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Un ‘suicidio colectivo’

No fue el primer suicidio asistido que se llevó a cabo, tampoco el último. Pero la muerte de Brittany Maynard fue un hecho “colectivo”, en el que la joven que tenía 29 años y padecía cáncer terminal, hizo partícipe al mundo entero a través de las redes sociales.

Maynard decidió acabar con su vida con la suministración de medicamentos bajo el Acto de Muerte con Dignidad de Oregón, en Estados Unidos, y con el apoyo de Compassion & Choices, una organización no gubernamental y sin fines de lucro, cuyo objetivo es "ayudar a todos a tener la mejor muerte posible". 

"Moriré arriba en mi cuarto... con mi madre y mi esposo a mi lado"
Brittany MaynardJoven que optó por
el suicidio asistido
"Mi sueño es que todo enfermo terminal de Estados Unidos tenga acceso a la opción de morir con dignidad bajo sus propios términos"
Brittany MaynardJoven que optó por el suicidio asistidoi
http://youtu.be/3zTzV1TCs3w

No fue el primer suicidio asistido que se llevó a cabo, tampoco el último. Pero la muerte de Brittany Maynard fue un hecho “colectivo”, en el que la joven que tenía 29 años y padecía cáncer terminal, hizo partícipe al mundo entero a través de las redes sociales.

Maynard decidió acabar con su vida con la suministración de medicamentos bajo el Acto de Muerte con Dignidad de Oregón, en Estados Unidos, y con el apoyo de Compassion & Choices, una organización no gubernamental y sin fines de lucro, cuyo objetivo es “ayudar a todos a tener la mejor muerte posible”. 

Esta organización tiene más de 30 años “reduciendo el sufrimiento de las personas, dándoles un poco de control sobre sus últimos días”, de acuerdo a su descripción oficial.

Y es que la muerte de Maynard unió a millones de usuarios, después de que la fallecida joven publicara un emotivo video en YouTube, en el que explicaba las razones por las que había tomado la decisión de una muerte “digna”.

En un post en Facebook, Compassion & Choices estableció que, tal como ella había querido, Brittany murió “pacíficamente en su cama, rodeada de sus familiares cercanos y seres amados”.

Brittany contrajo matrimonio en septiembre del 2012 con Daniel Diaz y al poco tiempo le diagnosticaron un glioblastoma multiforme, que es cáncer cerebral agresivo. En abril de este año, los doctores le informaron que le restaban aproximadamente seis meses de vida.

Al no querer morir postrada en una cama de hospital, Maynard cumplió deseos en su Bucket List (entre ellos estaban visitar el Gran Cañón), y optó por el suicidio asistido.

A partir de que Brittany publicó el video, los internautas se convirtieron en “cómplices” de su decisión, lo que también generó debates en línea, protagonizados por personas de todo el mundo.

“La muerte ‘digna’ era la mejor opción para mi y mi familia (…) Tuvimos que mudarnos de California a Oregón, porque Oregón es uno de los cinco estados en donde la muerte digna está autorizada”, dijo la joven en una columna que escribió para CNN.

Después, publicó diversos videos en los que ella y su familia hablan sobre la difícil decisión que tomó en vida. Y en los que apoyaban con fuerza que se amplíen las leyes de suicidio asistido.

Para apoyar esta controversial causa, Brittany creó en vida el Fondo Brittany Maynard. 

Brittany dijo que nunca tuvo tendencias suicidas, pero recalcó “que deseaba morir bajo sus propias condiciones y se reservaba el derecho a retrasar o adelantar la fecha de su muerte”, según Huffpost Voces, de The Huffington Post.

La decisión pública de Brittany Maynard “convirtió al movimiento del derecho a morir ‘con dignidad’ en algo real e inmediato para una generación de personas muy jóvenes que han enfrentado su propia mortalidad. La juventud y candor de Maynard, sus planes simples pero conmovedores —morir en la casa de Oregón que comparte con su esposo— atrajeron a una audiencia mundial: su video en YouTube ha sido visto más de 10 millones de veces; su página Web para recaudar fondos fue visitada más de 4 millones de veces (…)”, señaló la publicación de Huffpost Voces.

Opiniones divididas

“Creo que los cuidados paliativos son una mejor opción para la mayoría de enfermos terminales que el suicidio asistido”, escribió en CNN el cardiólogo Sandeep Jauhar. 

Y agregó que “el hospital para enfermos terminales permite el cuidado con la implicación de la familia, muchas veces en la propia casa del paciente, y se centra en lidiar con el dolor y en permitir morir con algo de confort y dignidad”. 

Sean Crowley, portavoz de Compassion & Choices, aseveró que Maynard “sufría ataques cada vez más frecuentes y prolongados, severos dolores de cabeza y cuello, y síntomas similares a los de los derrames cerebrales. Cuando los síntomas se hicieron más fuertes, ella eligió acortar el proceso de muerte tomando una droga que había recibido hace un mes”.

La Iglesia Católica describe a la muerte asistida por médicos “una ‘perversión’ de la misericordia. La verdadera ‘compasión’ lleva a compartir el sufrimiento del otro (…)”, según dijo en alguna ocasión el Papa Juan Pablo II, quien sufrió de diversas dolencias hasta el final de sus días.

Por otro lado, hay personas que no recurren al suicidio asistido y, para tener su muerte “digna”, optan por Dejar de Comer y Tomar Agua Voluntariamente (VSED, por sus siglas en inglés). Esta práctica es común entre las personas que padecen enfermedades terminales e inclusive entre las personas con Alzheimer avanzado.

Defensora de ‘la muerte’

Brittany Maynard nació en California, en 1984, y se graduó de la Universidad de California en Berkeley como docente. Viajó por todo el mundo y trabajó en orfanatos y escuelas de lugares como Costa Rica y Nepal.

Fue una fiel defensora de los animales y en septiembre del 2012 se casó con Daniel Diaz. 

En el 2014 le diagnosticaron un tumor cerebral, fue operada pero el cáncer avanzó de manera agresiva, y en abril le dijeron que le quedaban pocos meses de vida, con un pronóstico de dolor y sufrimiento fuertes.

Maynard decidió vivir de la mejor manera el tiempo que le quedó según el diagnóstico y se mudó a Oregón, uno de los cinco estados norteamericanos en los que el suicidio asistido es legal. 

La ‘capital’ del suicidio asistido

El suicidio asistido es legal en lugares como Suiza, Luxemburgo, Holanda, Bélgica y en Estados Unidos, en cinco estados. Entre ellos Oregón, en donde se han practicado 752 “auxilios al suicidio” desde 1997. De hecho, tan solo en el 2013, se practicaron 72 de los mismos.

Oregón fue el primer estado de ese país en legalizar la “muerte digna”, que consta de tomar medicamentos sin ayuda, prescritos por médicos. Los doctores no pueden administrar la droga, por lo que esto marca la diferencia entre el suicidio asistido y la eutanasia.

> Compassion & Choices 
Organización sin fines de lucro que promueve el suicidio asistido

> Defensora del suicidio asistido 
El video de The Brittany Maynard Fund

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