Adiós, al sueño de una casa propia por la inflación

El sueño de los trabajadores que anhelan ser propietarios de una vivienda parece desvanecerse ante la inflación, el aumento en los costos de los materiales de construcción y la incapacidad del gobierno de reactivar la economía del país
Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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La idea de tener una casa propia o un departamento se lo llevó esta pandemia.

La carestía en los materiales de construcción, el alza de costos en la mano de obra, la inflación que hace que se incrementen los precios de los insumos y otros temas, han dado por resultado que el sueño de tener una casa para muchos mexicanos cada vez se diluya más y más, al menos hasta que haya una verdadera reactivación económica.

La recuperación en el sector de la construcción tardará al menos un año, estima Leovigildo Chávez, quien es vicepresidente de Enlace Legislativo de la Coparmex CDMX.

Si bien la actividad nunca paró del todo, tampoco se ha reactivado a los niveles anteriores a 2020, sobre todo para las empresas constructoras, las cuales reportan una fuerte caída en la venta de inmuebles

Aunado a esto, en algunas ciudades del interior de la República comienza a percibirse una “departamentización” en el sentido de que las grandes constructoras dejan de apostarle a la construcción de casa tradicional para hacer departamentos.

En el caso de la Ciudad de México, la construcción de inmuebles había resentido otros dos “frenones” antes de la pandemia, que se suscitaron con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder, lo mismo que con el arribo, este segundo de mayor intensidad, de Claudia Sheinbaum a la jefatura de Gobierno, de acuerdo con Leovigildo Chávez

“En Ciudad de México lo que sucedió fue que la inversión en 2018 se detuvo una vez que se supo que ganaba el presidente López Obrador, fue un alto que hizo la industria de la construcción. Debemos recordar que nuestra Ciudad de México vive de dos cosas nada más: del turismo y de la construcción, y este fue el primer ‘frenón’ que tuvo la ciudad de México.

“En total hubo tres grandes frenones. El segundo inicia cuando Claudia Sheinbaum llega al Poder Ejecutivo capitalino y sus primeras palabras que pronuncia delante de los organismos de la industria de la construcción, como Aris o Cmic, fueron ‘todo es corrupción y tenemos que detenerla’”, apunta el especialista.

Una vez que se reanuda la construcción en la CDMX llega la pandemia por COVID-19 y el sector carece de categoría de prioritario. Ante este escenario, los inversionistas tuvieron que sacar su capital para llevarlo a otro lado, como el Estado de México o a otras entidades como Yucatán o incluso fuera del país, dice Chávez.

“Cuando la gente se va al Estado de México o se va a Quintana Roo, se va con una inversión muy grande y el proceso entre que construyen esa plaza comercial, ese complejo habitacional, es un periodo que lleva de tres a cuatro años, mientras que consigues el terreno, desarrollas el proyecto y lo comercializas, de eso es de lo que estamos hablando.

“El Estado de México les abrió las puertas a muchos. Alfredo del Mazo abrió de inmediato la posibilidad de construcción y la gente se fue a construir a Metepec o a Calimaya, que se está desarrollando tanto”, explica el representante empresarial.

En redes sociales se comienza a notar un incremento en la venta de terrenos ejidales ante la llegada de capitalinos que buscan tener una propiedad o casa ya que en la CDMX es muy difícil de conseguir, principalmente por el incremento de precios.

Aunque este problema se aceleró con la pandemia, la llamada burbuja inmobiliaria –como se le conoce a este efecto que conduce al incremento del precio de las propiedades y las rentas– lleva alrededor de 15 años.

En este tiempo, la CDMX ha resentido un efecto en el que los ciudadanos tienen que vivir en una parte de la Ciudad o en alguna de las 60 localidades consideradas “municipios dormitorio” y trabajar principalmente en las alcaldías que ofrecen la mayor cantidad de empleo, como Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón y Cuajimalpa.

“Aquí tenemos 16 alcaldías, cuatro alcaldías que generan toda la mano laboral o todo el proyecto laboral y las personas de las 12 restantes nos convertimos en migrantes urbanos también. No solamente son los 60 municipios (59 del Edomex y Tizayuca en Hidalgo). La gente de Coyoacán tiene que ir a la Cuauhtémoc a trabajar, la gente de Iztapalapa tiene que ir a Álvaro Obregón, donde está Santa Fe, a trabajar. Esto es lo que está pasando”, expone el representante de Coparmex.

En este escenario, de acuerdo con Leovigildo Chávez, es muy difícil que exista una recuperación económica para el sector de la construcción, al menos en este año.

“Yo intuyo que en esta ciudad regresará la inversión inmobiliaria en un año más todavía. Eso es lo que yo calculo. Estaremos recibiendo esta inversión inmobiliaria a finales de este año por esos tres grandes ‘frenones’ que yo alcanzo a dimensionar de lo que vivimos”, expresa.

Coincide al respecto el arquitecto Juan Díaz, quien trabaja en una de las constructoras más grandes de Michoacán y que tiene proyectos en otras partes del país.

“Después de que se nos abrió la oportunidad de volver a reactivar los trabajos de la construcción, ha sido muy lento el arranque y a partir del año 2022 con esta inflación que nos está pegando en la construcción, los materiales subieron aproximadamente de un siete a un 10 por ciento, hablando de cemento, mortero, grava y arena”
Juan DíazArquitecto

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