Una “gira del adiós” tiende a ser solo un pretexto para vender más boletos. En el transcurso de mi vida creo que Lupita D’Alessio y Camilo Sesto ya han hecho por lo menos cinco giras de este tipo.
En la mayoría de los casos es una oportunidad para simplemente ganar algo extra basado en glorias pasadas, vendiendo shows como la “última” (sic) oportunidad de ver a un artista en el escenario. Pero las fechas pueden expandirse infinitamente si la taquilla sigue dando beneficios y el adiós puede llevar décadas.
Pese a esto, hay giras del adiós mucho más definitivas. Este año, el ejemplo más claro es Wilko Johnson, un músico británico que al verse en fase terminal de su cáncer, decidió hacer un último tour en el Reino Unido, en lugar de esperar sentado lo inevitable.
Johnson es el líder de Dr. Feelgood, una banda británica que gracias a canciones como la energética joya perdida –y aún excelente– “Roxette”, lograron ser exitosos en los 70 y 80. TV junkies más actuales quizá lo reconozcan por ser un siniestro verdugo en la serie “Game Of Thrones”.
Tras ser diagnosticado con cáncer en el páncreas en diciembre pasado y, de acuerdo a los médicos, con menos de un año de vida por delante, Johnson decidió anunciar su situación de salud al mundo. Las muestras de respeto hacia Johnson llegaron de todos lados: Franz Ferdinand, una banda cuyo sonido está en clara deuda con Dr. Feelgood, hizo de “Roxette” parte de su setlist en vivo.
En lugar de esperar, Johnson decidió tomar su guitarra e irse de gira. El resultado no pudo ser más espectacular para una estrella aparentemente olvidada. Sus 12 fechas se vendieron totalmente. El furor por ver a Johnson fue tal que sus boletos llegaron a alcanzar las 200 libras en la reventa. Sin duda, un gran encore para una carrera musical.
Para Wilko Johnson, un último tour para despedirse de sus fans es justo lo que el doctor le recetó. Una última inyección de adrenalina y júbilo en un escenario en lugar de una silenciosa sala de hospital. Una verdadera gira del adiós.