Abusos tras bambalinas denuncian bailarinas de la ADM
El Día Internacional de la Danza será conmemorado en México con un grito de ‘justicia’ para todas las mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales y acoso por parte de sus profesores desde que eran estudiantes
Monserrat OrtizLejos del glamour y el encanto que provocan en el escenario, la trayectoria de cientos de bailarinas mexicanas inicia tomando clases todos los días con el hombre que las agredió sexualmente
El Día Internacional de la Danza será conmemorado el día de hoy por la comunidad de la Academia de Danza Mexicana (ADM) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) con un grito de justicia por el abuso sexual que ejercen contra ellas docentes de la institución.
El 26 de febrero, las bailarinas iniciaron un paro de actividades y no regresarán hasta que las autoridades pongan un alto a la violencia de género que padecen
“Todas las escuelas de arte están llenas de violencia contra las mujeres, desde que ingresan siendo muy niñas”, platica la bailarina profesional y directora de Fábrica en Escena, Itzel Schnaas, quien es exalumna y se desempeñó como profesora en esa institución.
“Una bailarina que no sabe erotizarse no puede estar en escena”, le dijo a Sofía el actual director del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac), Marco Antonio Silva, cuando tenía diez años, en 2001.
El sujeto tomó la mano de la niña y la colocó en sus genitales, tocándose él también, porque, en caso de no sentir, no podría ser una “buena bailarina”, le dijo. Ese ataque sexual fue su primer acercamiento con el sueño de convertirse en artista.
“Marco Antonio Silva eligió a las niñas que le gustábamos y nos llevó al salón de coreografía y nos enseñó cómo es que teníamos que tocarnos”, denuncia una de sus víctimas.
Cuando Sofía llegó a la adolescencia, el exprofesor cubano Álvaro Carreño tocó su vagina varias veces durante los ensayos, porque tenía que “sentir la danza”.
“Me ponía frente a él para pararme en un pie, sobre la punta, levantar la pierna y me metía la mano por la vagina, me acariciaba la vagina”.
Bajo el pretexto de construir cuerpos en pro de la danza, los profesores tocan a mujeres y niñas de forma indiscriminada. Los abusos físicos y psicológicos van desde el trastocamiento sexual, pasando por la homofobia, con los hombres, hasta provocarles a los alumnos trastornos alimenticios porque “están muy gordos”.
“Mi asco fue grande pero no sabía qué hacer. Empezó a tocarme y quitarse la ropa”, señala una de las denunciantes que prefirió el anonimato. “Le dije que no quería, que se quitara y me dejara. Antes de volverse a vestir me llevó a la cama y empezó a besarme”.
Una egresada de la Academia de Danza Mexicana, de 25 años, confesó a Reporte Índigo que ya inició una denuncia penal contra ese sujeto por el acoso sexual que sufrió a finales de 2017.
“Fuimos a un restaurante y yo quería platicar sobre mi progreso en la escuela, cuando él empezó a hablarme de sexo y hacerme insinuaciones sexuales en ese lugar”.
En la lista de denuncias de bailarinas también se encuentran los profesores Jesús Hernández, Roam León, coordinador de la licenciatura de Danza; Luis Cruz, quien forma parte del personal de servicio; Vladimir Cabrera, Alejandro Trejo y Aarón Márquez Hernández.
Otro de los acusados de acosar “verbal y visualmente” a las mujeres es José Rosendo Servín.
“Se me acercaba al oído y me decía que quería irse conmigo a un lugar más íntimo y que si se podía quedar en mi casa porque no tenía donde ir”, narra una de sus víctimas.
“Nos abrazaba para saludarnos, nos jalaba para darnos beso en el cachete, eso nunca se me hizo algo normal”.
De 2020 a marzo de 2021, el INBAL recibió 22 denuncias formales de violencia sexual. De ellas, las autoridades levantaron 14 actas administrativas –no denuncias penales– contra docentes y dos trabajadores, así como la baja definitiva de cuatro estudiantes.
Una historia de impunidad, relatan bailarinas
Por omisión, desidia o complicidad, las autoridades del INBAL no consiguen erradicar las violencias que mujeres y hombres han padecido por parte del cuerpo docente, durante varias décadas.
Así lo atestigua Mariana, profesora de danza en esa institución.
La impunidad se perpetúa con los profesores que tienen una plaza en propiedad, privilegio que sólo podría retirarse con una denuncia penal; sin embargo, eso es poco probable porque la víctimas sólo pueden acceder a la justicia a través de una queja ante la Subdirección de Asuntos Académicos (SGEIA), cuyas autoridades únicamente hablan con los agresores para “pedirles que dejen de acosar”.
Los alumnos desisten de escalar de nivel la acusación a una denuncia penal por miedo a las represalias. En el INBAL no existe un comité de género ni algún órgano que castigue los actos de violencia sexual y de género contra la comunidad estudiantil
La profesora, incluso atestiguó abusos contra estudiantes menores de edad. “En la academia hubo dos violaciones contra niños, por parte de maestros que ahora están en la cárcel porque los padres de las víctimas tomaron acciones legales”.
Por estos abusos y más, este mes de la danza, las bailarinas mexicanas lo conmemoran con un grito de hartazgo contra la violencia sexual a la que fueron sometidas desde pequeñas; y con la esperanza en que se puede crear arte sin la necesidad de trasgredir los derechos humanos y la dignidad.
@ItsMonseOrtiz