Después de 7 años muchos inmuebles no han sido reconstruidos por las autoridades. Foto: Especial

19-S, damnificados enfrentan trastornos y secuelas físicas a siete años del sismo

Los vecinos de los inmuebles que presentaron daños enfrentan problemas emocionales y psicológicos debido al terremoto y al proceso tardío de reconstrucción

Siete años después del sismo del 19 de septiembre de 2017, los damnificados, cuyos departamentos y casas quedaron inhabitables, presentan secuelas de diversos tipos; algunos incluso padecen estrés postraumático como resultado de este fenómeno.

La pesadilla que comenzó a las 13:14 horas de aquel día, que coincidió con un Simulacro Nacional, se extendió por años para los damnificados, quienes enfrentaron problemas que fueron desde acreditar la propiedad de sus viviendas por falta de documentos oficiales, pérdidas económicas significativas, hasta problemas de salud.

En entrevistas separadas, varias personas damnificadas en 2017 dieron a conocer a Reporte Índigo que, hasta la fecha, pagan sesiones de terapia y tratan problemas físicos con especialistas a causa del derrumbe de los inmuebles en los que habitaban.

Javier Ibarra, quien perdió su hogar en la avenida del Taller 21, en la alcaldía Cuauhtémoc, aseguró que las repercusiones que le dejó el sismo han sido difíciles de superar en estos años por diferentes motivos.

A esto se le suman los problemas económicos que tuvo que enfrentar, ya que perdió su empleo y tuvo que pagar una renta mensual durante varios años tras la pérdida de su hogar.

“Pasé por todas las emociones y sentimientos, desde el enojo, la frustración y hasta la apatía. Finalmente me entregaron mi departamento, pero ahora me enfrento a deudas y problemas emocionales muy fuertes a causa de todo lo que viví en aquel entonces”, comentó.

Mientras que los afectados de Ámsterdam 27, en la colonia Hipódromo, vivieron una situación similar. La mayoría de los residentes de este complejo habitacional han tenido que tomar terapia psicológica durante años, pues el sonido de la alarma sísmica los pone en estado de shock y les genera problemas para dormir.

“El apoyo que nos entregó el gobierno capitalino solo duró un par de años, y los gastos como la renta y las sesiones de terapia las costeamos nosotros en silencio, pues lo único que queríamos era regresar a nuestros hogares”, afirmaron los vecinos, quienes solicitaron omitir sus nombres por temor a represalias.

Silvia Canseco, vecina de la calle Pestalozzi en la colonia Narvarte, también fue parte de la cifra de damnificados. Al igual que otros afectados, vivió una pesadilla tanto en lo material como en lo emocional, ya que la reconstrucción de su vivienda demoró años y se vio forzada a vivir con familiares durante ese proceso.

De acuerdo con estudios publicados por la  Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y respuestas de la Secretaría de Salud federal por medio de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), las personas que presenciaron el derrumbe de casas y departamentos presentaron signos de estrés emocional, problemas de sueño y trastornos psicológicos en los años posteriores.

Sin datos ni supervisión de obras, así avanza la reconstrucción

A nivel nacional, el escenario fue aún más sombrío para los damnificados, ya que, a diferencia de lo que sucedió en la capital mexicana, donde se creó una comisión de reconstrucción para supervisar los inmuebles dañados que serían intervenidos, en las  las entidades afectadas no hubo información y los apoyos que se brindaron llegaron a cuentagotas o jamás lo hicieron.

En una revisión realizada por Reporte Índigo a los portales oficiales de los gobiernos de Morelos, Estado de México, Oaxaca, Puebla y Guerrero, no se encontró información actualizada sobre las víctimas del sismo del 19 de septiembre de 2017, ni sobre los apoyos entregados a las personas afectadas. Esto a pesar de las donaciones millonarias que se hicieron en ese tiempo.

Tampoco existe un censo sobre la reconstrucción de las viviendas que resultaron dañadas tras este fenómeno, y las víctimas insisten en que han sido abandonadas durante estos años, pues no hubo seguimiento a sus casos.

Así, a siete años de distancia de este suceso que marcó a millones de personas, los damnificados del 19 de septiembre todavía padecen los efectos de la tardía reconstrucción de sus viviendas y las secuelas emocionales que el sismo dejó en sus vidas.

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