Una generación adicta a los ‘likes’

Entre todas las clases de contactos que se pueden tener en las redes sociales, hay uno que llama la atención por su presencia constante. Se trata del amigo que habla de sus sentimientos y opiniones en actualizaciones de estado larguísimas, y que por lo general revela más de lo necesario.

Si te has preguntado por qué lo hacen, un estudio de Albright College, publicado en Computers in Human Behavior, parece tener la respuesta. Al parecer, algunas personas se sienten más cómodas mostrando a su “verdadero yo” en las redes sociales que en persona.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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Entre todas las clases de contactos que se pueden tener en las redes sociales, hay uno que llama la atención por su presencia constante. Se trata del amigo que habla de sus sentimientos y opiniones en actualizaciones de estado larguísimas, y que por lo general revela más de lo necesario.

Si te has preguntado por qué lo hacen, un estudio de Albright College, publicado en Computers in Human Behavior, parece tener la respuesta. Al parecer, algunas personas se sienten más cómodas mostrando a su “verdadero yo” en las redes sociales que en persona.

Este “verdadero yo” no es más que el conjunto de características que normalmente no nos sentimos cómodos compartiendo con los demás, y que la impersonalidad de la interacción a través de Internet hace más fácil expresar.

La ventana (virtual) al alma 

El estudio, encabezado por la psicóloga Gwendolyn Seidman, consistió en dos etapas. En la primera, se encuestó a 184 estudiantes universitarios, con la finalidad de identificar qué tanto revelaban su “verdadero yo” en sus actividades de Facebook. En la segunda fase, se analizaron los perfiles de 41 de ellos.

 Los datos recabados en la primera, revelaron una correlación entre el uso de esta red social para comunicarse, la voluntad de abrirse emocionalmente y la búsqueda de atención y aceptación. Sin embargo, no hubo conexión con el deseo de conectarse o empatizar con otras personas.

La segunda parte descubrió que la expresión del “verdadero yo” se relacionaba con la frecuencia con la que se tienen interacciones en el Muro –es decir, publicaciones para todo el público– y con la divulgación de historias o testimonios personales.

Esto sugiere que las personas que prefieren mostrar su “verdadero yo” en Facebook suelen tener motivaciones más egoístas para crear estados o publicaciones, y estos suelen ser contenido emocional.

Sin embargo, la investigación afirmó que este proceso de expresión del “verdadero yo” sucede en un nivel inconsciente de las personas, así que tu contacto más dramático podría no darse cuenta de que lo está siendo, o de que hay una diferencia entre el “yo” que muestra cara a cara y su “yo” en línea.

Estos contactos son lo opuesto a los que usan exceso de retoques en sus fotografías y curan cuidadosamente el contenido que publican.

Estudios indican que estas personas son más propensas a crear relaciones cercanas a través de Internet, que no siempre se traducen en proximidad o frecuencia física.

Pero en algunos casos, compartir pensamientos íntimos buscando la aprobación puede ser contraproducente. El estudio de Seidman sugiere que no obtienen más reacciones que quienes comparten, en la misma cantidad, otro tipo de contenido, quizá porque sus amigos se sienten incómodos con sus revelaciones.

En la vida y en las redes

Esta necesidad de recibir aprobación no se queda en nuestra vida virtual. También buscamos Likes  fuera de la computadora.

“Los veinte y treintañeros se han acostumbrado tanto a recibir halagos en línea –como los comentarios en Facebook e Instagram– que han comenzado a esperar la misma validación cuando están desconectados”, explicó el doctor Robert Leahy a la revista Elle.

Como en las redes sociales, la búsqueda de aprobación en persona es inconsciente, y “parte del subconsciente colectivo de los millennials”, según Leahy. El efecto es tan generalizado, que se le ha comenzado a llamar “Generación validación”.

La causa principal del fenómeno es que le damos Like a cualquier cosa: una foto mal enfocada de la luna, la imagen menos atractiva de nuestras parejas y hasta los desayunos menos dignos de Pinterest.

El resultado es que nos malacostumbramos a recibir felicitaciones por cada pequeña cosa que hacemos.

“Cuando las personas reciben elogios hasta por las cosas más mundanas, el Like se diluye y se hace menos valioso. Eventualmente, el Like se vuelve algo normal”, dijo Leahy. “Y la gente empieza a esperar Likes en todas las facetas de su vida, dentro y fuera de la Web”.

Y aunque no parezca un problema grave, el hecho de que necesitemos recibir clicks todo el tiempo, nos hace sentir mal cuando no sucede.

Adictos a los Likes, comenzamos a determinar nuestro valor basándonos en la cantidad de elogios que recibimos, y como en las redes es deshonroso darle Like a tu propia publicación, la responsabilidad recae en personas que no conocen tu necesidad.

Y la única forma de afrontar la necesidad es disminuyendo el peso que tiene la opinión de los demás, de una manera un poco pasada de moda: dándose Like a sí mismo.

Usuarios que comparten demasiado

> El sentimental
Felicita a su mamá en su cumpleaños, Día de las Madres, Día de la Mujer, Navidad y San Valentín, con una conmovedora foto en la que, casualmente, él aparece de bebé y en su momento más adorable. La mamá sale con el peor peinado ochentero, y encima no tiene cuenta de Facebook.

> El troll
Su único propósito es crear una discusión, probablemente para recibir todas las notificaciones. Se alimenta de la indignación de sus contactos. 

> El triste
Tiene un mal día tres veces a la semana y lo comparte. Está en una constante búsqueda de compasión y palmaditas en el hombro.

> Los melosos
Parejas que necesitan un curso sobre la diferencia entre el Muro y el Inbox. Sospechas que se escriben hasta cuando están juntos.

> El de las citas inspiradoras
Temes romperle el corazón si le dices que no,  Marilyn Monroe nunca dijo que las mujeres bien portadas no suelen hacer historia.   

> El party animal
El más “secuestrable” de tus contactos. Sabes cuál es su drink favorito en cada bar que menciona, y cuando no sabes a dónde ir usas su perfil como menú. 

> El que critica a los criticones
Dirige todos sus estados a sus haters, a pesar de que asegura que no merecen que gaste energías en tomarlos en cuenta. No dejas de seguirlo porque su cuenta es mejor que cualquier reality show. 

> El de las preguntas profundas
No esperan una respuesta, pero los cinco párrafos al respecto sugieren que realmente quieren saber por qué los pájaros no hacen sus nidos con flores.

> El de las selfies
Le diste Like hace dos minutos, pero probablemente se despeinó en su camino al baño y quiere estar seguro de que sigue siendo atractivo.

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