El elevado consumo de bebidas azucaradas y golosinas puede generar un grado de adicción como el provocado por algunas drogas, afirman expertos del Laboratorio de Datos Contra la Obesidad.
“Algunas personas lo pueden manejar de forma adecuada pero otras no. Este rush, como le dicen los americanos, este impulso de sentimientos agradables, de que se nos olvida todo con un pedazo de pastel, sí puede traer una adicción a ese tipo de alimentos”, afirma el doctor Guillermo Arteaga MacKinney, profesor de la Universidad Autónoma de Sonora.
Los nutriólogos consultados para el Foro de Bienestar afirman que el ser humano no está diseñado para el consumo de estos alimentos altamente calóricos y una muestra es que la naturaleza produce alimentos con grasa y con azúcar, pero no con ambos componentes, como ocurre con los alimentos ultraprocesados y las botanas que se ofrecen en las tiendas.
El especialista indica que la recomendación para el consumo de este tipo de azúcares es de 10 por ciento de las calorías totales. Lo que representa una mínima porción.
“Yo lo que le recomiendo a los padres de familia es que no compren porciones grandes porque van a estar ahí como tentación, afirma el especialista.
“¿Quieres un dulce?, aquí está la porción pequeña. Una bolsita, disfrútalo, acuérdate que es una golosina, algo divertido, la podemos compartir, hacer de esta situación algo especial pero que no se vuelva la parte de todos los días como postre ‘cómete este paquete de tres galletas o cinco galletas más tu refresco’, donde fácilmente puedes sobrepasar tus calorías en 500 o 600 puntos y, con el tiempo, esto se acumula a otros ingredientes como pueden ser el sodio o las grasas saturadas, no solamente son las calorías”, explica Arteaga MacKinney.
Estos alimentos ultraprocesados han tenido gran injerencia en el mercado a causa de la publicidad pero también porque es muy sencilla su preparación, los podemos tener en la despensa almacenados por mucho tiempo y no se echan a perder.
“Las sopas instantáneas, qué cosa más fácil, el vaso, el agua y ya tiene todo, hasta camarones. Te lo acabas y lo tiras. No tienes que limpiar nada. No será sopa gourmet pero tiene un buen sabor y te quita el hambre por un precio módico”, apunta.
Para el doctor Alberto Bricio, profesor de la Facultad de medicina de la Universidad de Colima, el consumo de estos alimentos ultraprocesados tiene mucha similitud a la adicción que crean varias drogas, sólo que estos son legales y se consiguen en todas las tienditas y centros comerciales.
Refrescos no, agua sí, combatir la adicción
Las bebidas azucaradas, como los refrescos y los néctares son dañinos por su alta presencia de azúcar añadida. Lo ideal para dejar de consumirlos es que sea de manera gradual y sustituirlos por un agua de fruta o verduras que, aunque lleve azúcar, proporciona otros nutrientes que el refresco no tiene.
“Tenemos mucho refresco disponible y mucho consumo, de hecho, en México somos altos consumidores de bebidas azucaradas, y es porque lo tenemos disponible, podemos ver regiones en las que no llegan incluso las frutas y verduras, pero que sí van a tener refrescos porque la distribución es muy buena”, considera el profesor.
Todo puede comenzar con cambiar de hábitos algunos días de la semana hasta que se vuelva costumbre.
“Culturalmente estamos habituados. La publicidad nos ha hecho mucho efecto y dice que una buena convivencia y una comida en familia es junto con estas bebidas, pero recordemos que también nosotros podemos implementar estrategias que sean útiles, sencillas y que no cuestan mucho dinero. El incluir bebidas que sean aguas frescas de frutas o de verduras es algo que sabemos que es sencillo y podemos hacer”, explica.
“Es proponérselo y consumir este tipo de bebidas de frutas que si bien el sabor es dulce, tiene un poco de fibra, vitaminas, minerales y aparte estamos fomentando el consumo local, que es otro de los pilares para el desarrollo de una sociedad”, expone el especialista.
En tanto, para la nutrióloga Arianna Omaña, jefa del área académica de nutrición en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, el consumo de la comida chatarra es difícil dejarlo porque genera una dependencia y nuestro cuerpo lo pide.
“Tiene diferentes connotaciones el consumo de la comida chatarra. Ha transgredido o ha ido evolucionando en los efectos negativos que tiene en la salud. Creo que uno de los importantes que hay que rescatar es esta parte de la necesidad que se va generando a partir del consumo de éstos, específicamente en aquellos que tienen una cantidad excesiva de azúcar”, explica.