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Este verano una startup llamada Mark43 recaudó cerca de 2 millones de dólares de capital semilla, después de haber ganado 70 mil dólares como premio en un reto para emprendedores de la Universidad de Harvard.
El proyecto, fundado por tres jóvenes recién graduados de la mencionada institución, busca optimizar los procesos de la policía, la milicia y las agencias que aplican la ley en Estados Unidos.
La meta no es nada modesta, especialmente porque su CEO, Scott Crouch, tiene solo 22 años.
Pero, sin tomar en cuenta su edad y experiencia, los inversionistas creyeron en él. Y no son los únicos en hacerlo…
El Zuckerberg de la seguridad
“Es una larga historia” fue la frase con la que Scott Crouch comenzó el relato sobre el lanzamiento de su compañía en una sesión de preguntas y respuestas en el sitio Web de Fast Company. Pero en realidad no lo es tanto, aunque el proceso sí fue complicado para los tres jóvenes.
Como todavía estudiantes de ingeniería de la Universidad de Harvard, en su penúltimo año de la carrera debían hacer un proyecto de diseño y terminaron trabajando con el Equipo de Proyectos Especiales de la Policía Estatal de Massachusetts.
Esta división, explicó Scott Crouch, trabaja exclusivamente combatiendo pandillas en el oeste del estado.
El problema que identificaron y quisieron solucionar era muy claro.
“Estos agentes están haciendo trabajo increíble, todos los días protegen al público y trabajan para eliminar grupos extremadamente violentos”, señaló, “pero no tienen equipo suficiente”.
Según el joven emprendedor, el software utilizado por el equipo era tan deficiente que con frecuencia recurrían a programas elementales (como Microsoft Word) para poder crear archivos.
Crouch y sus compañeros pensaron que podían hacer algo mejor y con la firme creencia de que quienes los protegían merecían tecnología más avanzada, decidieron darle vida a “una nueva manera para que los oficiales de policía manejen, compartan y analicen la información usando los últimos estándares Web y móviles”.
Obstáculos y soluciones
Pero llegar a un departamento de policía ofreciendo ayuda es bastante complicado de hacer cuando eres menor que la mayor parte de sus oficiales. Por ello, el primer paso de Scott Crouch, Florian Mayr y Matthew Polega fue incorporarse a las actividades de quienes serían los usuarios de su software.
“Para ganar su confianza salimos a la calle con ellos, nos sentamos en sus estaciones y descubrimos los retos de experiencia de usuario que son únicos para quienes defienden la ley”, subrayó.
Dos de los principales ejemplos de estas situaciones específicas que tuvieron que cuidar al momento de diseñar su programa fueron la apariencia de la interfase (de forma que de día pareciera una aplicación inofensiva y de noche no tuviera tanta luz como para revelar la presencia de policías ocultos) o la dirección de los botones, para que los oficiales tuvieran la mano principal libre en caso de necesitar actuar rápidamente.
El trabajo, sin duda, valió la pena. Lo que comenzó como un proyecto escolar poco a poco tomó forma y los tres jóvenes decidieron expandirse.
“Comenzamos a hablar con otros departamentos y nos dimos cuenta de que todos necesitaban algo similar… no ha habido innovación en décadas”, indicó.
Los resultados no se hicieron esperar. Después del lanzamiento del prototipo la eficiencia de la información se incrementó en un 90 por ciento.
“En lugar de gastar ocho horas a la semana en trabajo administrativo y análisis, comenzaron a usar solo 45 minutos”, manifestó orgulloso el joven empresario.
El Mark43
Aunque no puede revelar detalles por la naturaleza sensible de muchas de las tácticas de sus clientes, Crouch explicó de forma general cómo funciona y qué puede hacer su software, Mark43.
La mayor parte de los programas que usan las fuerzas policiales solo trabajan en una dimensión, registrando relaciones caso por caso. Es decir, toman a una víctima o un sospechoso y ven con quiénes se relaciona. Pero no van más allá.
“Nuestro sistema comienza a construir redes con esas relaciones”, señaló, “en el caso de una pandilla tienes decenas de miles de conexiones”.
Scott dijo que utilizan algoritmos específicos para encontrar los puntos débiles en esas relaciones: “la gente que si es arrestada o llamada como informante puede comenzar a fragmentar la banda”.
En la realización del Mark43 tuvieron dos preocupaciones principales: la privacidad y las regulaciones federales sobre la recolección de información.
Al respecto, Crouch subraya que el software no obtiene información de manera ilegal, sino solamente aquella que es recolectada por la policía a través de órdenes judiciales. De hecho, indicó, la arquitectura de la plataforma restringe que los datos se obtengan de formas que violen la ley. Además, estos algoritmos no bastan para poder arrestar a un sospechoso, sino solamente son un punto de partida para que los detectives puedan hacer su trabajo de forma más eficiente.
“Por ejemplo, si tienes una pandilla masiva y no tienes idea de cómo desmantelarla, te da la habilidad de acercarte a ciertas personas”, puntualizó.