¿Un cafecito para la resaca? No lo hagas, la combinación de la cafeína y el alcohol en la sangre puede ser mortal.
Algunos creen que si el alcohol –tras horas de haberlo ingerido– genera somnolencia y el café se bebe “para despertar”, entonces la clave está en tomar café durante o después de una noche de copas.
Pero no necesariamente funciona de esa manera. Un estudio a cargo de la University of South Florida College of Pharmacy, indicó que las personas que mezclan alcohol y cafeína tienen 600 por ciento más de probabilidad de sufrir palpitaciones cardiacas y 400 por ciento de sufrir temblores, insomnio e irritabilidad, comparadas con las que solamente beben alcohol.
Por otro lado, un estudio realizado por el Centro de Investigación de Desórdenes del Sueño del Hospital Henry Ford, publicado en la revista científica Nature, reveló que grandes dosis de cafeína contrarrestan los efectos negativos del alcohol en la memoria, pero el mareo continúa.
Y es que la cafeína puede contrarrestar el cansancio que provoca el alcohol, por ello hay personas que prefieren beber “carajillos” en las fiestas, sin embargo la cafeína no elimina el estado de embriaguez, y tampoco evita que la persona experimente déficit cognitivos a causa del alcohol en la sangre.
Además, Discovery News publicó en un video que la combinación de cafeína y alcohol afecta el juicio de la persona, la hace sentirse más fuerte y aumenta sus ganas de seguir consumiendo alcohol.
No solo el café
El problema de combinar cafeína y alcohol no solamente se da cuando se toma café, también hay riesgo al consumir bebidas energéticas (que tienen alta cantidad de ese alcaloide estimulante).
De acuerdo a María Luisa Iglesias, directora del Servicio de Urgencias del Hospital Parc Taulí e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universidad Autónoma de Barcelona, al combinar bebidas energéticas y alcohol se puede sufrir una intoxicación aguda.
De hecho esta mezcla, aunque sea en pequeñas cantidades, es sinónimo de riesgos cardiacos y neuronales.
Sobre todo “cuando se consumen después o durante la realización de actividad física”, señaló un informe de la agencia francesa de seguridad sanitaria y alimentaria (ANSES, por sus siglas en francés).