Un filme de acción musical

Damien Chazelle, con apenas 30 años, dirigió “Whiplash”, filme sobre un estudiante de jazz y su más que exigente profesor, que este domingo compite en la categoría de Mejor Película en los Premios Oscar.

El largometraje fue hecho con un presupuesto de 3.1 millones de dólares y en menos de 20 días. El año pasado obtuvo los galardones de la Audiencia y el Gran Jurado en Sundance, y cuenta con otras cuatro nominaciones de la Academia: Mejor Actor de Reparto, Guión Adaptado, Mezcla de Sonido y Edición. 

Cecilia Vázquez Cecilia Vázquez Publicado el
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Damien Chazelle, con apenas 30 años, dirigió “Whiplash”, filme sobre un estudiante de jazz y su más que exigente profesor, que este domingo compite en la categoría de Mejor Película en los Premios Oscar.

El largometraje fue hecho con un presupuesto de 3.1 millones de dólares y en menos de 20 días. El año pasado obtuvo los galardones de la Audiencia y el Gran Jurado en Sundance, y cuenta con otras cuatro nominaciones de la Academia: Mejor Actor de Reparto, Guión Adaptado, Mezcla de Sonido y Edición. 

Chazelle escribió el guión basándose en su tiempo en la banda de estudio de la Princeton High School. Su maestro entonces también fue inspiración para Terence Fletcher, interpretado por J. K. Simmons, aunque el escritor y director también agregó elementos del músico Buddy Rich y otros directores de banda.

Por su papel como el excéntrico profesor, Simmons obtuvo el Bafta a Mejor Actor de Reparto y fue nominado en la misma categoría en los Golden Globes.

El actor recibió indicaciones de Chazelle de convertir a su personaje en algo que no fuera humano sino un monstruo. El resultado final asustó incluso a los miembros de la banda, algunos de los cuales eran estudiantes y músicos reales, cuyas reacciones de terror fueron captadas en la cinta. 

Por su parte Miles Teller, el protagonista, seguía tocando sin parar para lucir realmente cansado en las tomas, además que el director no le decía cuándo detenerse. 

Teller tocó en preparatoria el sax y la batería en un grupo de iglesia, pero tuvo que aprender una nueva forma de sostener las baquetas y hasta sentarse en el banquillo. Según el editor Tom Cross, el joven actor tuvo que transformarse en un músico de clase mundial e hizo un 99 por ciento de las tomas en la batería.

Cross, nominado al Oscar por su trabajo de edición, también recibió el Bafta en la misma categoría. Dijo haber editado las secuencias musicales con música ya existente, al menos las escenas más importantes. 

Chazelle le había indicado a Cross que quería que la película se sintiera como una de acción, pero en lugar de persecuciones o tiroteos, que hubiera imágenes del personaje principal practicando o en escena. Deseaba que el filme se sintiera brutal y violento. 

“Quería que ‘Whiplash’ fuera un thriller de acción primero, y al final una película musical”, afirmó Cross, quien volverá a trabajar con el director en la comedia romántica “La La Land”, sobre los musicales de MGM en los años 50 y 60. 

Es como el jazz, no es para todos

En el filme se menciona una y otra vez la historia del virtuoso Charlie Parker y Jo Jones, uno de los pioneros de la batería clásica en el jazz y director de la Count Basie Orchestra del siglo pasado. Supuestamente Jones casi decapita a Parker con un platillo de la batería cuando este cometió un error ensayando, lo que empujó al músico a convertirse en el genio que el mundo reconoció un año después del incidente.

Otras versiones de la historia dicen que Jones meramente aventó el platillo a los pies de Parker para que éste se detuviera. Por lo que fuera, aparentemente el gesto funcionó.

Pero lo que resalta para muchos fans del jazz y detractores del filme no es nada más una leyenda mal interpretada que sirve los propósitos de la historia, sino que, como dice Forrest Wickman en la revista Slate, “’Whiplash’ distorsiona la historia del jazz y promueve una idea equívoca de lo que es ser un genio musical. (…) Existe suficiente evidencia que demuestra que no importa qué tanto se practique, 10 mil o 20 mil horas, nada garantiza el genio verdadero”.

Richard Brody también criticó la cinta en The New Yorker al decir que ésta “no hace honor al jazz ni al cine. La misma idea de la película sobre el jazz es una caricatura grotesca y ridícula. Buddy Rich es un genio técnico insensible y ruidoso, una personalidad de televisión, no una inspiración del jazz.

“(Charlie) Parker no se sentó en su cuarto solo a trabajar y hacer que sus dedos fueran más rápidos”, como el personaje de Andrew, continúa Brody, “(en cambio) tocó música, pensó en música, vivió la música. En ‘Whiplash’ los jóvenes músicos no tocan mucho. Andrew no está en una banda, no se junta con sus compañeros a tocar… No hay nada en el filme que indique que Andrew tiene algo de originalidad en su música”. 

Sin embargo, el reconocido baterista inglés Pete Cater dijo a Jazzwise magazine que la figura de Buddy siempre ha sido un blanco para la élite del jazz y que él no ve nada de malo en exponer a audiencias más jóvenes a un género musical tan celoso como puede ser el jazz. 

“Hay una élite ahí afuera que teme que el jazz se vuelva mainstream, popular”, opinó Cater, “gente en Facebook me ha escrito que han visto ‘Whiplash’ y luego se han comprado cuatro CD de Buddy Rich en Internet. Eso para mí es el resultado perfecto”.

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