en que Morena deberá crear alianzas con poco capital para negociar, pues el presidente López Obrador y su partido han acaparado posiciones de poder y temas en la agenda, pero deberán ceder para construir consensos con otras fuerzas políticas.
Agenda presidencial
La línea que divide el Poder Ejecutivo y el Legislativo se desdibujó desde el 1 de julio del 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones
Morena arrasó no sólo en los comicios presidenciales, sino en los legislativos, tanto a nivel federal como en los estados donde se eligieron congresos locales: controla la mayoría simple no sólo en la Cámara de Diputados y el Senado, sino en 19 legislativos estatales.
A partir del 1 de septiembre, fecha en que los nuevos legisladores federales tomaron el cargo, la agenda de Morena y el entonces presidente electo fueron tema central en la agenda de los congresistas.
Reformas legales y la creación de nuevas leyes para llevar a la realidad la agenda presidencial fueron los temas que dominaron en el Legislativo federal.
Se aprobó la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos que impide legalmente que cualquier funcionario gane más que el presidente; pasaron las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para crear la nueva estructura de gobierno y resucitar la Secretaría de Seguridad, así como para crear la figura de los delegados estatales.
El Congreso pasó también la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República y nombró al primer fiscal general. Se aprobó también la extinción de dominio, la Ley que creó el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.
En el primer periodo de sesiones del Congreso se concretaron también diversos nombramientos desde un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; magistrados electorales; secretarios de Estado; personal diplomático hasta diversos grados militares y navales.
Un análisis de la consultora Integralia sobre el primer periodo de sesiones del Congreso establece que se presentaron 766 iniciativas en la Cámara de Diputados y de estas sólo se aprobaron 29. En el Senado fueron presentadas 408 iniciativas y 34 fueron aprobadas.
En el primer periodo de sesiones, Morena ejerció su mayoría simple en ambas Cámaras y aprendió la importancia de negociar con otras fuerzas políticas cuando, al discutir la iniciativa para la desaparición del fuero, no alcanzó los votos necesarios para aprobarla.
El reclamo fue que el partido del presidente López Obrador intentaba imponer su mayoría sin escuchar a las otras fuerzas políticas, siquiera para hacer cambios en la redacción de las leyes y evitar así que fueran impugnadas en tribunales.
A raíz de ese tropiezo, en que Morena se quedó con la votación trunca en el pleno, la bancada del partido oficial dedicó el esfuerzo de las últimas semanas a conseguir apoyos para la Guardia Nacional, la primer gran reforma constitucional que necesariamente necesita conseguir no sólo votos, sino legitimidad.
Asuntos pendientes
El Poder Legislativo tiene algunos temas en su agenda que ocuparán el tiempo del periodo de sesiones que comienza este miércoles y concluye el 30 de abril próximo.
El primero de ellos es la aprobación de los cambios constitucionales para crear la Guardia Nacional, reformas que ya fueron aprobadas por la Cámara de Diputados y están pendientes en el Senado.
Aunque se celebró un periodo extraordinario para aprobar este nuevo organismo de seguridad, Morena en la Cámara de Diputados cedió a algunas peticiones de la oposición para lograr tener las dos terceras partes de los votos; sin embargo, un cambio no gustó al presidente López Obrador, lo que bastó para detener su avance en el Legislativo.
“Nosotros tenemos que pedir a los senadores respetuosamente que se contemplen temas que fueron eliminados en la aprobación, sobre todo, lo relacionado con la participación de las Fuerzas Armadas”, expresó el primer mandatario, después de decir que no estaba satisfecho con lo aprobado en la Cámara baja, lo que impidió que se concretara.
Después de que se apruebe la creación de la Guardia Nacional, se deberá trabajar en el Congreso la creación de la Ley Orgánica de la Guardia Nacional; la Ley que regule el uso de la fuerza; y la Ley de Registro de Detenciones.
Otro asunto que quedó inacabado fue la prisión preventiva, que el Senado aprobó en el periodo de sesiones anterior con la inclusión de 9 delitos.
Esto no pasó en la Cámara baja, donde la bancada de Morena consideró que 9 delitos era un exceso y pretendió bajar el número a 3; esto tampoco avanzó en el periodo extraordinario de sesiones de enero.
Como parte de la negociación de otros temas, Morena cederá y avalará la minuta aprobada por el Senado.
Así, se permitirá que la prisión preventiva sea por los delitos de robo de combustibles, corrupción, delitos electorales, abuso sexual contra menores, la desaparición forzada, la desaparición cometida por particulares, el robo de transporte y el feminicidio, entre otros.
El presidente también ha dado línea al Congreso para legislar sobre la revocación de mandato, pues durante su campaña prometió que se sometería a una evaluación popular a los tres años de ejercicio.
Morena tiene también en su agenda algunas piezas legislativas para dar marcha atrás a políticas que fueron bandera en el sexenio del priista Enrique Peña Nieto.
La primera y más significativa de ellas será la contrarreforma educativa, con la que se eliminará la evaluación a los maestros para el acceso y la permanencia dentro del sistema educativo.
Vienen también cambios en materia laboral, en los que se busca garantizar la libertad sindical para elegir a sus representantes, así como acotar el campo de acción de los líderes para negociar contratos colectivos de trabajo.
Además, están pendientes diversos nombramientos. El más polémico de ellos es el de la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia, para el que el presidente López Obrador ha postulado a tres mujeres cercanas a él.
En el Senado también está pendiente el análisis y la ratificación del T-Mec, el acuerdo comercial renegociado de México, Estados Unidos y Canadá.
El juego de la negociación
Aunque Morena tiene la mayoría en ambas Cámaras del Congreso y puede aprobar reformas o la creación de nuevas leyes junto con sus aliados electorales —el PT y el PES—, lo cierto es que en algunos momentos necesitará los votos de otras fuerzas políticas.
Esto sucederá, principalmente, cuando se trate de reformas constitucionales, para las que son necesarias dos terceras partes de la votación, que Morena y sus aliados no alcanzan por sí mismos.
Para Israel Tello, director de Monitoreo Legislativo de la consultora Integralia, la Oposición ya mostró el músculo y el valor que tiene cuando dejó a Morena sin la reforma para retirar el fuero constitucional.
“Ahí Morena se dio cuenta que tenía que negociar más. Esa dinámica puede replicarse, pero ya con el antecedente de que el PRI puede votar con ellos mediante una negociación; y recordemos también que hay legisladores del PRD que, de facto, estarían ya con Morena.
“Ese bloque que logró impedir la reforma constitucional (del fuero) ya no tiene tanta solidez como en el periodo pasado”, expuso Tello en entrevista.
El especialista se refiere al bloque de 7 de los 20 diputados del PRD que votaron con Morena, el PT, el PES, el PRI y el PVEM a favor de la creación de la Guardia Nacional. Entre esos perredistas se encuentra Héctor Serrano, antiguo secretario de Gobierno de la Ciudad de México.
“Evidentemente el PRI no va a votar en contra de la reforma educativa de Peña Nieto, pero tal vez sí lo pueda hacer en otros dictámenes constitucionales (…) quizá pueda hacerlo en la reforma al 19 constitucional, sobre prisión preventiva, o en la reforma laboral que en el caso de Morena es constitucional y en la que hizo el PRI no era constitucional”, comentó.
Tello señala que el primer periodo de sesiones sirvió a Morena para comenzar a tratar con las otras fuerzas políticas a fin de conseguir sus metas.
“Ahorita el nombre del juego es negociación. Morena aprendió que debe lograr consensos, no mostrar la aplanadora, y a consultar primero con los de enfrente cómo pueden lograrse mejores decisiones.
“Este nombre del juego nuevo se ve reforzado porque ahora tenemos la injerencia de la Secretaría de Gobernación para lograr y reforzar ese consenso que necesita Morena al interior del Congreso”, apuntó el especialista.
El consenso político debe ser alcanzado no sólo para tener más votos, comentó, sino para tener mayor legitimidad en las decisiones que tome y que no se vean solamente como medidas autoritarias del partido en el poder.
Tello advirtió sobre la necesidad de Morena de construir consensos porque, en algún momento, los vínculos con sus aliados pueden romperse en temas que no sean apoyados por el PT o el PES.
El ejemplo más claro y quizá el rompimiento más inminente será con el PES, señaló el experto, pues en temas como la despenalización del aborto, del consumo lúdico de la mariguana o de dar mayores derechos a las parejas del mismo sexo van directamente contra los principios de ese partido, de corte cristiano evangélico.
Será entonces cuando Morena deba echar mano de su capacidad de negociación con otras fuerzas de Oposición para conseguir los apoyos necesarios si realmente quiere sacar esas leyes y reformas adelante.