Combinando tiempos, culturas y lenguajes estéticos se “construyó un espejo” para que los mexicanos se pudieran observar, entendieran quiénes son y de dónde vienen. Ese es el objetivo de La grandeza de México, muestra que forma parte de la conmemoración de 2021, declarado Año de la Independencia y de la Grandeza de México.
Esta exposición, que se encuentra en dos sedes (el Museo Nacional de Antropología y el Salón Iberoamericano, del edificio de la Secretaría de Educación Pública) y está compuesta por más de mil 500 piezas nacionales, repatriaciones y traslados temporales, estará disponible al público durante los próximos cinco meses.
“Más que buscar una conmemoración de los hechos históricos, como la culminación de la Independencia de México o la conquista de Tenochtitlán, la muestra busca una celebración de las múltiples identidades mexicanas. Se trata de un esquema complejo, pero visualmente bastante legible, en cuanto a que no se trata de una línea del tiempo, como a veces estamos acostumbrados o una estructura histórica o mapa cultural de México, sino de la extracción de varios de los factores que definen las múltiples identidades, porque no podemos hablar de un solo México ni de una sola identidad, que además están en constante cambio”, explica Karina Romero Blanco, parte del equipo curatorial de la exposición.
La parte que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología se divide en cuatro ejes temáticos: “Territorio”, “Espiritualidad”, “Persona” y “Simbolismo”, mientras que en el inmueble de la SEP se presentan piezas que tiene que ver con repatriaciones y con algunas donaciones que hicieron de facsimilares.
“Los espacios son diferentes, el Museo tiene algunas características específicas y la SEP, en el lugar en donde están, se prestaba mucho, por ejemplo, por la parte de murales, que era un marco perfecto para exhibir”, dice Baltazar Brito, director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y parte del equipo curatorial de la muestra.
Los tesoros de La grandeza de México
En La grandeza de México se pueden contemplar piezas tan antiguas como el Meteorito Charcas o más modernas como obras de los muralistas y pintores más famosos de México que dejaron plasmadas en sus cuadros escenas de la vida cotidiana de las culturas del México diverso.
Mientras que en el Museo Nacional de Antropología se aprecian 380 piezas, de las cuales 334 son nacionales, dos repatriaciones y 44 de traslado temporal, de sedes que se encuentran en el exterior del país; en el Salón Iberoamericano, de la SEP, se encuentran mil 145 piezas: 264 son nacionales, 879 repatriaciones, obtenidas en los últimos tres años, y dos préstamos de obra artística, de otros países.
Varias de las repatriaciones y de traslado temporal se deben al trabajo que hizo la escritora Beatriz Gutiérrez Müller al visitar Europa con el objetivo de “regresar a casa los tesoros mexicanos”.
“Tenemos ejemplos maravillosos de arte plumario elaborado en México que vienen de acervos franceses, también algunas piezas etnográficas importantes como una figurilla femenina procedente de Chupícuaro, que se encontraba en el Museo del Quai Branly, en Francia”, comenta Brito.
Dentro de las repatriaciones hay varios exvotos, el Códice de la Cruz-Badiano, el Biombo de la Conquista y otras colecciones que se han ido recuperando a lo largo del tiempo. Por su parte, el Vaticano envió unas bulas papales que están en la SEP y también entregó un facsimilar del Códice Borgia elaborado artesanalmente.
Pero, sin duda, “la joya de la corona”, es un préstamo que hizo Suecia: el Mapa de Uppsala, de 1554, que es un retrato del Valle de México de esa época. Para los estudiosos de planos, mapas y códices antiguos es muy importante, porque no hay muchos de su tipo.
La muestra, además, cuenta con cartografías desde el siglo XVII y hasta el XIX y arte plumario que prestó Francia. Muchos de los códices que se habían solicitado, por cuestiones de seguridad no pudieron llegar al país; sin embargo, se entregaron en versiones digitales o facsimilar.
Dentro del núcleo de “Simbolismos” se encuentra el supuesto penacho de Cuauhtémoc y el que se asume como el cráneo de Moctezuma, pero, aunque investigaciones han demostrado su falsedad, la intención de tenerlos en la muestra es demostrar el alcance y el valor que la historia de México tiene en el mundo.
“Me gusta imaginar que la historia de México es un cuadro elaborado con pequeños mosaicos, no podría decir que esta exposición logre mostrar todos, porque es demasiado grande, pero me gustaría pensar que, por lo menos, nos podría dar una pequeña imagen, una idea de lo que el pueblo mexicano es a través de su historia”, enfatiza Brito.