Un mal de la sociedad

Los hijos no deseados y consentidos del país, herederos de la corrupción y obsesionados con el exhibicionismo, personas que se han abierto paso en la cultura mexicana como una élite que presume de su poder para escalar en importancia, así son los llamados mirreyes.

Y así es como los describió Ricardo Raphael, periodista y académico, que presentó en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara su más reciente investigación “Mirreynato: la otra desigualdad”.

Jonathan Ávila Jonathan Ávila Publicado el
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"Así como el médico ve unas ronchas y dice 'ahí hay sarampión', yo vi a los mirreyes y dije 'ah, estos son el síntoma de algo más complicado'"
Ricardo RaphaelPeriodista
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Los hijos no deseados y consentidos del país, herederos de la corrupción y obsesionados con el exhibicionismo, personas que se han abierto paso en la cultura mexicana como una élite que presume de su poder para escalar en importancia, así son los llamados mirreyes.

Y así es como los describió Ricardo Raphael, periodista y académico, que presentó en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara su más reciente investigación “Mirreynato: la otra desigualdad”.

“Los mirreyes son los herederos que (Warren) Buffett no quiso tener, los muchachos que se sacaron la lotería y han logrado un liderazgo social sin justificación; personas que no tuvieron que hacer mayor esfuerzo y, sin embargo, son tratadas por la sociedad como hijos consentidos”, señala el libro.

Con una visión permeada en los temas periodísticos, Ricardo Raphael señala que su observación siempre era desde las victimas de la desigualdad pero era momento del observar desde arriba, en las elites: “metiendo la cámara dentro del penthouse”.

“Este libro es un reclamo, tanto a la academia como al periodismo, por la impunidad y la negligencia permitida a la hora de observarlos (…) me encontré dentro de ese penthouse algunos personajes, algunos los llaman tribu urbana o subcultura, los mirreyes, que francamente son aquellos juniors del siglo 20, pero versión 3.0, potenciados, al cuádruple, y te estoy hablando no del junior que nació con una fortuna hijo de papi, te estoy hablando de un individuo que le gusta ostentar, mostrarse en toda su riqueza, en toda su capacidad de compra, en toda su impunidad”, explicó el periodista.

Su modo ostentoso de vivir los ha llevado a ser reconocidos por sus excesos a la hora de hacer fiestas, con sexo en un edificio frente al Río Támesis, en Inglaterra, actos como arrojarse de un crucero en marcha, y amenazas de influencias frente a las autoridades.

Esos mismos actos han alarmado a nivel internacional, como señala el también investigador del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE) en su libro. Y al mismo tiempo alertaron al autor para indagar en la vida de estos personajes del poder.

“Así como el médico ve unas ronchas y dice ‘ahí hay sarampión’, yo vi a los mirreyes y dije ‘ah, estos son el síntoma de algo más complicado’, un régimen de valores que se merece el nombre de Mirreynato porque a los que más ha beneficiado ha sido a esos personajes, y es un régimen donde, digamos, se observa la ostentación, la impunidad, la corrupción, la discriminación, la desigualdad, el elevador social descompuesto y la educación que no sirve para mucho”, sentenció Ricardo Raphael.

En las épocas coloniales estaban los “hijos de Hidalgo”, en el Porfiriato nacieron los “cachorros de Porfirio”, y después los cachorros de la Revolución, todos nacido bajo una herencia de corrupción, impunidad y poder, élites que durante los últimos años han ido creciendo, por eso el autor señala que el fenómeno del mirrey no es nuevo sino que ha evolucionado conforme avanza la sociedad en desigualdades.

Al mismo tiempo las redes sociales se han convertido en un potenciador de su exhibicionismo, de su ostentación, porque lejos de sentirse atacados por las plataformas electrónicas, se sienten mejor al verse reflejados en su impunidad.

“Habrá quién piense que la exhibición en redes sociales de los comportamientos mirreynales son una suerte de sanción. Pero (…) esas mismas redes podrían estar potenciando el hambre de alarde y pompa entre los personajes aludidos”, describe el libro.

Tales muestras están en las imágenes de los hijos de destacados políticos mexicanos, con viajes al extranjero y mascotas en vuelos privados, como el caso de Paulina, la hija del senador y líder petrolero, Carlos Romero Deschamps.

“Las redes lo que han hecho es poner una suerte de anzuelo para extrapolar la necesidad de ostentar, entonces, las redes sociales no son, no han sido, un mecanismo para inhibir, es al revés, es un mecanismo para poner en la carrera a aquellos que pueden competir”, enfatizó el periodista y conductor de Canal Once.

Además de su presunción al interior del país, por la diferencia entre las clases que pretenden mostrar en sus fotografías de redes sociales, el autor apunto que los mirreyes también se han tomado la hazaña de querer competir con los hijos de los jeques árabes o de los indios recién enriquecidos.

De esa forma sentenció que, a diferencia de su competencia antes mencionada, los mirreyes son producto de herencias mal habidas y de la corrupción.

“Por eso ostentan tanto, porque quieren ganarse un lugar legitimo en la sociedad, que ellos saben que no tienen, es una corrupción ligada a la ostentación y van de la mano, y luego la desigualdad, y todo eso los convierte en bichos muy especiales, distinto al resto de los otros ricos, de otros países o ricos mexicanos del siglo 20”, mencionó Ricardo Raphael.

Y mientras que los grupos empresariales y hombres de poder señalan que son los pobres quienes provocan los problemas para el país, según menciona el periodista, se tomó la libertad de regresar las consignas de los últimos meses y agrega que son ellos quienes mantienen sumidos al país en la desigualdad.

“Esta élite chata, que no se educo, que no lee, que recibió lo que tiene por herencia y no por merito, esta elite política y económica que  no conoce la cultura del esfuerzo, es la responsable de lo que nos está pasando, que asuman que son ellos los que están conduciendo a México al barranco a donde vamos”, expresó.

El libro “Mirreynato: la otra desigualdad”, de editorial Planeta, surgió bajo la obsesión de un estudio entre las variables de la desigualdad y los fenómenos sociales en México, con una mirada periodística, y a la vez académica, que se conjunta para crear una investigación que, como instó el autor, debe ser estudiada a fondo por su lado, tanto por parte de los académicos, que se limitan al ser parte de una elite, como de medios que no quieren mostrar su propia realidad. 

La farsa de los ‘Nobles’

El autor señaló que, aunque conocía el fenómeno por mirarlo en las redes y medios, no fue sino hasta la aparición de la película de “Nosotros los Nobles”, dirigida por Gary Alazraki, que tomó conciencia de la relevancia con que debe verse al fenómeno de los mirreyes.

Pero a diferencia de lo que Adrián Zurita y Patricio Saiz, guionistas de la cinta mexicana, mostraron en la comedia, Ricardo Raphael declara que no se debe mirar al mirrey con condescendencia, porque las consecuencias que trae el fenómeno del mirrey es más grave de lo que socialmente se podría imaginar.

“Hay que decir que esa película es una mentira, es muy difícil que alguien que nació en el penthouse, de la noche a la mañana, se vaya a vivir al segundo piso. Es tan inverosímil como creer que la trabajadora del hogar si se enamora del hijo del patrón, va a tener una boda vestida de blanco y se va a volver riquísima, es decir, es tan falsa como las telenovelas de Televisa”, sentenció Ricardo Raphael.

De la misma forma agrega que la cultura de los mirreyes, aunque nociva, es víctima de su destino, víctima de sus padres, por lo inculcado desde el poder, y que le apena que los padres de estos personajes no hayan inculcado a sus hijos en la cultura del esfuerzo, creando personas frívolas, con afecto comprado y los cuales obtuvieron todo.

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