Las colonias de los pedregales de Coyoacán y el acuífero somero de la zona son amenazados por cuatro nuevas construcciones y una que reinició luego de 10 años, por lo que vecinos piden la intervención de las autoridades.
Las nuevas obras son las que están en los predios de Aztecas y Montserrat, Árbol del Fuego 43, División del Norte 3572 y Calzada de Tlalpan 2797.
La que retomó su desarrollo después de una década está en Circuito Estadio Azteca casi esquina con Calzada de Tlalpan.
No obstante, el caso que provocó la acción vecinal por los daños al acuífero y es referencial por ser parte de la llamada corrupción inmobiliaria es Aztecas 215.
En junio pasado, colonos de los pedregales de Coyoacán y Santa Úrsula detectaron que en Avenida Aztecas esquina con Montserrat terminaron el tapial de un predio donde se ve que brota agua.
Reporte Índigo recorrió la zona y se percató que las aguas del acuífero somero corren por el terreno, mismo que cuenta con materiales de construcción en su interior y en el que hay un par de perros que cuidan el lugar.
“Apenas pusieron lo de abajo del tapial y aquí se ve claramente el agua cómo brota”, señala Gustavo López, habitante del Pedregal de Santo Domingo.
Los vecinos afirman que desconocen qué tipo de obra será porque no cuenta con información en el exterior como indica la ley.
Mientras que en Árbol de Fuego 43, Pueblo de la Candelaria, ya comenzaron con los trabajos de cimentación y quienes viven en casas contiguas documentaron cómo brotaba el agua del subsuelo al momento de realizarlos.
Durante un recorrido, trabajadores del lugar rechazaron llevar a cabo alguna labor, no obstante, al interior del predio se veían herramientas y materiales.
Además, afuera hay una lona de que la construcción está siendo realizada por el Sindicato Libertad.
Existen otras dos obras responsables de dañar el acuífero, según los vecinos. Se trata de una que lleva dos años en construcción y se localiza en División del Norte 3572, así como de un futuro desarrollo inmobiliario ubicado sobre Calzada de Tlalpan 2797.
En el caso de Circuito Estadio Azteca casi esquina con Calzada de Tlalpan, donde reiniciaron labores hace dos meses tras 10 años, apenas pusieron más soportes del tapial del predio donde ya se realizaron excavaciones, señalan pobladores de Santa Úrsula.
“Esa agua baja de un pozo y desemboca aquí, es la misma de Aztecas 215”, afirma Rubén Almazán, presidente del Comité Vecinal del Pueblo de Santa Úrsula.
Todas estas obras fueron denunciadas por la Coordinación de Pueblos, Colonias y Barrios Originarios de los Pedregales de Coyoacán ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT).
Gustavo López, quien también forma parte de la coordinación, indica que no se debe tolerar más construcciones porque dañan al acuífero y se desperdicia el agua en una zona donde se padece de su suministro.
En la querella, piden a la PAOT revisar la legalidad de las obras así como la documentación correspondiente para saber si tienen los estudios necesarios sobre impacto ambiental.
“En nuestra denuncia pedimos que vengan inspectores ambientales y si no hay ningún tipo de autorización, su obligación es que no trabajen”, detalla el documento.
Además indica que si hay agua brotando de las construcciones, es porque es del acuífero somero, lo que está demostrado científicamente y no existe pretexto para tomar cartas.
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Daño ambiental y social por perforación del acuífero
Las construcciones de desarrollos inmobiliarios en la zona del Pedregal de Coyoacán afectan tanto al medio ambiente como a la población del lugar que padece del abasto de agua.
Marcelo Canteiro, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien realiza estudios sobre la interacción del acuífero somero con el Pedregal, señala que las consecuencias de las construcciones son graves.
Por una parte, debido a que el agua corre por el subsuelo conformado de piedras, una perforación profunda modifica la dinámica del agua, lo que ocasiona el desabasto en las casas de la zona.
“Las construcciones hacen un tapón y provocan que cambie la dinámica del agua, lo que ocasiona su desabasto, pues ya no lleva la misma ruta hacia pozos y viviendas”, explica el especialista.
Por lo cual, otras cinco construcciones modificarán aún más los movimientos del agua. Además, representa un desperdicio de agua que se puede usar para el consumo humano.
Extracción y transporte, el otro reto
En 2015, vecinos de Aztecas 215 notaron que en la construcción de Quiero Casa brotaba agua que se iba al drenaje.
En consecuencia, pidieron a la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) que investigara el caso por el desperdicio del recurso.
Fue así como la PAOT pidió a la UNAM llevar a cabo un estudio para determinar la procedencia del líquido.
El equipo de la máxima casa de estudios reveló que el agua era procedente del acuífero somero y aunque no era potable, nutría a los mantos freáticos.
Lo que repercute directamente a la capital pues la sobreexplotación de los mantos freáticos deriva en los hundimientos generalizados en la ciudad.
Los colonos de los Pedregales indicaron que durante casi tres años de obras, se han desperdiciado alrededor de cinco millones de litros de agua.
Hasta diciembre de 2018, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), acatando la resolución de la PAOT, suspendió la construcción de un multifamiliar en Aztecas 215.
Además, la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) fue ordenada por la PAOT a realizar un estudio de impacto ambiental para determinar cuál es el daño al acuífero somero.
Sin embargo, en el mes mayo las obras reiniciaron después de que supuestamente Seduvi perdió un juicio de amparo contra Quiero Casa.
“Hay que proteger al acuífero y que si alguien lo daña que lo repare”, recalcó el vecino Gustavo López.