¿Recuerdas la última vez que besaste a alguien, oliste tu aroma favorito, viste un arcoiris o comiste tu alimento favorito? Pues existe una considerable posibilidad de que nada de eso haya sido real. ¿Todo lo que conocemos podría tratarse de una simulación, como en The Matrix?
La pregunta sobre si lo que nos rodea es real, o si nosotras y nosotros mismos lo somos, no es nueva. Ya desde el tiempo de filósofos como Platón ha existido esa inquietud, pero ahora con temas como la computación cuántica, realidad virtual e inteligencia artificial, la duda comienza a crecer.
De hecho, algunas personas como el multimillonario Elon Musk se han atrevido a afirmar que, en realidad, la posibilidad de que vivamos en un universo creado por computadora son considerables.
En junio de 2016, el empresario de tecnología dijo que las probabilidades de que viviéramos en una simulación eran “una en mil millones”.
Por otra parte, otras personalidades como Alan Guth, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, como el gurú de las máquinas inteligentes, Ray Kurzwell, sugieren que “a lo mejor todo nuestro universo es un experimento de ciencia de un estudiante de secundaria en otro universo“.
Pero no es necesario entrar en pánico. Que exista la posibilidad de que vivamos en una simulación no quiere decir que seamos prisioneros de máquinas como en la película de los 90 dirigida por las hermanas Wachowski.
Las teorías de que vivir en una simulación
En 2016, Musk dijo en entrevista para Recode Decode: “La razón por la que creo que es probable que estemos en una simulación es que si alguna vez creamos la simulación nosotros mismos, casi con seguridad crearemos muchas simulaciones. Por lo tanto, es probable que estemos en una de esas simulaciones”.
Por su parte, Guth del MIT ha sugerido que el universo puede ser una especie de experimento de laboratorio, concebido por cuenta de un Big Bang artificial por alguna inteligencia superior.
La realidad es que hoy en día ya realizamos simulaciones de todo tipo. Uno de los ejemplos más cotidianos es el de los videojuegos, cuya experiencia es cada vez más y más realista.
Sin embargo, no basta con poder crear mundos simulados, también tendríamos que ser capaces de recrear nuestra propia consciencia. Esto es un gran obstáculo, porque ni la ciencia ni la filosofía han podido ponerse de acuerdo en qué es.
¿Vivimos en una realidad simulada?
Una de las personas que se ha dedicado a teorizar la posibilidad de que vivamos en una simulación es el filósofo Nick Bostrom, de la Universidad de Oxford.
Bostrom definió tres escenarios en torno a la posibilidad de crear y/o vivir en una realidad simulada.
- Las civilizaciones inteligentes nunca llegan a desarrollarse a un nivel tan elevado como para producir estas simulaciones, porque quizás se erradican a sí mismas de la faz de la tierra.
- Una civilización llegó a tener la capacidad para hacer estas simulaciones, pero por alguna razón decidió no realizarlas.
- Hay una probabilidad abrumadora de que estemos viviendo en una simulación.
Ante esto, el astrofísico y ganador del premio Nobel, George Smoot, señaló que no hay razones sólidas para creer en las primeras dos posibilidades.
Uno de los principales argumentos de Smoot es que, dado el conocimiento que tenemos sobre el universo y la existencia de otros planetas, sería muy arrogante considerar que somos la inteligencia más avanzada del cosmos.
¿Existen pruebas de que vivimos en una realidad virtual?
Algunos científicos consideran que la mayor prueba de que vivimos en una realidad virtual, es que todo parece estar diseñado para encajar perfectamente.
¿Qué quiere decir esto? Parece ser que las posibilidades de que el universo haya evolucionado de la manera en que lo hizo, e incluso de que se desarrollaran seres humanos capaces de realizar estas preguntas, son extremadamente bajas.
How the Simulation is run. pic.twitter.com/enNhCbV4r2
— Ted Gioia (@tedgioia) February 21, 2023
Cualquier mínima variación en las fuerzas naturales en cualquier momento de la historia del tiempo habrían hecho imposible que los átomos fueran estables, o que la vida en la Tierra fuera inviables (como en la mayoría de planetas que hemos podido observar).
Para algunas otras personas, como explica el doctor en física de partículas y divulgador científico, Javier Santaolalla, bastaría con que la humanidad lograra desarrollar un universo simulado para confirmar que nosotros mismos somos una simulación.
Basándose precisamente en la publicación del filósofo Nick Bostrom, Santaolalla concluye que cuando la humanidad consiga recrear el universo con leyes computacionales, tendremos certeza de la pregunta: “¿vivimos en un universo simulado?”.
“Ese día nos indicará que en realidad, con 100 por ciento de probabilidad, sin lugar a dudas, somos seres simulados. Es decir, descubrir la forma de simular un universo, nos pondría en una situación bastante incómoda; implicaría darnos cuenta de nuestra propia realidad ficticia”, explicó.
En lo que descubrimos sí vivimos en una simulación, o si es imposible el hecho de recrear una, simplemente queda disfrutar de nuestra vida. Que, al fin y al cabo, para lo que respecta a nuestro cerebro, día a día vivimos experiencias reales.