Sin un solo cabello fuera de lugar, afeitado por completo y con una camisa polo aqua, Viet Thanh Nguyen luce impoluto y sobresale de entre la multitud que le rodea, pero no solo su porte es lo que lo distingue en un país latino como México, donde claramente predominan las personas morenas, o con rasgos originarios, el escritor desentona con sus ojos asiáticos y tez clara, debido a su origen vietnamita.
Al verlo la gente, posiblemente, pensaría que habla chino o japonés; sin embargo, se expresa con un perfecto inglés. Le gusta detenerse en los detalles y sabe observar a las personas, habilidad que utiliza con maestría para sus novelas como El Simpatizante (2015), que se hizo acreedora del Premio Pulitzer de Ficción, solo por mencionar el más sobresaliente, y su secuela El Idealista (2021) es un bestseller internacional que también ha llegado a México publicado por Seix Barral.
Ambos libros describen su país natal, justo cuando sucedió la guerra de Vietnam en 1975, pero Thanh le agrega toques especiales, ya que hace una metaficción, con toques de comedia negra, le agrega misterio, intriga política y, además, espías.
La pregunta de saque obligada, tal como si fuera una justa deportiva amistosa con Viet Thanh Nguyen es: ¿Acaso llegará la tercera novela para completar la trilogía? Él, sin dudarlo, responde: “Absolutamente”.
“¡Claro! Todo viene en tres, si eres católico, como yo, pues todo viene en una trinidad, y estas novelas también tienen mucho de esta religión y, pues, mi lucha con serlo, así que vendrá una tercera novela, habrá una especie de redención y un más allá, por así decirlo; ese será el final, ya tengo que seguir adelante en otra cosa”, describe el autor vietnamita.
Thanh domina su oficio, ha leído a los grandes de la novela negra, incluso, dice que le fascinó el trabajo de Stieg Larsson con la Trilogía Millennium, de donde se desprende La chica del dragón tatuado; explica que estos volúmenes, al igual que en sus libros, la médula está en hablar de los problemas sociopolíticos de su tiempo.
“El Simpatizante es realmente una novela de espías, pero también se percibe como una novela policiaca, y eso da pie a que haya crímenes, violencia, drogas y sexo en su secuela El Idealista. Yo quería usar estos géneros porque me gusta el entretenimiento y espero que esto también ocurra con los lectores, que pueda entretenerlos, porque además aquí yo podía usar la herramienta de la política con los géneros”, empieza a ahondar el también profesor en la Universidad del Sur de California.
Viet Thanh Nguyen, cambiando el discurso oficial
La política, las construcciones sociales y la filosofía son temas que le apasionan a este intelectual, debido a que tiene muy en claro cómo sucedió su migración de Vietnam a Estados Unidos, justo con el conflicto bélico. Sus padres dejaron Saigón con su caída, en 1975, y con el paso de los años se fue instruyendo acerca de esta guerra, leyendo sobre lo que sucedió, pero desde la perspectiva de sus connacionales.
“Me defino como un refugiado, no como inmigrante, y creo que es una distinción importante. Los Estados Unidos, pese a que ha tenido momentos de muchísima xenofobia, su mitología está construida con base en ser un país de inmigrantes, y los refugiados somos diferentes, porque los estadounidenses no creen que puedan ellos ser refugiados en su imaginario, los refugiados vienen de otros países, ¿si me explico?”, comparte Viet Thanh Nguyen.
Los refugiados son un producto de crisis del colonialismo y el capitalismo, subraya Thanh, y a ellos se les culpa por su desplazamiento.
“Estados Unidos es particularmente culpable de esto, por eso yo escribo desde la posición desde un refugiado, no para hablar desde el sueño americano, que eso es lo que los gringos quieren de los inmigrantes (…). Yo hablo desde la posición de cómo es ser estadounidense, pero no desde el sueño americano de Estados Unidos, pero sí de los Estados Unidos como imperio americano”, argumenta.
La clasificación de refugiado es meramente una cuestión política, insiste el autor, y tanto a Estados Unidos como a muchos otros países no les gusta llamarles así a las personas, porque al ser refugiados, tendrían que darles asilo y por ello es que el término cambia a “inmigrantes indocumentados”.
“Por eso es importante para mí tener este reconocimiento y creo que mi tercera novela empezará ahí, en Centro América, porque quiero que la gente vea esa conexión. Mis novelas no son del sueño americano, ni de inmigrantes, son acerca de guerras, refugiados y crímenes, ahí es donde está mi verdadera preocupación”, dice el maestro de Inglés, Estudios estadounidenses y etnicidad.
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