A la defensiva

Si algo marcó anoche el primer debate presidencial fue el hecho que los cinco candidatos se vieron obligados a salir a defender su trayectoria política ante los ataques y señalamientos que se ventilaron durante este encuentro celebrado en Palacio de Minería
Imelda García Imelda García Publicado el
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El primer encontronazo de los candidatos presidenciales sirvió no para explicar sus propuestas de gobierno, sino para que cada uno defendiera sus pecados o los de su partido.

Con un formato más dinámico que el de debates del pasado, los cinco candidatos presidenciales procuraron salir ilesos de los ataques que les lanzaban sus opositores.

Margarita Zavala defendió las decisiones que tomó su marido, Felipe Calderón, cuando fue presidente de la República.

Andrés Manuel López Obrador defendió su actuación como jefe de Gobierno de la Ciudad de México y algunas de sus propuestas más polémicas.

Ricardo Anaya se defendió de las acusaciones sobre el supuesto lavado de dinero por la venta de la nave industrial que las autoridades han investigado.

José Antonio Meade tuvo que salir en varias ocasiones a explicar su actuación como servidor público de la administración del presidente Enrique Peña Nieto y al propio Gobierno federal.

Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, intercedió por su actuación como gobernador de Nuevo León y su presencia como candidato presidencial independiente a pesar de las firmas falsas.

Como en cada debate, no faltaron los momentos y propuestas que marcarán el rumbo de las campañas en las próximas semanas.

Todos los candidatos cuestionaron a López Obrador sobre su propuesta de amnistía a criminales y su actuación como jefe de Gobierno

El debate ocurrió en dos pistas: mientras transcurría el encuentro entre los candidatos, los ciudadanos no perdieron la oportunidad de inmortalizar algunos momentos con el humor de los memes en las redes sociales.

De ataques y defensas

Una bala fue el anuncio del tono en que transcurriría el primer debate entre los candidatos presidenciales.

“Esta es una bala que guardé, no la había sacado nunca, porque miles de balas están tiradas en todo el país. Es una parte que a mí me mueve”, soltó Jaime Rodríguez Calderón apenas a 3 minutos de iniciado el debate.

Los moderadores le cuestionaron: el homicidio aumentó en Nuevo León cuando él fue gobernador.

“El Bronco” fue el primero en defenderse: “La violencia ha aumentado porque hemos sido laxos; hay que contratar a los mejores. Nosotros trajimos a los mejores a Nuevo León (…) y te he de decir que Nuevo León es el único estado que ha bajado el índice delictivo.

“Los gobernantes no somos expertos para todo; yo no soy Santa Claus ni quiero ser Supermán, tenemos que contratar a los mejores”, justificó Rodríguez Calderón.

Más tarde, “El Bronco” propuso que llevaría al Congreso una iniciativa para cortar la mano, literalmente, a aquellos que roban.

En el tema de seguridad, todos cuestionaron a Andrés Manuel López Obrador sobre su propuesta de amnistía a criminales y su actuación como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Ricardo Anaya le echó en cara estadísticas y fotografías de marchas ciudadanas para pedir seguridad.

“Él va a decir que no es cierto, que son cifras de la mafia del poder, pero entonces por qué salió medio millón de personas cuando él era jefe de Gobierno”, acusó Anaya.

José Antonio Meade se unió a las críticas contra López Obrador: “Andrés: sin duda tu amnistía te pone del lado de los criminales, quieres perdonar lo imperdonable”, lanzó.

Al ataque se unió “El Bronco”: “Andrés, ya di sí sí o si no a la amnistía”.

“No se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede apagar el fuego con el fuego”, contestó López Obrador.

Aunque los ataques y cuestionamientos contra él fueron constantes, López Obrador no respondió a muchos de estos ataques y su mejor defensa fue mostrar una de las encuestas más recientes donde tiene dos dígitos de ventaja del segundo lugar.

Ricardo Anaya tuvo que defenderse del ataque de José Antonio Meade, quien lo comparó con el exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, en cuanto a la compra de propiedades mediante empresas fantasma.

“Nada más que él está preso y el otro está acá, con mucha falta de pudor”, dijo Meade.

“Tú sabes que no existe ninguna acusación en mi contra; aquí está la sentencia del Tribunal (Electoral) que dice que ustedes usaron de manera ilegal y facciosa a la PGR para dañar mi imagen”, se defendió Anaya.

El panista, a su vez, le pidió contestar “sin rodeos”: “tu jefe, Enrique Peña Nieto, ¿ha gobernado con honestidad sí o no?”, cuestionó.

Meade no pudo contestar por falta de tiempo.

Anaya se lanzó nuevamente más adelante contra Meade, al mostrar una fotografía del exgobernador de Chihuahua, César Duarte, partiendo un pastel de cumpleaños.

“La pregunta es: ¿de qué tamaño fue la rebanada de pastel que te tocó?”, aventó Anaya, refiriéndose a los casos de corrupción.

“En mi gobierno no habrá ni estafas maestras, ni moches, ni ligas, ni escándalos de naves industriales (…) no tengo componendas con ninguna persona”, aseguró Meade.

Los moderadores le cuestionaron si era posible ser un servidor público honesto en medio de tantos escándalos de corrupción; él afirmo qué hay miles de funcionarios honestos en la Administración Pública.

Margarita Zavala fue cuestionada sobre las decisiones el gobierno de su esposo, el expresidente Felipe Calderón; incluso, desde la mesa de moderadores, le preguntaron si su elección no se interpretaría como una reelección de su marido. Ella respondió, titubeante.

“De entrada, tengo mi propia identidad; yo sé lo que es que te intenten quitar el nombre, y lo digo por las mujeres. Yo tengo mi propia identidad, mi manera de ser, de ver la política; y por supuesto que estoy orgullosa de mi familia, pero una y otra vez he demostrado mi propia identidad (…) la responsable en las decisiones de gobierno soy yo, y por supuesto mucho he aprendido también al lado de Felipe”, se defendió.

Margarita Zavala fue cuestionada sobre qué pasaría si su hijo fuera homosexual y decidiera casarse con un hombre. Ella dijo que él tendría la libertad de hacer su vida con quien quisiera

El nuevo formato del debate permitió tener más interacción entre candidatos y moderadores, por lo que hubo oportunidad de que los ataques fueran respondidos por los presidenciables.

Antes de la batalla

Los candidatos presidenciales entraron a la sede del primer debate presidencial por la esquina de las calles Tacuba y Eje Central donde, desde horas antes, dos grupos antagónicos de manifestantes se apostaron: unos para vitorear a Andrés Manuel López Obrador y otros para repudiarlo.

Aunque una valla de policías de la Ciudad de México impedía a estas personas acercarse al Palacio de Minería, sus voces traspasaban las vallas y los gritos se escuchaban hasta el paso de los candidatos.

La primera en llegar, tal como estaba programado, fue Margarita Zavala, quien caminó con sus tacones altos los 100 metros de la calle de adoquín que la separaban desde su camioneta hasta la entrada del Palacio de Minería.

Con una sonrisa, la candidata independiente tuvo que aguantar los gritos que los manifestantes le lanzaban por la espalda: “¡Asesina, asesina!”, le gritaban a todo pulmón.

Caminando sola y tratando de que el viento no la despeinara, Margarita saludó para las fotografías sin dejar de sonreír. Fue la primera en entrar por la puerta principal del Palacio de Minería.

El equipo de José Antonio Meade vio lo ocurrido, así que el auto que lo trasladaba se estacionó un poco más adelante para evitar poner en riesgo al abanderado y no exponerlo a los gritos de los manifestantes.

Meade bajó y caminó hacia la entrada de la mano de su esposa. Alguien le gritó: “¿Quién va a ganar el debate?”; “México”, contestó. Juntos, posaron para las fotografías y entraron al Palacio.

Después llegó Ricardo Anaya, también con su esposa. El grupo que lo apoyaba lo vitoreaba, mientras que los contras le lanzaban gritos en contra. Caminó casi desde la esquina y posó para las fotografías. Se dijo listo para el debate.

Y fiel a su estilo, después llegó Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, aunque le tocaba arribar al final; decidió adelantarse a Andrés Manuel López Obrador y llegar casi junto a Ricardo Anaya.

Junto a su esposa, Rodríguez Calderón caminó hasta la entrada del Palacio de Minería y haciendo una señal con la mano que emula una pistola, posó para las fotografías.

Minutos después arribó al lugar Andrés Manuel López Obrador y fue el único que no bajó del auto para llegar hasta la puerta del recinto. Las personas que lo apoyaban gritaron vítores, pero él decidió no caminar por la calle de Tacuba.

El clima mostró que fue una buena decisión. En cuanto López Obrador entró al Palacio de Minería, una tormenta eléctrica comenzó a caer en la zona; si el candidato hubiera caminado, la lluvia no lo hubiera perdonado.

Con la entrada de los candidatos llegó una tormenta eléctrica tan fuerte que algunos rayos cayeron cerca del Palacio de Minería y provocaron fallas técnicas en la transmisión del debate en él área designada para la prensa; apenas minutos antes de comenzar el encuentro, la falla fue reparada.

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