No hay imagen disponible

Una crítica a lo viral

Riggan Thomson (Michael Keaton) es un actor con una carrera desmoronada que con nostalgia anhela sus años dorados, en los que interpretó al mítico superhéroe Birdman. 

Thomson no puede afrontar la realidad de su decadencia. Y no logra comprender que, en la actualidad, una persona común y corriente que publica un video en Vine (realizando todo tipo de tonterías), pueda ser más famosa que una celebridad de su calibre.

En un mundo de tuits, vines, posts y memes, se han olvidado las emociones, expectativas y gesticulaciones.

En la cinta, un actor inmortalizado por un superhéroe no supera su decadencia ante el “nuevo” público digital
http://youtu.be/ehhgFisLeI0

Riggan Thomson (Michael Keaton) es un actor con una carrera desmoronada que con nostalgia anhela sus años dorados, en los que interpretó al mítico superhéroe Birdman. 

Thomson no puede afrontar la realidad de su decadencia. Y no logra comprender que, en la actualidad, una persona común y corriente que publica un video en Vine (realizando todo tipo de tonterías), pueda ser más famosa que una celebridad de su calibre.

En un mundo de tuits, vines, posts y memes, se han olvidado las emociones, expectativas y gesticulaciones.

Por otro lado, el público y sus alrededores han tomado un rol distinto como espectadores, pues forman parte de las producciones, guiones y especulaciones. Las “estrellas” ya no están en el cielo, sino que caminan entre nosotros, y eso se refleja a nivel guión en “Birdman”, cinta escrita y dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu.

El realizador dejó el drama para aventurarse en la comedia negra y lo logra con una sátira ácida, llevada totalmente por un extraordinario Michael Keaton.

Keaton se quitó la máscara ya percudida de su Batman noventero para ponerse –y quitarse– el traje de Birdman. Pero también para entregarle al público una crítica cruda, severa y directa hacia el cine de la actualidad, los medios, el público y a la propia sociedad.

Y la elección de Michael Keaton para el protagónico es primordial en el éxito de esta producción. Curiosamente, el actor rechazó hacer la tercera entrega de la franquicia de “Batman” en los  90, por lo que en esta historia reflexiona sobre su propia esencia.

Esta película refleja claramente que en la actualidad no solo se lucha contra el arte comercial, la batalla también es contra lo efímero, lo viral… lo que todos aman y olvidan en cuestión de segundos, minutos, días.

Por ello, con una aseveración arriesgada, se podría decir que esta cinta de Iñárritu es su propia versión del clásico del cine negro “Sunset Boulevard”, o bien, su perspectiva de una historia que se asemeja a la de la película francesa “The artist”.

En “Sunset Boulevard”, Norma Desmond (Gloria Swanson) añora la era dorada del cine mudo y arremete contra el sonoro. Al igual que en “The artist”, en la que George Valentin (Jean Dujardin) vive del recuerdo de su carrera en el cine mudo.

Riggan Thomson es como Desmond y Valentin, con la pequeña diferencia de que comparte su lucha mental diaria con el público. Riggan se encuentra en la transición entre aceptar el presente y superar el pasado (con todos sus demonios y altibajos).

Con una propuesta técnicamente creativa, González Iñárritu describe perfectamente el sentimiento de una persona o celebridad que toca el cielo y la tierra. 

Y escenifica la transición entre lo análogo, profundo y analítico del cine, en comparación con lo digital, fugaz y pasajero que es el arte audiovisual contemporáneo, así como las redes sociales y los medios digitales.

La resistencia al cambio de los tiempos le cuesta más a las celebridades que al mismo público. En la cinta de Iñárritu, se plasma directamente que hay necesidades que nunca mueren y que incluso nos burlamos de las mismas.

Enfrentarse al propio ego como lo hace Riggan no es tarea fácil. Como tampoco lo es recuperar el tiempo perdido tras la juventud y la gloria.

Para lograr recuperar lo perdido (carrera, familia, seres queridos, a sí mismo), Thomson se adentra en el mundo de Broadway, arriesgando hasta su propia vida y cordura con tal de combatir enemigos como lo son el olvido y la decadencia.

En esta comedia, Keaton toma al espectador y lo lleva consigo a lo largo de todas sus facetas, de la risa al llanto, e inclusive la lástima, todo a través de un trabajo de cámara excepcional del mexicano Emmanuel Lubezki, quien hace la dirección de fotografía.

El diálogo interno de Riggan se vuelve parte del público, para hacerlo partícipe de una especie de proceso de adaptación al carpe diem existencial. 

Dúo mexicano en La Gran Manzana

Por Hidalgo Neira 

A pesar de que Emmanuel Lubezki y Alejandro González Iñárritu pertenecen a la industria fílmica de vanguardia, esta es la primera colaboración que tienen en conjunto. 

“Birdman” resalta por más de un detalle al ojo del espectador: Reparto, historia, música y claro esa cinefotografía que le da todavía un toque más arriesgado.

Para esta cinta de humor negro, “el Chivo” y “el Negro” –Lubezki e Iñárritu respectivamente– concibieron la película en un gran plano secuencia interminable, reto que implicó encontrar puntos de unión en el filme imperceptibles al espectador común.

Lograr este experimento visual se prestó gracias a su locación controlada –la mayor parte de la cinta fue grabada al interior del teatro de Broadway St. James– y el director mantuvo a sus actores bajo un estricto estilo de coreografía, actuando hasta 15 páginas consecutivas del guión en una sola toma.

Iñárritu discutió la idea de hacer “Birdman” como un gran plano secuencia con el también cineasta Mike Nichols –Recordado por dirigir “El graduado” (1966), “La jaula de las locas” (1996), “Closer: Llevados por el deseo” (2004), entre muchas otras– el cual le dijo que sería un desastre ya que al no tener puntos de edición y corte la catarsis en la comedia podría ser nula.

 El mexicano no se desalentó por el comentario, lo tomó como un consejo de ayuda para estar consciente del reto que implicaba hacer esta película.

Los actores Edward Norton y Michael Keaton a manera de broma contaban los errores que el reparto cometía para repetir las tomas planeadas por el cineasta. Emma Stone fue la que más veces se equivocó mientras Zach Galifianakis cometió menos equivocaciones de todos los actores.

A manera de alentar a sus actores, Alejandro les mandó una foto del famoso equilibrista Philippe Petit caminando la cuerda floja entre las Torres Gemelas, les dijo “Chicos, esta es la película que estamos haciendo, si nos caemos, fallamos”.

“Birdman” empezó su filmación en marzo del 2013 y terminó su rodaje 30 días después, tiempo considerablemente rápido ya que hay producciones que tardan en set desde un mes y medio hasta cuatro meses.

Como dato curioso por parte del director mexicano, en una escena Edward Norton se encuentra leyendo el libro “Laberintos” de Jorge Luis Borges, quien es considerado un autor de realismo mágico, y si se analiza a fondo esta película tiene tintes de este género literario.

Y esto se debe a la dupla que formó con Lubezki.

Emmanuel Lubezki: Siempre en ascenso

El defeño despegó su carrera de la mano de su amigo y realizador Alfonso Cuarón en 1983 con el cortometraje “Vengeance Is Mine”. Nadie habría pensado que el joven talentoso Cuarón que abandonó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM, 30 años después ganaría el Oscar a Mejor Director por su película “Gravedad”. Lubezki ganó también su primer Oscar en Cinematografía por la película protagonizada por Sandra Bullock. 

Pero su coqueteo con la estatuilla dorada se remontan hasta 1996, cuando fue nominado por primera vez por la cinta “La princesita” dirigida también por Cuarón.

Cuatro veces más el cinefotógrafo ha estado en la terna finalista de la Academia, gracias a colaboraciones como “El jinete sin cabeza” de 1999 bajo la dirección de Tim Burton, en 2005 por “El nuevo mundo” del cineasta Terrence Malick, “Niños del hombre” (2006), nuevamente dirigida por Cuarón y “El árbol de la vida” en 2011, también de Terrence Malick.

Directores de la talla como los hermanos Coen, Alfonso Arau, Luis Estrada, Martin Brest, y Michael Mann han tenido oportunidad de trabajar junto a Emmanuel Lubezki.

El reto visual que implica “Birdman”, coloca al “Chivo” nuevamente entre los candidatos favoritos al Oscar. Lubezki no para por trabajo, ya que se encuentran en postproducción dos películas más del cineasta Malick a estrenar en 2015. Actualmente se encuentra filmando de nueva cuenta con “El negro” la cinta “The revenant” también  a estrenarse el siguiente año.

González Iñarritu: Adiós a la depre

El realizador que comenzó su carrera en la estación de WFM de la Ciudad de México, demostró desde entonces que tenía el hambre por involucrarse en el mundo del cine ya que en su paso por la estación en el año 1987, le hizo acercarse a la composición musical y hacer el score de seis películas mexicanas.

Realizó anuncios publicitarios para la televisión mexicana, mismos que eran manufacturados por su casa productora Z Films, junto a Raúl Olvera.

Su éxito llegó con su opera prima “Amores perros” en el año 2000, este sería también el inicio de un matrimonio laboral entre el cineasta y guionista Guillermo Arriaga.

La cinta ganó en el Festival de Cannes el Premio de la Crítica  y estuvo nominada a Mejor Película Extranjera en los premios Oscar. Esto le consiguió un boleto directo a ambos creativos directo a Hollywood donde realizaron “21 gramos” (2003), protagonizada por Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro.

La relación de Arriaga e Iñárritu se rompió al empezar la promoción de la que fue su última colaboración “Babel” (2006). Las historias por ambos concretadas en el cine mostraron el lado humano de la marginación, la tentación a romper la moral y temas escabrosos para el imaginario social, presentando filmes difíciles, cargados de intensa emotividad y dolor.

En “Biutiful” (2010), protagonizada por Javier Bardem, el realizador exploró la melancolía y nostalgia del ser humano a través de la historia de un hombre que lucha contra la muerte. La cinta recibió las nominaciones al Oscar como Mejor Película Extranjera y a Mejor Actor para Bardem.

Iñárritu se sacude la depresión y el dolor humano 4 años después para presentar “Birdman”, donde satiriza a un actor que vive bajo el recuerdo constante de su carrera cinematográfica de éxito pasada, y duda si haciendo teatro es que pueda reivindicar su vida profesional.

Te puede interesar