Una feria con fecha de caducidad
Desde 1967, la Feria Internacional de Electrónica de Consumo (CES, por sus siglas en inglés) había sido la bola de cristal en la que se podía ver reflejado el futuro de la tecnología. Aquellos productos que invadirían las tiendas y llegarían hasta nuestros hogares en los años siguientes eran presentados ahí.
Rocío AguileraDesde 1967, la Feria Internacional de Electrónica de Consumo (CES, por sus siglas en inglés) había sido la bola de cristal en la que se podía ver reflejado el futuro de la tecnología. Aquellos productos que invadirían las tiendas y llegarían hasta nuestros hogares en los años siguientes eran presentados ahí.
El evento ni siquiera está abierto al público, y aún así año con año logra reunir a más de 150 mil personas entre compañías, expertos del campo y periodistas que –aún recuperándose de las fiestas decembrinas– llegaban durante los primeros días de enero a Las Vegas para vender, comprar y/o reseñar las novedades del mercado.
Algunos de los artículos más revolucionarios de su época, como la videocasetera, la cámara de video y el disco compacto, fueron lanzados en esta feria, pero conforme pasa el tiempo parece ir perdiendo la importancia que algún día llegó a tener.
En 2011, Eric Schmidt –presidente ejecutivo de Google– afirmó en la conferencia “D9” organizada por The Wall Street Journal, que las cuatro compañías más poderosas que encabezan esta era tecnológica son Google (por supuesto), Apple, Amazon y Facebook. Pues bien, ninguna de ellas estuvo presente en el CES 2013.
Microsoft, que fue por décadas la compañía encargada de ofrecer la conferencia principal del evento, anunció tras su participación del año pasado que sería la última vez que lo harían. Y de Apple mejor ni hablar, pues desde 1992 dejó de asistir.
Aunado a esto, el sentimiento general entre quienes cubrieron el evento fue un poco de decepción y hasta apatía (algunos medios ni siquiera fueron a reportarlo físicamente). Se esperaba más de los lanzamientos de las grandes compañías como Samsung y Sony, sin embargo sus presentaciones fueron calificadas como “flojas” por los expertos, pues se limitaron a mostrar actualizaciones a sus productos ya existentes.
Para Joshua Topolsky, fundador y editor de The Verge (el socio oficial de noticias de tecnología del CES), la feria como concepto está cambiando, incluso está desapareciendo de alguna manera, lo que podría dar una pista del desinterés en general.
Otro factor importante es que las compañías ya no están esperando a que empiece la feria para lanzar sus productos, ahora –cuando tienen algo qué mostrar– prefieren hacer sus propios eventos; la prensa y los usuarios de Facebook y Twitter hacen el resto. Ya no dependen de este escaparate rodeado de otros miles de stands en los que corren el riesgo de no tener toda la atención que creen merecer.
Lo más destacado
En esta edición no apareció EL producto que vendrá a revolucionar la tecnología que conocemos. Los expertos opinan que la última vez que se lanzó en el CES un producto de esa magnitud fue en 2009, cuando se mostró la Palm Pre, el primer teléfono que parecía tener el potencial de competirle al iPhone. Palm ahora ni siquiera existe.
Este año las innovaciones –por lo menos las ahí presentadas– se inclinan hacia el campo de los televisores, los procesadores, las computadoras híbridas (laptop y tablet a la vez), y artículos cotidianos que pueden ser controlados desde otros dispositivos.
La televisión es un elemento que cada año presenta algún adelanto, en este caso no fue la excepción y la novedad en este rubro se enfocó en la tecnología 4K o Ultra HD. Pantallas de más de 80 pulgadas con súper alta definición, algo caras aún, pero que podrían estar llegando a nuestras salas en los próximos años cuando la tecnología se estandarice y con ello se vuelvan más asequibles.
Otra tendencia fueron las pantallas curvas OLED, una forma distinta de fabricar televisiones, basada en diodos orgánicos de emisión de luz y que al tener esta forma corrigen la visión defectuosa de los bordes.
En cuanto a computadoras se refiere, las denominadas laptops híbridas fueron las protagonistas. El gigante chino Lenovo es quien más ha invertido en el campo y lleva las de ganar pues presentaron la IdeaPad Yoga 11S y la ThinkPad Helix, dos de las máquinas que por sus características (las dos pueden girar de 180 a 360 grados de acuerdo a las necesidades del usuario; la Helix se puede desprender completamente del resto del equipo para ser utilizada como tablet) llamaron más la atención.
Lenovo también presentó IdeaCentre Horizon 27, el denominado primer “ordenador interpersonal” que es una tablet gigante de 27 pulgadas que fue construida exclusivamente con el fin de consumir contenidos en compañía.
Por su parte, Intel y Qualcomm presentaron los procesadores más poderosos que serán los encargados de mover a los demás productos.
Chips con más capacidad exclusivamente pensados para las necesidades de las nuevas ultrabooks y los smartphones que demandan procesadores de alta gama.
Pero el tema en torno al cual giró el CES 2013 fue el del hogar conectado. Miles de empresas –unas ya conocidas y otras que apenas están empezando- lanzaron productos cotidianos con “alma”, es decir, con un software para que puedan ser controlados desde otros dispositivos y así hacer hogares inteligentes.
Las novedades incluyen desde altavoces inalámbricos hasta interruptores eléctricos que te permiten controlar las luces de tu casa desde tu teléfono en cualquier parte en la que te encuentres, pasando por un jardinero inteligente –compatible con iOS– que te informa sobre las necesidades de tus plantas y un tenedor que te ayuda a cuidar tu peso.
Belkin, la compañía creadora de WeMo, el interruptor con el que puedes encender las luces o la calefacción de tu casa desde el otro lado del mundo, firmó un acuerdo con un fabricante de electrodomésticos con el que planea construir más dispositivos inteligentes, y esperan para fin de año sacar a la venta cafeteras, licuadoras y hasta ollas eléctricas con conexión.
Aunque en ediciones anteriores ya se habían presentado productos como refrigeradores con Internet, los cuales no terminaron por convencer a los consumidores, las empresas siguen invirtiendo en este tipo de tecnología y tal vez 2013 sea el año en que se termine de adoptar.
El software, el verdadero futuro
Pareciera que la innovación en el hardware llegó a su punto más alto o que está estancada. El software es ahora “el alma de la tecnología”, como escribió Matt Buchanan en su artículo de BuzzFeed, “It’s the Software, Stupid”.
El diseño de los productos siempre ha sido importante, y tal vez si a la mayoría de la gente le dieran a elegir preferirían tener un gadget bonito y funcional que uno feo, la prueba está en el éxito de Apple. Pero ese no era el único secreto del éxito de la compañía de Steve Jobs, otro de los factores que los llevó a donde se encuentran ahora es que nunca permitieron que nadie más controlara sus productos.
A diferencia de otras compañías como Microsoft, que hasta hace poco se dedicaba solamente a construir el software que llevarían la mayoría de las computadoras, Apple no solo hacía el software, sino que construía el cascarón que lo movería. Quién mejor que ellos para satisfacer sus propias necesidades.
Ahora que llegamos a un punto en el que casi todo gadget tiene pantalla táctil y podemos hacer cualquier cosa que queramos desde nuestros dispositivos, las tendencias empiezan a revertirse.
En los últimos dos años, los teléfonos móviles pasaron de ser solo eso a convertirse en dispositivos inteligentes, cambiaron sus funciones y esperábamos más poder en un empaque más pequeño. Pero en este CES las cosas cambiaron, volvieron los equipos más grandes, la pantalla de cinco pulgadas parece ahora ser el estándar, lanzamientos como el Xperia Z de Sony lo demuestran.
Pareciera que el hardware no tiene para dónde hacerse, los equipos actuales son lo más delgados, lo más pequeños, con la pantalla más grande que pudieran ser, lo único que queda ahora “mejorable” es el software, y es justo ahí donde están las esperanzas de la revolución de la tecnología.
Aunque tu smartphone tenga dos años de antigüedad, es gracias a las actualizaciones del sistema operativo lo que permite que pueda hacer incluso más cosas ahora de las que hacía cuando lo compraste.
Esto no significa que el diseño ya no importa (nadie compraría un iPhone que pese medio kilo), solamente quiere decir que ahora el software es la estrella, y que empresas a quienes les importe verdaderamente su software como para construir su propio hardware (Apple, Microsoft y Google) son las que tienen el futuro en sus manos.
Escaparate de chismes
Aunque los gigantes de la tecnología no estén presentes durante el CES, es ya casi una tradición que durante esa semana se escuchen rumores sobre las grandes ausentes. Este año no podían faltar, y en el primer día el gran chisme era que Apple lanzaría una versión más asequible del iPhone.
Un par de días después Facebook hizo lo suyo al enviar una invitación a la prensa para un evento que se llevará a cabo mañana (15 de enero) en el que presentarán “lo que están construyendo”. El anuncio causó gran conmoción pues la compañía de Mark Zuckerberg no suele hacer muchas presentaciones en sus oficinas en Menlo Park,
California.
Y aunque tal vez no presenten su propio teléfono, ni necesitan la publicidad, pareciera que querían robar un poco de la atención de la prensa que cubrió la feria.
Y con la importancia que se le concedió a estos rumores queda confirmado que cualquier evento de cualquiera de las cuatro compañías ausentes es instantáneamente más importante para los consumidores que prácticamente todo lo que fue presentado en el CES.
La inminente muerte (o renovación) de esta feria no es una tragedia si se piensa que no tendremos que esperar hasta principios de año para ver lo más nuevo en tecnología, solo habrá que esperar a la próxima keynote.