1994, el año en que México vio de frente la crisis y no se ha podido recuperar
A punto de las elecciones más grandes de su historia, México aún no salda algunas cuentas de hace 30 años, cuando un caos político, financiero y social se desató como en una pesadilla
Linaloe R. FloresHace 30 años –el 21 de enero de 1994– el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) envió una iniciativa de ley al Congreso para otorgar una “amnistía general” en favor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
“Con esta decisión, el Estado mexicano deja en claro que busca la paz y que quienes han entrado en confrontación con él no tienen ya pretexto alguno para no reintegrarse pacíficamente a sus comunidades”, dijo Salinas de Gortari en un mensaje.
20 días antes el EZLN se levantó en armas en Chiapas y le declaró la guerra al Estado mexicano. Al otorgamiento de la amnistía, el subcomandante Marcos (al frente del movimiento) respondió con un comunicado que llevó el título “¿De qué nos van a perdonar?” en el que preguntó: “¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono?…. ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?”
Con la amnistía y la respuesta epistolar de los zapatistas se inició la crisis social, económica y política más aciaga que México debió enfrentar en el siglo pasado.
Pese al intento de negociación de paz, el EZLN continuó con la toma de municipios para declararlos autónomos; en marzo, el candidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, fue ultimado a tiros; en septiembre le ocurrió lo mismo al dirigente del partido, José Francisco Ruiz Massieu, y en diciembre una devaluación del peso ocasionó una debacle financiera que acabó con los ahorros y los anhelos de millones de mexicanos.
Treinta años después, a meses de las elecciones federales más grandes de la historia y el relevo de la Presidencia de la República, algunos ecos de aquella época se imponen.
¿Qué pasó en 1994? –se pregunta Eduardo Huchim May, especialista en procesos electorales.
“Los vacíos de información y la impunidad hacen que el pasaje aún no esté bien contado y se haya vuelto una carga. México aún no ha sido capaz de la revisión de esa historia con el fin de un nunca más”.
Autor del libro “México 1994: la rebelión y el magnicidio”, publicado por Nueva Imagen, Huchim May expresa que “la mayor deuda es con la población de Chiapas; sobre todo la no favorecida económicamente. Hay comunidades que llevaban una vida muy digna dentro de sus tradiciones, pero que eran objeto – y siguen siendo– objeto de cacicazgos y de grupos de los propietarios de la tierra… Aquellos sucesos de expulsión de la población de sus comunidades, de sus pueblos, la expulsión de la gente, la quema de casas, la represión y las agresiones a balazos todavía están ahí presentes. No parece haber cambiado nada … La pobreza ahí está. La discriminación, el racismo, el clasismo, ahí siguen”.
Para Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara, 1994 fue “el año de la transición”. Expone que en esos momentos de rompimientos se inició la transición de México hacia la democracia y el año pasó a la historia como “el preludio de lo que sería la alternancia en el poder con un proceso pacífico, pero señala que la crisis del sistema político mexicano “sigue intocada”.
El avance hacia el horror
En 1994, la economía mexicana tomó un rumbo intrincado. La hemeroteca arroja que el gobernador del Banco de México y el secretario de Hacienda se inclinaban por dejar al peso flotar con cierta libertad. Pero los empresarios no estaban de acuerdo y decían que sólo se requería una corrección. Había debate.
La noche del 19 de diciembre, el Gobierno federal sorprendió con una decisión: había ordenado la devaluación del peso en 15 por ciento. El saldo de las reservas internacionales de México que a principios de año eran de 29 mil 155 millones de dólares habían llegado a 3 mil 483. En meses se habían esfumado de México casi 26 mil millones de dólares.
A partir de esa noche se inició una debacle financiera y los sueños de millones de estudiantes, trabajadores, familias enteras, se desmoronaron. El inicio del Gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) estuvo marcado por una crisis sin antecedentes. También política. Fue quien sustituyó a Luis Donaldo Colosio y cuando asumió tenía una aprobación de casi 76 por ciento. Para enero de 1995 ese número era menor de 50 por ciento. En febrero de ese año, la aceptación del presidente llegó a 23 por ciento.
De la decisión del 19 de diciembre de 1994, Zedillo Ponce de León ha culpado a Salinas de Gortari y Salinas de Gortari ha culpado a Zedillo Ponce de León. Han pasado 30 años y los reproches se han acumulado, pero jamás la rendición de cuentas de lo que ocurrió.
Para Enrique Toussaint, mientras se repartían las responsabilidades, se generó otra deuda histórica.
“Los problemas de México aún son los mismos. Una élite económica de nuestro país aún tiene un porcentaje muy alto de la riqueza … Los verdaderos potentados y los que tienen el control de este país en términos económicos (siguen ahí)”, expone.
El suspenso en el caso Colosio-Aburto
El homicidio del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1994 en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California, aún no encuentra plena claridad. Tres fiscales y un subprocurador que emprendieron una investigación que costó millones de pesos en casi una década, concluyeron en la misma verdad jurídica de los días posteriores al ataque: hubo un solo asesino que actuó por un impulso. Pero la versión, aunque histórica, aún está plagada de sospecha.
En diciembre pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió a trámite el recurso jurisdiccional en el que la Fiscalía General de la República pide revisar un amparo concedido a Mario Aburto Martínez. La medida invalida la sentencia de 45 años de cárcel que el asesino confeso recibió en 1994. Un tribunal colegiado la concedió debido a varias inconsistencias en el expediente y establece que Aburto Martínez deberá ser juzgado con base en el Código Penal del Estado de Baja California y no por el Federal.
Si se restablece el proceso, el hombre culpado de ultimar al candidato puede salir de la prisión este marzo.
Ahora, según Jesús González Schmal, su abogado, en entrevista con este diario en octubre de 2023, “… el propio Aburto está enfrentando la realidad, está estudiando Derecho y pese a eso se ha sobrepuesto a las condiciones. Está más que disponible para salir en libertad, pero eso no lo hace desistir de seguir defendiendo su inocencia”.
Los políticos que fueron llamados a declarar por la Subprocuraduría Especial formada para el caso tres días después del asesinato continuaron con sus vidas. Algunos fallecieron y otros han resurgido en la escena pública, mientras la carpeta se avejentaba en los archivos de la Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía).
Algunos fueron Carlos Salinas de Gortari, expresidente de México (reaparece de cuando en cuando); José Córdova Montoya, exjefe de la Oficina de la Presidencia (se retiró de la política); Manuel Camacho Solís, excomisionado para la Paz en Chiapas (fallecido); Luis Echeverría Álvarez, expresidente de México (fallecido) y Manlio Fabio Beltrones, exgobernador de Sonora (el pasado 17 de enero se registró en el PRI como precandidato al Senado de la República para participar en el Frente Amplio por México cuya precandidata a la Presidencia es Xóchitl Gálvez Ruiz).
Mientras, Mario Aburto Martínez continúa en prisión. De acuerdo con las respuestas a un cúmulo de solicitudes de información interpuestas para obtener pruebas de su vida, el reo se ha inclinado por tomar cursos de psicología, así como de activación física y deporte. También, ha pedido atención psicológica individual.
30 años: ¿Quién fue el responsable de la crisis y la devaluación?
Para devaluar el peso mexicano el 19 de diciembre de 1994, el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León argumentó que las reservas federales habían caído en un máximo histórico dado que la economía, su antecesor, Carlos Salinas de Gortari, la había dejado “prendida con alfileres”.
El miércoles 20 por la mañana, el entonces secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, informó la determinación en dos noticiarios radiofónicos. Durante el resto de la semana los inversionistas extranjeros huyeron del mercado mexicano sin que el gobierno hiciera nada. Después, fue demasiado tarde.
México pasó a “la mayor crisis económica del siglo XXI” (aun cuando el siglo no había cambiado), como la llamó el exsecretario del Tesoro estadounidense, Robert Rubin. Cientos de pequeñas y medianas empresas tuvieron que cerrar, miles de estudiantes interrumpieron sus cursos, millones de familias renunciaron al bienestar para cruzar el umbral hacia la pobreza y hubo quienes tomaron la decisión de quitarse la vida (sin que aún haya una contabilidad precisa sobre ello).
La pregunta sobre en quién debe caer la responsabilidad de este pasaje aún no encuentra respuesta.
“(La frase de que) las finanzas públicas estaban prendidas con alfileres es una manera muy gráfica de describir lo que ocurría. Y claro, Salinas dijo, ‘pero llegaron ustedes y le quitaron los alfileres’. El origen de la crisis ya estaba presente en la economía y efectivamente hubo una falta de actitud para el manejo de las haciendas que precipitaron las cosas. Lo que nunca sabremos es qué hubiera pasado si no se hubiera cometido lo que Salinas denominó el ‘error de diciembre’. Habría que preguntarse, cuánto más iba a resistir la economía prendida de alfileres que dejó Salinas”, expone Eduardo Huchim, autor de “México 1994: la rebelión y el magnicidio”.
En los muchos análisis que se han hecho del llamado “efecto tequila”, dado su impacto mundial, se asoman como causas la corrupción en la alta burocracia mexicana y la falta de transparencia. Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara, abona que Salinas de Gortari trató de mantener viva una falacia que al final se desmoronó en un estilo de gobernar en el que él era un gran líder.
Apenas tres años antes nada enturbiaba la vida en México. El entonces presidente había firmado el Tratado de Libre Comercio para América del Norte. En el mensaje de su Quinto Informe de Gobierno, los buenos augurios se mantenían.
“No queremos un cambio que sea a costa de las libertades... Porque entonces el progreso no sería valioso ni respetaría la dignidad de los mexicanos”, expresó.
Meses después se abrió una herida que no ha cerrado. El escenario giró de manera drástica. Zedillo Ponce de León expuso en su Primer Informe de Gobierno que la mala administración económica durante el sexenio salinista y el mantenimiento de una ficción ocasionó que la crisis estallara con “tanta fuerza”.
Al final, las consecuencias fueron para los ciudadanos. Una de las medidas tomadas en el zedillismo fue rescatar a los bancos de la crisis y convertir su deuda de privada en pública a través del Fondo de Protección al Ahorro, conocido como Fobaproa. Se requieren todavía más años para que los mexicanos logren saldar el adeudo.