Los meses que han pasado desde su despido han sido sumamente complicados para Kenia, quien ha tenido que enfrentarse a consecuencias psicológicas graves. Foto: Especial

Acoso y hostigamiento en Monterrey

Tras hablar con Lucía Riojas, quien fungía como titular de la Secretaría del Ayuntamiento de Monterrey, acerca de las irregularidades en la Dirección de Operaciones, la violencia política de género contra Kenia del Ángel comenzó

Kenia del Ángel Mendoza fungió como directora de la Zona Norte en la Secretaría de Servicios Públicos del municipio de Monterrey, puesto del que fue despedida por denunciar prácticas ilegales al interior de la dependencia, tales como robo sistemático de combustible y sobornos a los trabajadores para mantener dicha operación.

La denuncia apuntaba al predecesor de Kenia en el cargo, Alejandro Alvarado, quien al enterarse de la queja comenzó a hostigar a la exfuncionaria de distintas formas; incluso, la afectada relató que la agredió en la vía pública en dos ocasiones.

El acoso llegaría a afectar incluso al coordinador operativo de Kenia, Rodrigo Rodríguez,  único miembro del equipo que fue elegido por ella y cuya llegada a la dependencia fue, precisamente, con el objetivo de hacerla sentir ‘más tranquila’.

“La respuesta de ellos fue ponerme a una persona de confianza, me dijeron que necesitaba una persona de confianza para que pudiera estar a gusto”, recuerda la exfuncionaria.

Sin embargo, de acuerdo con Kenia del Ángel, Rodríguez fue víctima de una persecución orquestada al interior de Servicios Públicos, misma que derivó en que se le detuviera por, presuntamente, circular por el municipio de San Pedro con sustancias ilegales a bordo de su vehículo.

“Hicieron un operativo afuera de una plaza en San Pedro y no detuvieron a un solo auto, sólo a la camioneta donde venía este muchacho; lo detienen, hacen que se vaya a la parte de atrás y empiezan a hacer una revisión entre no sé cuántas patrullas, más de lo que hubiera sido normal, acusándolo de que traía droga”, narró la exfuncionaria a Reporte Índigo.

Kenia asegura que, al ser propiedad de la dependencia, la unidad pasaba constantemente por revisiones y era imposible que en su interior se encontrara cualquier elemento sospechoso.

“Le insistían que tocara un paquete, un paquete que no era de él y no había estado ahí, porque la camioneta se revisó antes de sacarla de la base; así le llamamos al espacio donde están las direcciones, se sacó y se limpió delante de los choferes y operadores de las pipas, que en ese momento salieron a las colonias a entregar agua, entonces hubo testigos de que en esa camioneta nunca hubo nada”.

A petición de Kenia, Rodrigo Rodríguez fue sometido a un examen antidoping que resultó ser negativo; sin embargo, el coordinador fue igualmente despedido.

“Nos fuimos a hacer la prueba y salió negativo, así que lo que ejecutaron ellos fue correrlo a él, a escondidas, ni siquiera me consultaron, todo lo hicieron a escondidas…y después fue lo mío”.

Hostilidades no paran

En medio del ambiente de tensión provocado por el despido de Rodrigo Rodríguez, Kenia tuvo una junta de rutina con los regidores del municipio, misma que aprovechó para externar sus inquietudes.

“Les dije lo que tenía que exponer, y luego me preguntan, ‘bueno, ¿has trabajado a gusto?’…se fueron directo a la pregunta sensible, y yo les respondo que la verdad no, y les conté que estaba viviendo, el hostigamiento laboral”.

Entre otras cosas, Kenia reclamó que todavía no se llevaba a cabo la entrega- recepción correspondiente por parte de su antecesor, Alejandro Alvarado, a pesar de que lo había estado pidiendo desde que empezó a laborar en la dependencia.

“(La entrega recepción) Es un proceso administrativo en el que el anterior director te hace entrega del estado de toda la dirección; bienes, muebles, inmuebles, recursos humanos, e incluso si existen recursos económicos o financieros, eso también tiene que estar asentado…y no, nos lo quisieron entregar”.

Aunque la realización del trámite fue calificada como prioritaria por la propia Contraloría del Municipio, Alejandro Alvarado no acudió a la sesión en donde haría entrega de los documentos; incluso, tiempo después, la persona encargada de llevar el trámite le informó a Kenia que el exdirector le envió un sobre con dinero.

“Él se comunica conmigo, yo estaba presente, le digo que suba a mi oficina, y grabo. Grabé todo. Le dije que abriera el sobre. Y venía dinero. Eran como 3 mil pesos (…) Le digo que acudiera a denunciar a Contraloría, porque de nada servía su aviso si esto no queda asentado dentro del proceso de irregularidades; sí lo hizo, con miedo, pero lo hizo. No lo corrieron, no sé qué haya pasado…mi mayor temor era que lo corrieran”, confesó Kenia.

Le anuncian su despido

La situación era insostenible. Kenia, ya completamente sola y con evidencia de los movimientos orquestados, y solapados, en su contra desde el interior de la dependencia, era consciente de que vivía sus últimas horas al frente de la Zona Norte de la Secretaría de Servicios Públicos.

La confirmación llegó en voz de José Santos Valdez, titular de la dependencia, quien antes de una junta con el resto de los directores de zona la citó en su oficina y le comunicó que sería removida del puesto por, presuntamente, presentar bajos números de eficiencia.

“Salgo de esa reunión y le dije al secretario que no fue por eso (bajo rendimiento), yo sé que no fue por eso; fue porque yo obligué que se hiciera la entrega recepción y señalé las cosas que pasan aquí. Y también le dije que hiciera las cosas bien, de todo hay prueba, grabé todo”, afirmó Del Ángel.

Luego de su despido, Kenia tuvo una última reunión con el alcalde Luis Donaldo Colosio, a quien expuso el caso y exigió que le diera las razones verdaderas de su despido.

“Le mencioné: ¿Te das cuenta de que esto es violencia política en razón de género, y que yo puedo hacer algo al respecto? Y sólo asintió con la cabeza. Fue todo”, expuso Kenia.

Los meses que han pasado desde su despido han sido sumamente complicados para Kenia, quien ha tenido que enfrentarse a consecuencias psicológicas graves a causa de las amenazas y agresiones en su contra.

Al preguntarle si sentía miedo, la exfuncionaria no dudó en responder con la verdad.

“Ahorita ya no tengo nada que perder. Yo he tratado de mantenerme muy al margen de mis amigos, de mi familia, prácticamente vivo aislada, justo por el miedo; he tenido problemas para dormir, mermaron mi tranquilidad en todos los aspectos, me quebrantaron, pero sé que, si no hablo, si no cuento mi historia, le puede pasar a otra”.

Las afectaciones también se trasladaron al terreno laboral, ya que, semanas después de su salida de Servicios Públicos, Kenia fue entrevistada por el titular de una dependencia para integrarse al Gobierno Estatal.

Al preguntarle por qué había salido del Municipio de Monterrey, Kenia contó su historia y le aseguró que tenía total libertad de investigar a las personas que fueran a trabajar con él.

El funcionario escuchó el relato y le dijo que, antes de incorporarla, tendría que verificar con Luis Donaldo Colosio, pues al ser parte de ‘su gente’ podría necesitarla para una reestructuración.

“¿Sabes qué pasó?”, preguntó Kenia con los ojos llorosos, aunque la respuesta ya se intuía desde el comienzo: “No me contrataron. Claro que hay daño. Por supuesto que hay daño”.