“Tenía 22 años y mi anticonceptivo falló. Yo sabía que quería abortar”, es uno de los testimonios que se lee en el tendedero fuera de la toma del Congreso de Puebla encabezada por colectivas feministas que exigen la despenalización del aborto.
Por casi dos semanas, las colectivas Coatlicue Siempre Viva y Coordinadora Feminsta de Puebla resguardan las instalaciones del organismo para que el derecho a decidir sobre sus cuerpos sea una realidad así como para tener mejoras en la implementación de la Alerta de Género estatal y la aprobación de la Ley Agnes en favor del reconocimiento de las identidades trans.
Con el rebozo negro cubriendo su rostro, Coco, a quien llamaremos así por seguridad, es una de las mujeres organizadas que pertenece a Coatlicue Siempre Viva, asegura que no se soltará el Congreso de Puebla hasta que las autoridades escuchen y atiendan las demandas de las poblanas.
Con fotografías de jóvenes víctimas de desaparición y feminicidios aunado a la leyenda de Verdad y Justicia, el campamento custodiado por las mujeres sobrevive no solo por la convicción de la lucha sino también por el apoyo de la sociedad que va desde mensajes de apoyo en redes sociales hasta donaciones de víveres para las compañeras.
Garrafones, una parrilla, pan y fruta es lo que han recibido las chicas como respuesta de lo que llaman su acción más contundente la cual llevan a cabo de la mano con la comunidad trans pues como dice una hoja frente al campamento, las luchas trans también son feministas.
Con los ojos puestos en los trastes que lava, Coco enfatiza que son un movimiento autónomo del derecho a decidir. “no somos minoría las que queremos la despenalización del aborto, damos volantes informativos a la gente que pasa para que no sean ajenos porque el tema del ILE es también sobre salud pública”.
Solidaridad feminista
Para cuidar a las compañeras que permanecen en la parte de arriba del Congreso de Puebla, las mujeres que custodian la entrada principal suben a través de una bolsa y una polea un par de tortas para que puedan desayunar.
“Al Congreso aún entran legisladores, no está cerrado todo solo una parte que es el salón donde están las compañeras y a quienes cuidamos desde aquí abajo para que no les falte nada”, detalla Coco.
Aunque se ha manifestado respaldo al movimiento, las mujeres relatan que también se han enfrentado a fanáticos religiosos que han pasado por la toma del Congreso de Puebla y rezan un rosario e incluso les comentan que las invitan a sus iglesias para “retomar el buen camino”.
“Al principio venían personas pro vida con sus pañuelos azules, nos decían que recemos más, pero hasta el momento no hemos sido víctimas de agresiones por parte de ellos”, dice Coco.
Mientras el organismo sea tomado por ellas, las chicas señalan que seguirán con la realización de talleres y actividades como baile artístico, pláticas sobre el ILE, su importancia así como los mitos y realidades sobre la penalización del aborto.
Con la manta de color verde como símbolo del movimiento a un lado de la bandera de las identidades trans arriba de ella, Coco recalca que tener la oportunidad de abortar sin ser criminalizadas tiene que ser real en Puebla y en todos los estados del país pues muchas mujeres no tienen los recursos suficientes para ir a la Ciudad de México u Oaxaca, lugares donde la interrupción del embarazo sí es una realidad más cercana.
“No queremos firmas o acuerdos con legisladores o funcionarios que se van, por ejemplo, Gabriel Biestro, presidente del Congreso de Puebla, puede que compita por la presidencia municipal, entonces se irá y dejará este tema para el que venga atrás, no queremos que lo aplacen, perder más tiempo no es una opción, por eso de aquí no nos vamos, este acto es luchar por nuestra vida”, finaliza.