A 50 años, UNAM pide honrar lucha de los jóvenes de 1968 a favor de la autonomía y la democracia

Enrique Grau, rector de la UNAM, encabezó un evento para conmemorar el 50 aniversario del bazucazo que destruyó la puerta de la Prepa 1 de la UNAM, el 30 de julio de 1968, y honró la memoria de Javier Barros Sierra, quien condenó la agresión del Ejército mexicano
Pablo Espindola Pablo Espindola Publicado el
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El día de hoy, hace 50 años, un bazucazo derribó la puerta de San Ildefonso, en ese entonces escuela preparatoria de la UNAM, y con ello se inició una sistemática represión de libertades y una serie de acciones en contra de la autonomía universitaria.

Por ello, diversas instituciones, como la UNAM y el IPN, conmemorarán con diferentes eventos este movimiento estudiantil y harán los balances necesarios de su importancia histórica.

También hace 50 años y como consecuencia de esos acontecimientos se generalizó la suspensión de actividades. Al día siguiente, el entonces rector de la UNAM, Javier Barro Sierra, con  la bandera a media  asta en señal de duelo y protesta, se dirigió a la  comunidad convocando a una manifestación para hacer pública la indignación de  la Universidad ante esos acontecimientos.

“Pero hoy hace  50 años tuvo también un antes y un después. Es difícil precisar cuándo fue el antes, probablemente sucedió tiempo atrás que comenzó a gestarse el movimiento del 68. Comenzó con la  incomprensión y la rigidez de las estructuras sociales y gubernamentales, comenzó cuando los jóvenes de  aquellas épocas sintieron las necesidades de libertades, de cambiar, de expresarse y de aspirar a un mundo distinto y en México estalló un día como hoy hace 50 años”, expresó en una ceremonia el actual rector de la UNAM Enrique Graue.

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Esas necesidades, aseguró el rector, fueron las  que llevaron a las expresiones estudiantiles de protesta a llenar las calles del centro de la Ciudad de México y así San Ildefonso se convirtió en un bastión de estudiantes.

“Hoy hace 50 años en la madruga del 30 de julio en un acto de violencia desmesurada, el ejército hizo volar la puerta en pedazos de San Ildefonso e ingresó a ese recinto histórico deteniendo a sus ocupantes. El oficialismo de la época en su insensibilidad y soberbia calificó el acto como necesario y protector de nuestra universidad, ante ello el ingeniero Barro Sierra  se dirigió a los estudiantes”, explicó Graue y recordó parte del discurso que pronunció Barro en ese entonces:

“Hoy es un día de luto para la Universidad Nacional, la autonomía esté amenazada gravemente. Quiero expresar que la institución a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo acontecido. La autonomía  no es una idea abstracta, es un ejercicio responsable  que debe ser respetable y respetado por todos. No cedamos a provocaciones, vengan de afuera o de adentro, la universidad es lo primero, permanezcamos unidos para defender dentro y fuera de nuestra casa las libertades de pensamiento, de reunión, de expresión y la más cara de todas ellas, nuestra autonomía”.

Para Gonzalo Zurita Balderas, consejero universitario, ese intento de violar la autonomía, se quedó en eso, un simple intento porque “la violencia y sin razón jamás triunfarán sobre el verdadero espíritu universitario. La razón, la libertad y la tolerancia siempre serán parte de nuestra esencia”.

Además llamó a la comunidad universitaria a reflexionar sobre un momento fundamental que marcó a la máxima casa de estudios, “se trata de un hecho que, a 50 años de distancia, merece ser examinado y estudiado, pero sobre todo, recordado”.

También pidió no olvidar y honrar esa historia que tuvo como fruto la democratización de México, por lo que la UNAM y sus estudiantes estaremos a la altura de aquella lucha”, dijo el consejero.

Graue señaló que la defensa de la autonomía sigue siendo vigente  y debe unirnos a todos. “Autonomía que nos permite organizarnos y determinar nuestro rumbo y condiciones académicas; autonomía  para enseñar, investigar y difundir la cultura; autonomía para administrarnos y elegir a nuestras autoridades, autonomía con la que la Universidad enfrenta los embates políticos y las injerencias externas a nuestra vida académica; autonomía que es nuestro más caro valor”.

Gerardo Estrada, ex participante del movimiento, recordó lo sucedido, la violencia con la que fueron tratados, el ambiente de incertidumbre que se vivió, pero sobre todo la pasión con la que los jóvenes salieron a las calles a luchar por la libertad de expresión, libertad de la que ahora gozamos todos.  

Leonardo Lomelí, secretario general de la UNAM, dijo que esta ceremonia forma parte del amplio programa de la UNAM para conmemorar los 50 años del inicio del movimiento porque “sus consecuencias son innegables para la transformación de México”.

En el evento también estuvieron presentes Mónica González, abogada general; María Dolores Valle, directora de la Escuela Nacional Preparatoria y Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural.

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