En menos de dos semanas, cuatro mandatarios regionales del país han sido injuriados en los actos públicos encabezados por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en las distintas entidades que gobiernan. Un hecho que ya levantó sospechas e inconformidad en los los sectores de oposición.
Ayer, durante su visita al puerto de Manzanillo, López Obrador tuvo que calmar los ánimos de los pobladores que no dejaban de silbar y gritar consignas de rechazo con cada mención del nombre del gobernador de Colima, José Ignacio Peralta. El titular del Ejecutivo de la localidad, visualmente molesto, indicó que continuaría hablando hasta que concluyera “el punto del orden del día de los abucheos”, algo que le valió una nueva lluvia de insultos.
Este fin de semana, tanto en Chihuahua como en Baja California Sur, los mandatarios regionales Javier Corral y Carlos Mendoza Davis –ambos pertenecientes al Partido Acción Nacional– recibieron reclamos y otras expresiones de rechazo por parte de los habitantes de las demarcaciones, así como la debida intervención del presidente para convocar a la paz.
“Ya chole con estarnos peleando (…) recuerden que yo vengo de la oposición y mi pecho no es bodega, yo digo lo que siento”, fueron las expresiones de AMLO en ambos encuentros, antes de reiterarle su apoyo y respeto a la investidura gubernamental.
Otro más que recibió el calor del público fue el titular del Ejecutivo en Quintana Roo, Carlos Manuel Joaquín González, quien tuvo que dedicar parte de su discurso para hablar sobre el respeto entre autoridades locales y Gobierno federal.
“Como en toda alianza, el respeto mutuo debe ser una regla inviolable, entendiendo que también pueden existir a veces desacuerdos. Lo importante es saber resolverlos mediante el diálogo y desde el convencimiento de que trabajando juntos y sumando esfuerzos, vamos por el camino correcto”, expresó el gobernador de extracción priista el pasado 24 de febrero.
Esta ola de rechiflas contra los gobernadores del país, ya despertó las primeras reacciones de los partidos de oposición, siendo el Revolucionario Institucional (PRI) el primero en marcar postura pública contra este fenómeno, mostrando incluso una hoja membretada con el logo de Morena en donde se comparten una serie de conductas “protocolarias” en los actos del presidente en el interior de la República, destacando entre ellas “emitir sonidos y gritos de desaprobación (abucheos, silbatinas, consignas partidistas)” ante la presencia o anuncio de la intervención de los mandatarios locales. Una orden que en el documento citado se destaca con carácter obligatorio.
“Exigimos que el Gobierno federal y su partido se pronuncien sobre la autenticidad del documento que salió a la luz pública, en el que Morena promueve acciones que dividen a los mexicanos y generan encono (…) ¿Es esa la estrategia? Obligar a seguidores de Morena a abuchear a gobernadores que no pertenecen a este partido y obligar, también, a vitorear al presidente en un mismo evento, sólo genera división”, expresó el PRI a través de sus redes sociales.
Por su parte, el presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y titular de Campeche, Alejandro Moreno, también expresó su rechazo total hacia las constantes faltas de respeto y advirtió: “ante los constantes abucheos orquestados por grupos simpatizantes de Morena, los gobernadores evaluaremos las decisiones que adoptaremos en las giras presidenciales a nuestros estados”.