Las mujeres, como cualquier ser humano, tienen derecho a una vida libre de violencia. Por ello, a partir de hoy las reformas hechas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia entran en vigor, pero ¿serán suficientes estás medidas para lograr un verdadero cambio en nuestra sociedad?
Un reciente informe del Centro de Justicia para las Mujeres (CJM) de la Ciudad de México indica que el 75 por ciento de las agresiones a mujeres ocurre dentro del entorno familiar y muchas de ellas, por desgracia, son socialmente aceptables.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) los ataques de parejas o exparejas sentimentales son los que mayor porcentaje ocupan, seguidos por los de un familiar directo con 20 por ciento, 4 por ciento por un familiar indirecto y 11 por ciento por el ámbito comunitario, escolar o laboral.
Por ello, se pretende que con las nuevas modificaciones a la Ley, la protección a las mujeres en general, marque una diferencia en las condiciones actuales en las que muchas víctimas de violencia se encuentran.
Toda esta problemática tiene otros efectos en nuestra sociedad, ya que la violencia ejercida contra las mujeres deja lesiones que van desde una simple gastritis hasta embolias, derrames cerebrales por la presión arterial debido al estado de alteración nerviosa, problemas del corazón, trastornos renales y cáncer de mamá, pues según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), cuando los hombres agreden físicamente a las mujeres, los senos son uno de los puntos más vulnerables, así como las muertes a causa de la violencia de género.
También se destacan los trastornos psicológicos que desencadenan en ellas y en sus hijos, traumas que arrastran, en su mayoría, por el resto de sus vidas y sus vástagos en la suya, algo que deteriora la estructura social al provocar deserción escolar, más violencia, más suicidios y más asesinatos de mujeres.
Por un buen camino
Para propiciar cambios duraderos, de acuerdo con la OMS, es importante que los países promulguen leyes y formulen políticas que:
>> Protejan a la mujer
>> Combatan la discriminación de la mujer
>> Fomenten la igualdad de género
>> Ayuden a adoptar normas culturales más pacíficas
Las nuevas reformas
El Decreto fue expedido por el presidente Enrique Peña Nieto y la Secretaría de Gobernación lo dio a conocer por medio del Diario Oficial de la Federación (DOF):
>> Artículo 49, en su fracción X, establece impulsar y apoyar la creación, operación o fortalecimiento de los refugios para las víctimas conforme al modelo de atención diseñado por el Sistema.
>> Artículo 50, en su fracción VII, fundamenta apoyar la creación, operación o el fortalecimiento de refugios para las víctimas, sus hijas e hijos de acuerdo con las condiciones establecidas en el Capítulo V de la presente Ley.
Violencia en toda la expresión
La violencia que viven las mujeres mexicanas tiene muchas caras, no sólo es la agresión física sino también la verbal, psicológica, sexual y hasta económica. Tanto así que en abril de 2016 miles de mujeres marcharon en más de 30 ciudades del país bajo los lemas de #VivasNosQueremos y #NiUnaMás, esto tras años de maltrato y por el número creciente de feminicidios.
Además, un año antes, en 2015, el INEGI señaló que 26.7 millones de mujeres, mayores de 15 años de edad, han vivido al menos un acto de violencia física y/o sexual en el país.
La escritora Heather Burtman refiere al diario The New York Times, en un artículo titulado “Mi cuerpo no te pertenece” que el cuerpo de cualquier mujer hace que vivir sea algo peligroso para ella, no importa si es voluptuosa, el tamaño o el color de sus labios, tampoco si es alta, esbelta o tiene unos kilos de más, si trae o no aretes, falda, vestido o pantalón, ni el color ni el largo de su pelo, en realidad, nada es relevante para el acoso o la agresión.
Burtman refiere que se trata de un juego de poder para los hombres, de una cacería en donde ellos saben que tienen el control. No se necesitan de provocaciones, éstas suelen convertirse en meras excusas para tratar de “explicar” su mala conducta ante la sociedad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), por su parte, define la violencia contra las mujeres como una violación grave a los derechos humanos y es “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
De acuerdo con la OMS, alrededor de una de cada tres mujeres en el mundo (el 35 por ciento) han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. Y México se halla en los primeros lugares de violencia de género entre los países miembros de la OCDE, según el sitio oficial del organismo. Por lo que se espera que las nuevas reformas ayuden a solucionar, sino por completo, al menos una parte del problema.