El proyecto de gobierno de Claudia Sheinbaum considera, entre otras acciones, el incremento del salario mínimo hasta llegar a 2.5 canastas básicas mensuales. Foto: Especial

4T: Más allá de los programas sociales, ¿cómo combatir la pobreza?

La implementación de programas que priorizan las transferencias monetarias para reducir la pobreza en México debe complementarse con políticas públicas, señala especialista

El timbre de la administración federal en curso es la implementación de diversos programas sociales focalizados en apoyar a sectores desfavorecidos como las personas mayores o las madres solteras, y la promesa de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, es continuar y ampliar esa estrategia en el próximo sexenio.

A ese compromiso se suma la propuesta de aumentar de manera sostenida el salario mínimo hasta incrementarlo en 50 por ciento con la finalidad de reducir los índices de pobreza en México; sin embargo, factores como la poca participación de las mujeres en el mercado laboral o la falta de acceso a servicios de salud de manera universal mellan el éxito de los apoyos sociales a largo plazo.


Lo anterior se deriva del análisis realizado por la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP) respecto a la cobertura de estrategias como Jóvenes Construyendo el Futuro o el Programa de apoyo para el bienestar de las niñas y niños hijos de madres trabajadoras, del que concluye que 46.4 millones de personas, de las 126 millones 705 mil 138 que viven en el país, no cuentan con los recursos económicos suficientes para cubrir sus necesidades básicas aun y cuando reciban una ayuda gubernamental.

“El nivel de pobreza de México no se ha movido, gobiernos van, gobiernos vienen, y la pobreza continúa igual, a veces sube, a veces baja un poquito, pero se mantiene estructuralmente. No hay programa social que alcance para poder sacar a la gente de la pobreza y ofrecerles a largo plazo un plan de movilidad social.

“Las transferencias monetarias no atienden las causas, saca a la gente mes a mes de algunas penurias, pero no les ofrece ninguna plataforma para que puedan salir adelante a través de su trabajo y conseguir los ingresos que requieren para llevar una vida digna”, advierte a Reporte Índigo Paulina Gutiérrez, coordinadora de ACFP.

La política social de Claudia Sheinbaum

El proyecto de gobierno de Claudia Sheinbaum considera, entre otras acciones, el incremento del salario mínimo hasta llegar a 2.5 canastas básicas mensuales y, de acuerdo con  el eje “Derechos sociales, bienestar y reducción de la desigualdad”, busca continuar con 30 programas sociales, de los cuales siete consisten en la transferencia directa de recursos a los beneficiarios.

Estos son la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores; la Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad; las Becas para el Bienestar Benito Juárez; el Programa de apoyo para el bienestar de las niñas y niños hijos de madres trabajadoras; Jóvenes Construyendo el Futuro; Sembrando Vida; y Producción para el Bienestar.

Para la consolidación del “segundo piso del bienestar”, la abanderada de Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México considera, además, poner en marcha la Pensión para Mujeres de 60 a 64 años; la Beca para el Bienestar en Educación Básica; el Programa Especial para la Seguridad Social y Laboral de los Jornaleros y Jornaleras en Agricultura y Pesca; y el SIstema Nacional de Cuidados.

De este modo, mediante la aplicación de una “política social combinada”, según lo expuesto por Sheinbaum Pardo, 7.5 millones de personas saldrán de la pobreza extrema hacia 2030.

Propuestas de la sociedad civil

El documento “La raíz de la pobreza es laboral”, difundido por ACFP el 30 de mayo de 2024, indica que, con base en el “Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza, correspondiente al primer trimestre de 2024”, los programas de transferencias monetarias no bastan y excluyen al 61 por ciento de los hogares de menor ingreso.

´”La reducción de 39.6 por ciento a 35.8 por ciento entre 2019 y 2024 es un avance, pero de ninguna manera permite echar las campanas al vuelo. Todavía más de la tercera parte de la población no gana lo suficiente para comer. Su ingreso laboral es inferior al costo de la canasta alimentaria; es decir, no superan el umbral de la pobreza extrema. De continuar esta tendencia al mismo ritmo, se requieren 47 años para erradicar la pobreza laboral”, señala el comunicado.

En este sentido, ACFP manifiesta que los programas de transferencias económicas son un paliativo, no una solución que sustituya a los servicios de educación, cuidado, salud o capacitación para el trabajo.

“En realidad, no hay programas de cobertura universal, salvo las pensiones para personas adultas mayores. El resto de los programas están focalizados, solo que la selección no se hizo con criterios objetivos y transparentes. El resultado es que los programas cubren solo una parte de su población a la que están destinados (población potencial). Para ser universales los programas deben cubrir a toda la población potencial (más del 95 por ciento)”, indica el análisis.

Bajo esta premisa, la organización planteó cinco propuestas a las candidaturas presidenciales que participaron en las elecciones del 2 de junio: un nuevo acuerdo laboral que vincule mejores salarios y condiciones de trabajo con aumentos en la productividad; crear un sistema de protección social universal, no condicionado al trabajo, para el acceso a servicios de salud, cuidados y garantía de ingreso para personas con discapacidad o sin trabajo; y la creación del sistema de cuidados con estancias infantiles, escuelas de tiempo completo y otras modalidades de cuidado.

Además de una política integral de empleabilidad para jóvenes que ofrezca educación técnica adecuada, capacitación, formación en habilidades socioemocionales y otras acciones de vinculación con las ofertas de trabajo; y el fomento a una economía social, especialmente en las zonas indígenas y rurales marginadas, mediante fondos de inversión, canales de comercialización y apoyos de capacitación y asistencia técnica.

“En la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno fueron representantes de los tres equipos de campaña a escucharnos, a presentar sus propuestas al respecto. Ya que esté un gobierno electo, pensamos volver a acercarnos con el equipo ganador y también con las otras fuerzas políticas porque sabemos que a nivel legislativo y en otros niveles de gobierno puede ser importante este diálogo. Nos interesa mucho ser escuchados y proporcionar estos análisis y datos”, detalla.

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