Una vida grande que empieza chiquita
Ramón nació con un paro cardiaco. Su corazón minúsculo, en un cuerpo de apenas 700 gramos, estuvo varios minutos sin responder.
Hubo sangramiento en su pequeño cerebro, a su madre le dijeron que no sobreviviría.
“Hoy está grande y logró recuperarse”, cuenta su neonatóloga Erika Corral, del Instituto Nacional de Perinatología.
La doctora también atendió a Gabriel, que nació con 640 gramos y a Santiago, que llegó de ocho meses, con neumonía intrauterina y una aguda dificultad para respirar.
Peniley Ramírez
Ramón nació con un paro cardiaco. Su corazón minúsculo, en un cuerpo de apenas 700 gramos, estuvo varios minutos sin responder.
Hubo sangramiento en su pequeño cerebro, a su madre le dijeron que no sobreviviría.
“Hoy está grande y logró recuperarse”, cuenta su neonatóloga Erika Corral, del Instituto Nacional de Perinatología.
La doctora también atendió a Gabriel, que nació con 640 gramos y a Santiago, que llegó de ocho meses, con neumonía intrauterina y una aguda dificultad para respirar.
Su médico detectó que dos semanas antes se había frenado su crecimiento. Ya no le llegaba suficiente sangre al cerebro; alargar el nacimiento podría traerle serias deficiencias mentales o la muerte.
Aunque pesó dos kilos y obtuvo una puntuación al nacimiento como un niño de término, pocos minutos después se puso morado y tuvieron que conectarlo a un aparato con oxígeno a presión, además de colocarlo en una cuna térmica.
Estuvo así los siguientes 10 días. Se desesperaba porque lo colocaron sobre una camita de efecto ultravioleta, para bajar la bilirrubina que subió pocos días después del nacimiento.
Tomó antibióticos durante una semana, bajó de peso y estaba expuesto a una infección intrahospitalaria, que afectó a algunos de sus compañeros de la terapia.
A los 10 días después de haber nacido, le quitaron el catéter conectado a su minúscula vena de un brazo y la sonda que llegaba de la boca a su estómago, por la cual le introducían la leche materna.
¡Era el momento de comer por sí mismo, el último paso para irse a casa! Pero no lo hizo. Se negaba a succionar, se cansaba demasiado, apenas comía unos mililitros.
Sus enfermeras tenían que hacerle ejercicios para fortalecer la mandíbula, el resto de la leche se lo daban por un chupón conectado a una jeringa, al que le llamaban “alimentador”.
Parte de su terapia consistía en que lo colocaban casi sin ropa pegado al pecho de su mamá, en una posición similar a la que tenía al interior del útero, apretado con ropa para que estuviera lo más cercano posible.
La técnica es conocida como “mamá canguro” y ayudaba a que creciera más rápidamente, como si aún no hubiera nacido.
Cuando dejó el hospital, 16 días después de su nacimiento, su compañera Nicole aún estaba en la incubadora.
A pesar de ser más pequeña, de siete meses, ella sí sabía succionar. Las enfermeras dicen que las niñas siempre succionan más rápido, pero le faltaba mucho peso.
Su pediatra dijo a los papás que subiría 30 gramos como máximo al día. Aunque estaba muy bien de salud, no podría dejar el hospital hasta que pesara al menos un kilo 800 gramos.
Le faltaban 600 gramos, y cualquier actividad física, por mínima que pareciera, consumía calorías y retrasaba la ida a casa. Y cuando lo logró, aún era una bebé muy pequeña, pero sin ninguna complicación aparente para su vida futura.
Una situación similar vivió Rafael en 1999, cuando nació prematuro. Hoy es un adolescente feliz que no ha tenido complicaciones en su desarrollo mental.
Pequeños pasos
Los pasos de un prematuro sin complicaciones casi siempre resultan los mismos. Conocer cuáles serán y cuántos días aproximados puede tener cada uno es un elemento vital para vencer la angustia y seguir adelante, explica la doctora Corral.
Unas de las primeras preguntas de los padres es si su hijo va a morir y hay mucha culpa sobre por qué se encuentran esta situación, relata.
Uno de cada 10 niños en el mundo nace prematuramente. De los 15 millones que llegan al mundo anualmente en esta condición, en promedio un millón de ellos fallecen, “por causas atribuibles a la prematurez”, explica la psicóloga Angélica Gómez, presidenta fundadora de la asociación Pequeño NuNu, para niños prematuros.
De los bebés que nacen en México 7 de cada 100 son prematuros y esta causa es la primera en la muerte de niños durante sus cuatro primeras semanas de vida. Los prematuros se clasifican en prematuro extremo, muy prematuro, moderado y tardío. Van desde las 28 a las 36 semanas de gestación.
Gómez explica que las enfermedades respiratorias son muy comunes en estos pequeños, muchos de los cuales llegan a tener trastornos neurológicos. Otros viven una vida normal, sin ninguna secuela.
La asociación ha detectado que los niños prematuros que nacen en hospitales públicos tienen normas más rigurosas para el contacto con sus padres.
En los hospitales privados, sin embargo, les permiten estar más tiempo con ellos y la oportunidad de participar en terapias alternas como el Programa Mamá Canguro.
La doctora Corral coincide en que esta técnica les ayuda a ganar peso más rápidamente, porque emula la sensación de estar en el vientre materno.
Otras de las complicaciones para prematuros en hospitales públicos pueden ser la disponibilidad de equipos para su cuidado o de medicamentos de alta especialidad, de acuerdo con la doctora.
Los prematuros que enfrentan mayores dificultades para sobrevivir son los que tienen menos de 28 semanas de gestación. La mayoría se complica con enfermedades respiratorias, infecciones y asfixia. “También son comunes las apneas (al bebé se le olvida respirar), las cuales tratamos con cafeína”, explica la neonatóloga.
Orientación a tiempo
Muchos embarazos no llegan a término porque la mamá tuvo alguna infección urinaria o vaginal, porque se usó algún método de reproducción asistida o la mamá tuvo preclamsia.
Pequeño NuNu orienta y ayuda a los papás y los bebés prematuros desde la parte psicológica hasta la intervención temprana.
“Para los padres es muy fuerte enfrentarte a imágenes que nunca imaginaron y que tampoco entienden, como estar frente a un feto en una incubadora, con monitores, alarmas, tubos y aparatos que no tienes ni idea de para qué sirven.
“Nuestra labor inicia desde contener y explicar cuál es la función de cada aparato, explicar el proceso por el que sus bebés están pasando, los riesgos y posibles consecuencias”, cuenta su fundadora.
Considera que es necesario trabajar más en la prevención del embarazo adolescente.
“Hoy día las incapacidades se dan 45 días antes del nacimiento y 45 días después del mismo, pero ante un nacimiento prematuro generalmente solo se toman los 45 después del parto y se pierden las previstas para antes, lo cual generalmente trae problemas laborales si consideramos que muchos bebes prematuros están más de 30 días hospitalizados”.
Entre sus actividades por el Día Mundial del Prematuro, NuNu realizó una caminata con padres y niños para buscar que se incluya el programa de mamá canguro como una terapia alterna en los hospitales públicos como norma oficial de salud.
La caminata se realizó simultáneamente en 14 entidades de México y en Nicaragua.