Un nuevo Van Gogh

El director del Museo Van Gogh describió como “una experiencia única en la vida” el descubrimiento de una pintura del impresionista. Se llama “Ocaso en Montmajour” y pasó años en el sótano de un coleccionista noruego antes de ser certificada.

La imagen representa un paisaje arbolado, el cual se identificó como un sitio cercano a Arles, en Francia, donde el pintor vivió durante un tiempo. En el lado izquierdo se aprecia una abadía llamada “Montmajour Hill”.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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El director del Museo Van Gogh describió como “una experiencia única en la vida” el descubrimiento de una pintura del impresionista. Se llama “Ocaso en Montmajour” y pasó años en el sótano de un coleccionista noruego antes de ser certificada.

La imagen representa un paisaje arbolado, el cual se identificó como un sitio cercano a Arles, en Francia, donde el pintor vivió durante un tiempo. En el lado izquierdo se aprecia una abadía llamada “Montmajour Hill”.

Es la primera obra terminada del holandés en ser descubierta desde 1928, y la fecha exacta de su creación se conoce gracias a que Vincent Van Gogh la describió a su hermano Theo en una carta, y mencionó que la había hecho el día anterior: el 4 de julio de 1888.

Después de ser vendida en 1901, la ubicación de la pieza fue un misterio, hasta que en 1970 reapareció en la colección del noruego Christian Nicolai Mustad.

De acuerdo a sus familiares, un embajador de Suecia dijo al propietario que la pintura era falsa o que su autor no era el que pensaba, así que Mustad la guardó en su sótano. 

En 1991, cien años después de su venta inicial, parientes del fallecido Murad contactaron al Museo Van Gogh para verificar su autenticidad. Y de nuevo se rechazó que fuera de la autoría de quien creara “La noche estrellada”, pues carecía de firma.

El museo declaró que “se encontraron las respuestas a las preguntas más importantes” y que esto es “destacable en una pintura que estuvo perdida por más de cien años”. 

Y agregó que fue gracias a nuevas técnicas de investigación y a dos años de indagaciones que se concluyó que la obra pertenecía al artista.

El estilo y los materiales fueron clave para la identificación, pero las cartas a Theo convencieron a los investigadores. 

La obra se exhibirá en ese museo a partir del 24 de septiembre.

La rifa de un Picasso

Una pintura hecha por Pablo Picasso, en 1914, será rifada a finales de este año como parte de una iniciativa para la conservación de Tiro, una ciudad al sur de Líbano que en 1984 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El objetivo de la recaudación de fondos es ayudar a la Asociación Internacional para Salvar Tiro (IAST), y la iniciativa fue idea de Péri Cochin, conductora de televisión y arquitecta libanesa que escapó a Francia al comienzo de la Guerra Civil, en 1975.

Su madre fundó la IAST en 1980 y la idea se le ocurrió cuando se dio cuenta de que sus benefactores estaban cansados de las cenas de gala que utilizaban para obtener fondos. Aprovechando su amistad con Oliver Picasso, nieto del artista, Cochin consiguió que la rifa fuera posible.

“L’homme au Gibus” tiene un valor de cerca de un millón de dólares, pero los boletos para tener la oportunidad de obtenerla cuestan solamente 100 euros. 

Con la venta de 50 mil papeletas virtuales disponibles, se obtendrán cinco millones de euros para dos proyectos: el primero de apoyo a la tradición artesana de la ciudad, y el segundo una red de e-learning sobre la civilización fenicia.

El sorteo será en Londres el 18 de diciembre, y se realizará bajo la supervisión de la casa de subastas Sotheby’s.

Gánate un Picasso
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