Tras el paso devastador del huracán Otis, la ciudad costera de Acapulco se encuentra sumida en la desolación, con un agudo déficit de servicios esenciales como agua, electricidad y gasolina.
En medio de esta crisis, las autoridades locales han permitido e incluso fomentado a la población desesperada a saquear tiendas en busca de productos básicos. El oficial de policía estatal, Raúl Gallardo, se ha convertido en un símbolo de la controvertida respuesta gubernamental, según el último reporte de la agencia AP.
De acuerdo con Gallardo, la directriz oficial establece que la población puede tomar “lo que puedan consumir”, incluyendo productos como agua, atún o mayonesa, pero se prohíbe la extracción de artículos costosos como electrodomésticos. Sin embargo, la aplicación de estas normas ha sido irregular, lo que ha generado desconcierto y descontento entre los residentes.
Damnificados cuestionan respuesta del Gobierno
La respuesta gubernamental a la crisis causada por el huracán Otis ha sido ampliamente cuestionada, dado el rápido fortalecimiento del meteoro que en tan solo 12 horas pasó de ser una tormenta tropical a un devastador huracán de categoría 5. Esto también pone de manifiesto la falta de preparación y recursos adecuados por parte de las autoridades federales para abordar situaciones de crisis.
A pesar de las promesas gubernamentales de ayuda, los habitantes de Acapulco se apresuraron a saquear las tiendas de la ciudad en un lapso de tan solo tres días. Mientras tanto, numerosos residentes continúan buscando a sus seres queridos desaparecidos en medio de la devastación.
La falta de recursos y la inacción gubernamental han llevado a la población a tomar medidas extremas para sobrevivir. Las tiendas se han quedado sin productos esenciales y, en algunos casos, las mismas estanterías y escaleras utilizadas para reponer productos han desaparecido.
Problemas para obtener agua y gasolina tras Otis
La escasez de gasolina se ha exacerbado debido a la falta de electricidad para operar las bombas de combustible. En respuesta, las personas han comenzado a extraer gasolina de bombas rotas en busca de combustible.
La situación es especialmente grave en lo que respecta al suministro de agua, ya que el sistema de bombeo municipal no puede operar debido a la falta de electricidad. Las familias se ven obligadas a racionar su escaso suministro y buscan agua desesperadamente.
En toda la zona costera de Acapulco, los grandes almacenes y supermercados han quedado devastados, primero por el huracán y luego por la población que busca con urgencia productos esenciales. La falta de ayuda gubernamental, en forma de préstamos para la recuperación, podría resultar en el cierre de numerosos negocios.
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el viernes que su gobierno está trabajando en una propuesta para brindar apoyo financiero al sector hotelero y comercial, que ha sufrido daños en más del 80 por ciento de su infraestructura. Sin embargo, la población de Acapulco sigue luchando por recuperarse en medio de la desesperación y la incertidumbre.
Con información de AP