Intolerancia, censura, vandalismo, polémica y controversia. Todo eso reina sobre una de las esculturas que el artista británico Anish Kapoor exhibe actualmente en el Castillo de Versalles.
Se trata de “Dirty Corner” (denominada por el artista como “La Vagina de la Reina tomando el poder”), una monumental pieza que tras suscitar reacciones violentas –incluso desde antes de su inauguración–, fue víctima de vandalismo.
La obra fue dañada con “grandes cantidades de pintura roja y amarilla”, de acuerdo a la dirección de Versalles.
“Noto malas intenciones en este país que adoro, del cual amo su patrimonio e idioma. Pero noto estas malas intenciones que vienen del hecho de castigar un objeto que no tiene palabra y no se puede defender”.
Esta escultura está situada entre el famoso jardín, y se extiende hasta el Gran Canal.
Kapoor generó polémica tras una entrevista con Le Journal du Dimanche, en la que advirtió que “venía con la idea de revolucionar el equilibrio de Versalles y de crear el caos. Pero intentando preservar la integridad de este lugar histórico: he ahí la principal dificultad”.
“Esta escultura es una manifestación colosal que representa 500 toneladas de piedras traídas de Bélgica y 1000 toneladas de tierra de producción agrícola”, dijo a Le Figaro Laurent Brunner, director a cargo de la exposición de Kapoor en Versalles.
Choque en el arte
No es nuevo mostrar una obra sexualmente gráfica en el marco de una exposición de arte.
Los franceses siempre han sido conocidos por ello. Ya lo hacía Gustave Courbet en 1866 con una de las imágenes más explícitas del siglo 19, “El Origen del Mundo” o “Fontaine” en 1917, el célebre urinario invertido de Marcel Duchamp.
Y que en el 2015 “Dirty Corner” en Versalles cause molestia, resulta ser la ocasión perfecta para llevar al arte contemporáneo a una nueva polémica y utilizar Versalles como un lugar de choque entre el más puro clasicismo y el “subversivo” arte contemporáneo.
“Yo nunca utilicé las palabras que dieron pie a toda esta polémica”, señaló Kapoor, “yo nunca dije la ‘Reina’, evoqué una figura femenina tendida en un jardín a la manera de reina egipcia, o esfinge (…) El hecho de que hayan dicho que yo bauticé como ‘La Vagina de la Reina’ a ‘Dirty Corner’ rebaja mi trabajo al nivel de la injurias y los chismes”.
“Pero después de todo, la violencia de querer callar una obra de arte, tiene un aspecto positivo. Este vandalismo ciego prueba que el poder del arte intriga, molesta, modifica los límites. Esta agresión pone en evidencia la fuerza creativa de un objeto inanimado”.
“Los daños son importantes. Solo sabemos que los vándalos llegaron muy temprano en la mañana con grandes cantidades de pintura. Pero hay cámaras por todos lados. Espero que sean identificados” dijo Kapoor.
La obra en cuestión
El largo túnel de acero oxidado se abre en dirección al Castillo como si fuera una especie de trompeta. La escultura, que fue instalada en el jardín más importante del recinto, se encuentra en el centro de una masa de bloques de piedra de 25 toneladas cada una, y algunas se encuentran pintadas de color rojo sangre.
Cualquiera que vea la pieza, verá que no se trata de una obra explícitamente sexual, y que en todo caso sería un sentido sugerente, ya que su título original no es la “La Vagina de la Reina”, sino “Dirty Corner”.
Vandalismo y censura
El vandalismo en Versalles no es una acto aislado de censura.
Se trata más bien, de una Francia que últimamente se muestra mucho más conservadora y reactiva.
En octubre del 2014, el artista norteamericano Paul McCarthy mostró la obra “Tree”, una escultura en forma de juguete sexual gigante que se instaló en la Place Vendôme de París, en el marco de la celebración de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC), y que también sufrió vandalismo por unos desconocidos que desconectaron la alimentación aerodinámica que mantenía de pie a la escultura inflable.
Después de este acto, McCarthy, quién había sido abofeteado por un desconocido durante la instalación de la obra y había sido duramente criticado por los medios, decidió desmontarla.
Antes de la inauguración oficial de Kapoor en Versalles, una petición en línea lanzada por el grupo ultra conservador “Versailles Familles Avenir” (VFA) exigía el retiro de la obra. La petición reunió más de 11 mil 200 firmas, sin lograr su propósito, pero Fabien Bouglé, uno de los miembros de este grupo conservador declaró algo que valdría la pena reflexionar:
“No justifico los actos de vandalismo en las obras de arte, pero sí considero que esto se trató de una respuesta artística a la provocación. Hay que responder al arte con ‘arte’”.
Y, ¿desde cuándo se le puede llamar ‘arte’ a un acto de intolerancia?