Violencia simbólica, el reto social invisible

Luego de que la exreina de belleza, Sofía Aragón, declarara que había sufrido este tipo de violencia por parte de Lupita Jones y su organización, Mexicana Universal, especialistas explican la importancia de detectarla y aseguran que la única manera de erradicarla es con educación para todos y con la ayuda de las políticas públicas necesarias
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Los golpes y las palabras altisonantes son dos ejemplos claros de violencia, aspectos por los cuales la sociedad y las autoridades luchan día con día por erradicar; sin embargo, existe otra que es poco vista, casi invisible ante la consciencia de quien la demuestra: la violencia simbólica.

“A veces era muy linda y de repente me agarraba las lonjitas y me decía: ‘se nota que estás subiendo de peso’”, declaró en televisión la conductora Sofía Aragón, al compartir que sufrió violencia simbólica por parte de Lupita Jones, directora de Mexicana Universal, durante su proceso a Miss Universo 2019.

Aragón, aunque admitió vivir este tipo de situaciones por parte de su jefa, Lupita Jones, dejó en claro que era algo que no podía comprobar, pues carecía de videos o audios que lo demostraran.

Ante la falta de pruebas materiales o tangibles, como en el caso de Sofía, es que la violencia simbólica es casi invisible, además de que está normalizada por la sociedad.

“Se le denomina simbólica, porque se utilizan códigos, signos y un lenguaje no explícito, acciones que no son concretas como los golpes o los insultos verbales”, señala Tania Lizbeth Meléndez Elizalde, maestra en Estudios Políticos y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De acuerdo con la académica, este tipo de violencia está normalizada porque está entre la consciencia de la gente desde la infancia. Por ejemplo, cuando un niño dice “qué débil corres, corres como niña”, deja entre dicho que una de las características de las mujeres es que son débiles.

Hay cosas que no deben seguir sucediendo. Cuando cuestionamos y visibilizamos que eso no debe ser normal, es cuando podemos encontrar las rutas para deconstruir, para cambiar nuestro sistema social
Tania Lizbeth Meléndez ElizaldeMaestra en Estudios Políticos y Sociales de la UNAM

Por su parte, la doctora Claudia Pedraza, investigadora de la Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle, argumenta que existen tres formas de violencia simbólica hacia las mujeres: el desprecio y burla hacia lo que hacen, dicen o son; la desconfianza hacia lo que hacen y dicen, y la justificación a las prácticas de violencia y subordinación que enfrentan.

Respecto a los certámenes de belleza como en el que participó Sofía Aragón, la doctora admite que ocurren muchas prácticas violentas además de la simbólica, ya que incluso van en contra de los derechos de las mujeres.

En entrevista con Reporte Índigo, la también académica explica que de hecho en los últimos años estos eventos cambiaron su denominación a concursos de talento, justo porque la idea de belleza es sexista y muy estereotipada, pues materializan que los cuerpos de la mujer deben tener múltiples características.

“Por otro lado, para cumplir ese canon de belleza impuesto desde estos concursos, se promueven de forma indirecta prácticas que afectan la salud de las mujeres (…) Las obliga a tener regímenes alimenticios que van en contra de la salud, a sobrecargarse de ejercicio, incluso a someterse a operaciones estéticas para tener más posibilidades de ganar, esto es una forma de violencia simbólica”, describe.

En camino a una solución a la violencia

Para la doctora Claudia Pedraza, una de las soluciones para ir poco a poco en contra de la violencia simbólica es eliminar los concursos de belleza, como en julio pidió la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, pero no solo eso, sino enfocarse en la educación de todos.

Es decir, no solo basta con incluir materias en las escuelas para evaluar este tipo de violencia, también se requieren capacitaciones en las universidades para los profesores y el personal administrativo; en los ministros, para que puedan detener estos sesgos de género, y en todos los espacios de gobierno para que la violencia evite ser reproducida.

“Creo que esto es bien importante, porque como sociedad somos ávidos de castigar y evidenciar a las personas que cometen algún tipo de violencia hacia las mujeres; por ejemplo, si ocurre un feminicidio y se sabe quién fue, las redes y los medios hacen de esto un tema de discusión, pero cuando se hace una queja o denuncia de una canción que tiene una frase sexista, las opiniones ya no son tan firmes, su pretexto es ‘es solo una canción’, ‘es humor’, ‘es un chiste’”, detalla.

A diferencia de la violencia física o verbal, la violencia simbólica se maneja a través de signos o lenguaje no explícito

En ese sentido, la doctora comparte que lo ideal sería que, a la par de que todos recibieran una educación en contra de la violencia, se comiencen a implementar leyes, presupuestos y programas por parte de las autoridades.

“Mientras no se fomenten estos procesos de información en los espacios muy concretos y a nivel micro, difícilmente las leyes macro y todos los marcos normativos, penales y programas y políticas públicas que buscan erradicar la violencia de género van a tener efectividad”, concluye.

Hasta el momento, se tiene pendiente la evaluación de un Proyecto de decreto que reforma diversas disposiciones de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para integrar la definición de violencia simbólica al Artículo 6 de dicha Ley.

Esta propuesta fue emitida el pasado 19 de marzo por Frida Alejandra Esparza Márquez, diputada por el PRD.

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