Para enfrentar a un virus peligroso, como el SARS-CoV-2, el cuerpo humano debe estar más fuerte para prepararse y luchar contra la enfermedad. A fin de lograr ese objetivo, las vitaminas o suplementos son una gran herramienta, pues refuerzan el sistema inmunológico de las personas, evitando que los virus las afecten gravemente. Sin embargo, se debe resaltar que no son la cura de ninguna enfermedad.
De acuerdo con la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), algunos suplementos pueden ayudar a que la gente que los consuma obtenga las sustancias vitales suficientes para hacer funcionar correctamente su cuerpo, pero “no se pueden mercadear como tratamiento, como productos que diagnostican, previenen o curan enfermedades”.
Al respecto, el doctor José Luis Maldonado García, académico del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UNAM, resalta que las vitaminas, aunque son de gran ayuda, no hacen a las personas inmunes de contraer alguna enfermedad, como lo es el COVID-19. Pero, asegura que las vitaminas C y D son de las más eficaces para reforzar el sistema inmune.
El suplemento D ayuda a fortalecer la respuesta inmune en piel y epitelios (capas de células que recubren todas las superficies libres del organismo), haciendo que cuando llegue un microorganismo sea más fácil contenerlo para evitar que entre en el cuerpo humano.
Además, esta vitamina ayuda a que la respuesta que tiene el sistema inmunológico frente a un microorganismo no sea tan agresiva al momento de querer combatirla.
“Con la información que ya hay disponible, sabemos que el daño que se genera por la infección de COVID no depende tanto del virus, sino de una respuesta violenta del sistema inmunológico tratando de eliminarlo”, detalla Maldonado García.
Respecto a la labor de la vitamina C, esta funge como antioxidante cuando un par de células del sistema inmunológico (macrófagos y neutrófilos) generan agentes oxidantes al comerse a los microorganismos que llegan.
“En la prevención, la vitamina C tiene un papel muy importante porque funge como antioxidante, evita que se propague el daño, pero en la infección, el suplemento no es tan efectivo, a menos que se aplique en grandes dosis y por la vena”, asegura el doctor.
No al exceso de vitaminas
Al tener en mente la idea de que el consumo de vitaminas contrarresta los virus en el organismo, la gente suele ingerir una alta cantidad de suplementos, creyendo que es la mejor manera de actuar; sin embargo, ese no es el camino adecuado.
De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, cuando la concentración de vitamina D en sangre es demasiado elevada, las personas pueden tener náuseas, vómito, pérdida de apetito, constipación, debilidad y pérdida de peso.
Respecto a la vitamina C, los institutos detallan que su alto consumo puede ocasionar diarrea, náuseas, calambres abdominales y otras alteraciones gastrointestinales.
Para evitar esos problemas y conocer las medidas exactas de vitaminas que se deben consumir, en entrevista, Maldonado García menciona que es importante que todas las personas acudan a su médico, para también hablar del tipo de dieta que está llevando, ya que algunos alimentos pueden aportar otros suplementos que facilitan el trabajo del organismo.
“Podemos tomar vitaminas, pero esto de preferencia debe estar vigilado por un médico. El modo en que se emplean son por periodos de tiempo muy cortos y de forma intermitente, no es de que me vaya a tomar las vitaminas por un año, no, son unas semanas y paramos. Dejamos pasar tiempo y volvemos a iniciar el tratamiento”, señala.
Finalmente, el especialista recalca que, aunque las vitaminas C y D ayudan a reforzar el sistema inmunológico para contrarrestar el COVID-19, la gente no debe dejar de lado el resto de los suplementos, pues tiene funciones igual de importantes.