El 3 de junio de 2007, Mario Vargas Llosa publicó en su columna “Piedra de Toque” del diario El País un artículo que tituló “La Civilización del Espectáculo”, donde se asombraba de que las prioridades del periodismo cambiaran de informar, opinar y criticar: a divertir.
El laureado escritor se quejaba de que llevaba cinco días viendo en periódicos y programas de televisión el cuerpo desnudo de Cecilia Bolocco, dejándose acariciar por un hombre que no era su esposo Carlos Menem, y oyendo del pago de 300 mil dólares que según él le dio la revista TVnotas USA al paparazzo, y cuyas fotos de aquella explícita demostración de infidelidad fueron reproducidas por medios internacionales: “¿Por qué tengo que estar yo enterado de estas vilezas y negociaciones sórdidas?”, se preguntaba el autor de “Pantaleón y las Visitadoras”.
“No exagero si digo que los pechos y el trasero de la señora Menem han enanizado todo, desde las degollinas de Irak y el Líbano, hasta la toma de Radio Caracas Televisión por el Gobierno de Hugo Chávez”, decía sobre los cuernos que Bolocco le estaba poniendo al ex presidente argentino con Luciano Marocchino, un playboy italiano que colaboraba con el concurso Miss Universo.
Y aseguraba que los medios del espectáculo estaban confundiendo nuestros valores, enalteciendo a modelos sociales e ídolos más que por sus hazañas intelectuales o científicas, por los goles que metían, los millones que derrochaban en fiestas o los escándalos que protagonizaban.
Criticaba pues, las “bellaquerías”, “chabacanerías”, el “amarillismo” y la “chismografía” de los medios que desprestigiaban al oficio de la información.
Incluso aquellas 1868 palabras no fueron suficientes para reflexionar sobre la banalización del periodismo, la decadencia del lector y hasta la “alimaña” que tomó aquellas fotos: Vargas Llosa publicó el 2012 un libro con el mismo título del artículo, en el que además del periodismo, se preocupaba por la decadencia de la cultura y la política.
Quién iba a decir que ocho años después, el ahora célebre Premio Nobel de Literatura caería, como cayó la entonces aún esposa de Menem, en los titulares de todos los medios del mundo, luego de que la revista del corazón ¡Hola! lo cachara del brazo de Isabel Preysler.
Así como renegaba de por qué tenía que enterarse de los asuntos privados de la Bolocco, así él nos hace partícipes a todos, sin pedirlo, de su relación con la ex esposa de Julio Iglesias.
Nos hace partícipes de que también le pone el cuerno a su aún esposa Patricia Llosa de Vargas, quien en un comunicado a los medios, ilusamente desmintió el romance de su marido, diciendo que acababan de celebrar en familia, una semana antes, sus 50 años de matrimonio.
Y por si fuera poco, el autor también nos hace partícipes, a través de las cámaras del show español de farándula “Sálvame”, de la confirmación de su separación con la madre de sus hijos, quien además es su prima hermana (su primera esposa fue su tía Julia Urquidi, con quien se casó a los 19 años).
Por eso no es bueno escupir para arriba, porque luego uno es la comidilla.
Al andar con la mamá de Enrique Iglesias, Vargas Llosa entró de lleno al mundo del espectáculo, ese que tan duramente vapuleó, y como dice el popular tema de su posible hijastro, salió “bailando”.
> Juan García Alejandro es periodista y director de Hispanic Media Productions. En México fue editor nacional de las secciones de espectáculo del Grupo Reforma. En Estados Unidos fue director de las revistas TVyNovelas Estados Unidos y TVnotas USA. En ésta última publicó las imágenes paparazzi de Cecilia Bolocco con los senos al aire, que le dieron la vuelta al mundo y que Mario Vargas Llosa tomó como tema para su artículo en medios internacionales, y posterior libro “La Civilización del Espectáculo”.