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Es difícil encontrar experiencias cotidianas –o no tan cotidianas– que no hayan sido transformadas por el Internet. La semana pasada mencionamos la forma en que este ha hecho evolucionar el comercio de drogas, y hay otro rubro que ha tenido una metamorfosis similar: la prostitución.
Independientemente de si es legal o penalizada en cualquier país, la llamada “profesión más antigua del mundo” encontró a su pareja perfecta en la Red. Los trabajadores sexuales tienen más control sobre su “marca”, pueden elegir a sus clientes con más cuidado, y estos pueden obtener referencias sobre la persona a la que quieren contratar.
Al igual que con el tráfico de drogas que sucede en la darknet, la posibilidad de ofrecer servicios sexuales a través de Internet ha ayudado a la proliferación de la prostitución, que se discute y promociona de forma más abierta que nunca, aunque para muchos no está tan a la vista.
En lugar de adentrarse en las profundidades de la Web, los trabajadores sexuales crean páginas de Internet convencionales en servidores extranjeros, o incluso limitan su actividad a redes sociales como Facebook o Twitter.
Algunos de ellos atraen y conservan clientes actualizando sus perfiles con imágenes provocativas, anuncian su disponibilidad para fechas específicas, y crean hashtags.
Explorando el mercado
La prostitución en línea facilita el proceso tanto para quienes buscan el servicio como para quienes lo ofrecen. En ambos casos, existen plataformas al estilo de “Trip Advisor” o “Yelp”, pero reservadas para este tipo de transacciones, en las que pueden leer reseñas sobre el servicio ofrecido, o protegerse de estafas o clientes violentos.
Los sitios que promocionan a los servidores incluyen sus datos físicos –como medidas, color de piel, tipo de cuerpo–, sus servicios, precios y talentos especiales, así como la opinión de personas que han recurrido a ellos.
Y cuando estos crean un perfil en una plataforma que tiene a varios trabajadores sexuales, los consumidores tienen la posibilidad de realizar búsquedas específicas con esos datos.
Se puede filtrar por edad, talla de ropa, talla de busto, origen étnico, orientación sexual o, como en el caso de cientos de sitios de comercio en línea, por rango de precio. En algunos casos incluso se puede elegir buscar personas que tengan cierta calificación o un determinado número de recomendaciones.
Así, los trabajadores sexuales tienen la oportunidad de crear una marca asociada con su nombre –que en muchos casos es artístico–, además de evadir las complicaciones que vendrían con promocionar sus servicios de formas tradicionales, como esperar clientes en la calle o a través de un padrote.
Para todos los gustos
Además de ser un ambiente más seguro para clientes y proveedores del servicio, Internet es un contexto variado, en el que quienes se sienten atraídos por el trabajo sexual pueden desempeñarse en él de distintas maneras, y sin tener que recurrir a intermediarios.
Los servicios de webcam y conversaciones eróticas son la alternativa elegida por quienes prefieren no entrar de lleno en los compromisos del oficio.
En ambos casos, ahora la decisión es personal: el trabajador sexual elige sus horarios y a sus clientes, y define sus tarifas de acuerdo a los precios que el mercado determina.
Por ello, algunos expertos han afirmado que la proliferación de la prostitución en línea ha contribuido a separar el trabajo sexual de la trata de personas. Así, si la mayor parte de los servidores migran hacia plataformas online, podría facilitarse la persecución –fuera de la Red– de crímenes como la prostitución infantil o la esclavitud sexual, en los que, muchos opinan, las autoridades deberían enfocarse.
La opción de la despenalización
Legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), propusieron este lunes, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que la prostitución dejara de ser considerada una violación a la “Ley de la Cultura Cívica”. Según los miembros de la fracción perredista, la persecución de las personas que se desempeñan en este rubro solamente facilita que se conviertan en víctimas de violencia, extorsión y redes de trata.
“Al ser una falta administrativa, al ser perseguidos, las trabajadoras y los trabajadores tienen que ocultarse, tienen que hacer un trabajo clandestino donde no se asegura su salud, donde no se asegura su integridad física”, dijo Polimnia Romana, diputada por el partido.
Y aunque legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) no están de acuerdo, asegurando que estos problemas se incrementarían si se despenalizara, la evidencia recabada en otros países indica que la posición del PRD podría tener bases.
Cuando, por un error, la entidad estadounidense de Rhode Island despenalizó la prostitución a puertas cerradas entre el 2003 y el 2009, la incidencia de violaciones y enfermedades de transmisión sexual disminuyeron.
¿La razón? Los clientes de los trabajadores sexuales percibieron el aumento en la seguridad de estos –ya que no tendrían miedo de reportar un abuso–, y los exámenes médicos se volvieron reglamentarios en los burdeles.
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