La voz de Viviana Monserrat Quintana Rodríguez, también conocida como Vivir Quintana, ha trascendido las fronteras geográficas, “al sororo rugir del amor”. Un estruendo fuerte, imponente, otras veces doloroso, pero indispensable en un país donde diariamente se asesina a 10 mujeres.
La música y composiciones son sus armas de denuncia social y su manera de sanar ante la abrumadora realidad; ellas le provocan un suspiro de alivio, y esa fuerza para seguir utilizando su lírica por las luchas que el Estado quiere callar.
“Me encantaría hablar de canciones donde nos volteen a ver y nos escuchen, que se nos abran muchas puertas, a las mamás de las víctimas de hijas e hijos desaparecidos y feminicidios. Creo que se les debe muchísima justicia, pero también escucha, tienen tanto qué contarnos”, platica Vivir Quintana a Reporte Índigo.
La compositora originaria de Coahuila eligió el canto como bandera de protesta, pues al trabajar en un mariachi durante seis años notó que en muchas canciones existía violencia disfrazada de romanticismo.
En específico, recuerda una serenata con la famosa canción “Si Dios me quita la vida”. Además, casi al mismo tiempo, una de sus amigas de la universidad sufrió violencia de género, ambos casos detonaron su camino hacia la canción de protesta.
“‘Si Dios me quita la vida antes que a ti, le voy a pedir que ponga mi alma en la tuya’, para estarte vigilando, viendo que si yo me muero tú no andes con nadie, ni estando muerto te voy a dejar en paz. Esa idea la vi en mucha gente en mi ciudad, mujeres vestidas de negro porque estaban de luto, ya no se puden volver a casar.
“Por eso empecé a hacer canciones con la misma armonía y melodía que lo regional y ranchero, pero desde otro punto. Mi mamá y yo hemos platicado de cómo uno las canta y, a veces, ni sabes qué estás cantando”, explica.
Vivir Quintana confiesa que aunque sí hay muchas piezas revolucionarias en el repertorio mexicano, hay otras que se han vendido como “romanticismo’’, cuando en realidad no son así.
Incluso, le preocupa que muchos autores en la actualidad ya no “lo disfrazan” y sacan piezas muy directas con frases que dicen “si terminas conmigo, te mato”.
“Me han puesto comentarios en YouTube que, la verdad, los dejo ir, cosas como ‘estás plagiando el género regional’, ¿por qué en el regional no puedo poner estos discursos y narrativas? Por lo regular son compañeros que escriben ‘ojalá que a todas las que están en el video les hagan algo’; algunos los borro, porque dejarlos ahí es meter a otras compañeras en discusión y no sirve de nada”, cuenta.
El camino de Vivir Quintana por el feminismo
Vivir Quintana decidió autonombrarse feminista hace aproximadamente cinco años, un camino que le ha permitido seguir aprendiendo. Además, es algo que nunca terminará de construir.
“Estaba con unas amigas, tomándonos unas chelas y jugando Uno, preguntándonos ¿qué es feminismo? No lo entendíamos, buscamos en Internet y leímos un montón de conceptos. Ciertas cosas ya las hacemos, la sororidad, ideas y visiones que nos quitamos.
“Ahora es bien difícil, porque es estar todo el tiempo viendo que crecimos con tantas creencias y quitártelas duele mucho, te empiezas a descorazonar; sin embargo, cuando pasas eso, las cosas florecen para bien, y ahí seguiremos, tratando de entender, porque existen muchas vertientes, luchas y todas son válidas”, relata.
De esta forma, por ejemplo, Vivir Quintana ve el impacto que ha generado “Canción sin miedo”, cuyo efecto a nivel social no dimensionó en un inicio, pero ahora, por desgracia, toma mucho sentido.
“La violencia de género es un problema de salud, y no puede ser posible que llegue a otro país y me digan ‘estás en tu casa’, y sí, así me siento, porque aquí también está pasando lo mismo que en mi país, debería ser vergonzoso, pero mucha gente no lo toma así, lo ven como un capricho de las morras que ellas tienen que resolver, cuando realmente el problema lo tenemos que resolver entre todas y todos”, aclara.
La compositora comenta que “Canción sin miedo” es para las mujeres que luchan, las compañeras víctimas de feminicidio, pero también es un homenaje al género, a todas las que están en frente de la lucha, quienes reciben los golpes por defender los derechos humanos y buscar la justicia.
La compuso para retratar lo que sucede en México y decentralizar el movimiento feminista, porque no sólo sucede en las marchas o sobre Reforma, sino que está en toda Latinoamérica.
“Es como un oxímoron, una tristeza alegre, porque he tocado desde hace muchos años y, como música independiente, buscaba espacios con amigas y amigos que pusieran mi rola en la radio, y de repente llega esta oportunidad. Por un lado, dices ‘qué bonito que la música trascendió, pero qué lástima que sea por ese tema’, lo que nos está hermanando a muchas mujeres en el mundo es el dolor, la tristeza, el miedo, la rabia”, señala.
No obstante, también siente esperanza, pues con ese tema muchas compañeras y compañeros han hecho conciencia y le expresan que se dieron cuenta del por qué el feminismo viene con rabia.
“Creo que estas canciones se deberían dejar de tocar algún día, significando que las cosas cambiaron, es un poco triste, la mitad de mi día me la paso haciendo esto, que no me molesta, al contrario, pero hago esta música olvidando la música del gozo y la alegría.
“Espero un dia que se deje de cantar ‘Canción sin miedo’, es súper doloroso, escucharla cantar a niñas de 6 años que deberían de ver que hay un chingo de oportunidades y no que nos están enseñando que este mundo no nos pertenece, que tienes que tener miedo cuando sales, que puede ser tu culpa si te vistes de tal manera. La vida se debería tratar de otra cosa”, puntualiza Vivir Quintana.
“El Corrido de Milo Vela”
La canción surge a partir de la invitación de Reporteros sin fronteras para rendir un homenaje al periodista veracruzano a 11 años de su fallecimiento.
“México es un país muy difícil para hacer periodismo, defender los derechos humanos aquí es de miedo. Lo que más quería saber era cómo era él y cómo se queda Veracruz, México, sin periodistas; no nos hemos dado cuenta que el periodismo tiene que vivir, existir y que si matan periodistas, a nosotros como espectadores no nos está llegando la verdad completa”, narra.