Ya me voy, el anhelo de regresar a México
El documental Ya me voy muestra la vida de Felipe Hernández, quien lleva de manera ilegal en la Unión Americana más de 15 años y desea fervientemente volver a su país de origen, pero regresar limitaría la capacidad económica de su familia, por lo que se encuentra en una encrucijada personal. El protagonista y sus directores describen lo que significó para ellos hacer esta narración cinematográfica
Hidalgo NeiraEl documental Ya me voy muestra la vida de Felipe Hernández, quien lleva de manera ilegal en la Unión Americana más de 15 años y desea fervientemente volver a su país de origen.
Bajo los rieles del Metro de Broadway, del lado de Brooklyn, Nueva York, un hombre con sombrero de charro empuja un carrito lleno de PET, aluminio y botellas de vidrio. De bigote y cabello entrecano, Felipe Hernández entona melodías de Vicente Fernández y José Alfredo Jiménez, mientras porta en su cabeza un símbolo ineludible de que es mexicano.
Años atrás consiguió dos sombreros, distintivo característico del traje de charro de Jalisco, cuando un restaurante mexicano estaba por cerrar sus puertas en la Gran Manzana; entonces, Hernández aprovechó y se los pidió regalados a los dueños del local, desde ahí se convirtieron en su tesoro.
Además de pepenar reciclaje, el mexicano cantor limpia los baños de una sinagoga, en buenas semanas saca entre 250 o hasta 400 dólares para enviar a su familia al otro lado del Río Bravo, a quienes no ha visto en 17 años. El único anhelo de Hernández es volver para estar con su hijo menor César, “Cesarín”, a quien dejó atrás cuando apenas tenía meses de nacido.
Con esta atmósfera de nostalgia se narra Ya me voy, documental en el que Hernández es el protagonista y se debate constantemente entre quedarse más tiempo en Estados Unidos para hacer dinero y dárselo a su familia o regresarse a México, por su cariño incondicional a sus seres queridos.
“Mi hijo César dice sentirse orgulloso de lo que logré al salir en una pantalla (…) Los directores se fijaron en mí, un personaje que nunca pensó estar atrás de una cámara, un hombre un poco extravagante al usar un sombrero de charro en una ciudad americana. Allá existen muchos tabúes y racismo”, describe Hernández, con voz entrecortada, en entrevista con Reporte Índigo.
Los realizadores, Lindsey Cordero y Armando Croda, siguieron durante 2014 y 2015 al oriundo del estado de Guerrero para sacar este testimonial que, contrario a la mayoría de mexicanos inmigrantes que están deseosos por cruzar la frontera del norte, Hernández busca regresarse a su país de origen.
“Teníamos muy clara la estructura, decidimos abordar ciertos temas, sabíamos que la motivación de la historia era reconquistar a ‘Cesarín’, el clímax iba a ser la deuda económica que tienen sus hijos y el desenlace, cómo Felipe hace frente a la soledad, íbamos grabando con esta intención”, platica Cordero.
Los directores recuerdan que conocieron a Hernández en 2013, ya que ellos se encontraban produciendo otro documental de la cultura chicana en el Bronx, Nueva York. En la calle fue donde se encontraron en varias ocasiones al hombre, quien pidió mandar un mensaje en video a su familia en México y ahí surgió la idea de hacerle una película a este inmigrante.
Después de haber recorrido festivales en México como el DOCSMX y llegar a Estados Unidos en el DOC NYC, Ya me voy llegó a salas alternativas este 28 de febrero.
Racismo, fuera de cuadro en Ya me voy
Como el foco principal del documental siempre estuvo en la vida de Hernández y en su deseo constante de regresar a México, los directores dejaron de lado el tema del racismo que se vive en Estados Unidos. Aunque grabaron antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia, el indocumentado mexicano describe que él vivió en carne propia la discriminación en la Unión Americana durante su estadía de más de una década.
La codirectora admite que actualmente el escenario estadounidense es turbulento, ya que hay una constante confrontación interracial y por ideologías políticas, lo que ha sumado para que crezca la paranoia sobre la migración, por lo que revisar Ya me voy le da continuidad a los problemas de deportación que vienen desde presidencias anteriores.
“Cuando grabamos el documental desde un principio sabíamos que no íbamos a hablar de política, pero sin hablar de eso es un documental bastante político, y cuando lo hicimos fue pre-Trump, aunque todos sabemos que la administración de Obama, deportó a muchísima gente”, dice Cordero.
México sin asistencia migratoria
Al estar haciendo el documental y visibilizando la vida de Hernández, quien regresó por iniciativa propia a México en lugar de ser deportado, los documentalistas observan que el país carece de tener programas reales que ayuden a los paisanos en su reinserción social, por lo que exhortan a que se implemente, desde el gobierno, una real iniciativa a estas personas, en lugar de criminizarlos.
“Necesitan asistencia de todos nosotros como sociedad para recibirlos, pero también que el gobierno, así como le ayuda a Estados Unidos a bloquear la frontera sur para que no pasen los centroamericanos, así mismo debería en ese mismo nivel estar apoyando a todos los que ya están en el país, con asilo, siendo mexicanos, repatriados, etcétera”, describe Croda.